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Guía para mantener limpia la nariz del bebé (y mejorar nuestra vida)

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¿Cuál Es La Mejor Forma De Realizar Un Lavado Nasal?
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Está acatarrado. Los mocos obstruyen su nariz. No puede respirar bien y eso provoca que no coma. Está irascible, no para de llorar y no duerme. Un buen lavado nasal despeja sus vías respiratorias, evita complicaciones pulmonares y devuelve la tranquilidad a nuestros hijos. Es fácil, pero hay que saber hacerlo.

Por ello la Asociación Española de Pediatría (AEP) ofrece una guía para que los padres aprendan a realizar esta labor de higiene de una forma indolora y eficaz.

¿En qué consiste un lavado nasal?

Al contrario que ocurre con los niños de mayor edad, los bebés no saben respirar por la boca, por lo que si se les tapona la nariz con mocos le es muy difícil tomar aire. Por ello hay que asegurarse que estas vías respiratorias queden libres. En este caso no se puede emplear un pañuelo porque el pequeño aún no sabe que debe espirar por las fosas nasales para deshacerse de esta mucosa. Para ello hay que recurrir a otros métodos con el fin de facilitar la respiración del menor.

Lo más usado son los succionadores que mediante presión eliminan la mucosa de la nariz. En el caso de que haya varios niños pequeños en casa con estas vías respiratorias taponadas, cada uno debe tener su propio dispositivo para evitar el contagio con patógenos. Además, es fundamental lavar bien todas las partes después de cada uso. no compartir sus gérmenes y que estos artículos se laven bien después de cada uso para evitar que elementos contaminadores se queden en ellos.

Otra opción es recurrir al suero fisiológico para limpiar la nariz. Este método es tan simple como asegurarse que este líquido llega a la fosa nasal para que los mocos salgan de ellas. Se recomienda que se compren en frascos pequeños para evitar la contaminación del suero después de varios usos.

¿Cada cuánto debe realizarse?

Dependiendo del método que se aplique, se aconsejará dejar un tiempo entre una limpieza u otra. En el caso de los aparatos de succión, el cambio de presión puede ocasionar sensaciones desagradables en el oído y resecar el tejido interno de la nariz. Así que lo mejor es limitar su uso una o dos veces al día.

Si empleamos suero nasal, la limpieza puede ser más frecuente puesto que no reseca y no se ejerce la misma presión sobre los conductos nasales del bebé.

Consejos para los lavados nasales

Estos son los consejos de la AEP para que los padres puedan hacer un lavado nasal de forma correcta:

–  Se recomienda hacer los lavados antes de dormir y previamente a las tomas en los bebés.

– Por lo general basta con una dosis de 1,5-2 ml en cada fosa nasal en niños pequeños y hasta 5 ml en niños mayores. Se recomienda que el suero esté a temperatura ambiente.

– Se puede tumbar al niño procurando girarle la cabeza hacia un lado e intentando que no se eche hacia atrás.

– Cuando el niño esté bien sujeto, es cuando hay que echarle el suero fisiológico por el orificio que queda arriba.

– Si el niño está boca arriba, se le puede sentar para ayudarle a expulsar las secreciones.

– Más tarde, en caso de repetir la maniobra para echar el suero en el otro orificio nasal, la cabeza se le debe girar hacia el lado contrario.

– En el caso de que la nariz está muy obstruida, se puede echar un poco de suero, masajear para reblandecer el moco y volver a echar más suero.

No hay que preocuparse si el niño se traga algún que otro moco ya que no todos son expulsados y por lo general algunos acaban en el estómago del niño.

Damián Montero

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