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Niños con mucho carácter: 6 consejos para el autocontrol

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¡Qué importante es dominar el carácter! Tener un temperamento fuerte no es malo, pero saber autocontrolarlo desde pequeños es fundamental para que no se convierta en un problema social que pueda perjudicar al niño con sus iguales o con su familia. El carácter de un niño se puede modelar. Un niño con mal carácter necesita atención y cariño por parte de los padres para cambiar su conducta, pero por supuesto, no podemos dejar de lado la autoridad.

Si nuestro hijo/a, en un enfado de los suyos, nos llama con algún taco o nos llega incluso a pegar, no debemos dejarlo pasar. El niño tiene que saber que no puede faltar al respeto a sus padres, hay que demostrar autoridad, aunque haya gente delante. Si no es así, se está entonces preparando un adolescente descarado, maleducado, que cuando llegue al colegio les faltará al respeto a sus profesores y hará lo que le venga en gana.

¿Cómo actuar ante los enfados de los hijos?

El enfado es la consecuencia de que algo le pasa, es su forma de decirnos que algo le va mal. Dediquémosle tiempo para hablar con él y saber qué le ocurre, la cercanía de los padres es fundamental para fomentar la confianza entre nosotros y nuestro hijo, así el niño no tendrá miedo a abrirnos su corazón y contar qué le pasa.

Esto ayudará a resolver futuros problemas, ya que no se los guardará para sí. No escatimemos en muestras de cariño hacia él: digámosle lo mucho que le queremos y démosle besos y abrazos, aunque no en el momento de su mal comportamiento.

Hay que demostrar interés por sus actividades e invertir tiempo para hablar con él y reírnos en su compañía. Poniendo mucho cariño y buen humor, conseguiremos darle a nuestro hijo la serenidad que necesita y haremos de él una persona estable y optimista en el futuro.

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Temperamento y carácter son cosas distintas

Temperamento y carácter: cosas disintas

Ante un enfado del niño es mejor no reprenderle en el momento sino esperar a que se calme y, en privado, hablar con él sobre lo sucedido. Cuando nuestros hijos se enfurruñan, automáticamente se les cierran los circuitos cerebrales, sobre todo si son niños de temperamento fuerte.

Es bueno recordar que temperamento y carácter son distintos: el temperamento se hereda, el carácter se forma. No se trata de machacarle por su mala actitud, sino de reconducir ese valioso genio y educar su carácter hacia un automodelado para que sepa controlar sus sentimientos. El dominio de sí mismo es fundamental para gobernar sus impulsos en el futuro y saber tomar decisiones importantes de forma razonada.

6 consejos para ayudar a autocontrolarse a los niños 

1.  A la hora de reconducir el mal carácter del niño, tenemos que pararnos a pensar cómo somos nosotros, los padres, ya que mucho de lo que hacemos es lo que transmitimos.

2.  Ante un enfado de nuestro hijo, no podemos caer en conductas como generar culpa, pena, vergüenza, dar sermones, acusaciones, ridiculizaciones, encasillamientos, amenazas y castigos injustificados o desmesurados. Esta actitud por parte de los padres genera en el niño una pérdida de coraje y autoestima.

3.   No es aconsejable hacerle caso inmediatamente y ceder ante sus requerimientos. Tiene que aprender que el mal carácter le perjudica a él en primer lugar. Dialogaremos con él cuando se le pase el enfado.

4.  Si el niño ve que somos inamovibles ante sus enfados, empezará a buscar métodos alternativos, como sonrisas, pequeños méritos, mimos, etc. Si pide bien las cosas y se muestra educado, no dudemos en recompensar su actitud.

5.  A veces, en niños muy pequeños, su carácter irritable puede ser fruto de una enfermedad que pasa desapercibida. En estos casos, tendremos que poner atención a su reacción después de comer determinados alimentos o si no puede conciliar el sueño porque se encuentra mal.

6.  Si tu hijo se enfada con frecuencia, una manera de manifestarle que los enfados no llevan a ninguna parte es adoptado la postura de «figura de sal»: quedarnos quietos y no movernos mientras le pedimos «por favor, una sonrisa, que sino no me puedo mover». El niño se quedará bloqueado y ante nuestra insistencia, acabará cediendo.

Conchita Requero
Asesora: Maite Mijancos. Orientadora familiar.

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