Se terminó lo bueno, toca enfundarse de nuevo el mono de trabajo y regresar a nuestro empleo. Vuelven los madrugones, los horarios que se saben cuándo empiezan pero no cuando terminan y sobre todo, regresa el estrés. Ese elemento que hace que perdamos la calma y terminemos derrumbándonos y entrando en un estado casi de depresión. Es en estos casos cuando podemos hablar de la aparición del síndrome postvacacional.
La aparición de la aparición de una serie de trastornos de naturaleza física y mental que afectan a la salud y limitan sus capacidades es lo que se considera como síndrome postvacacional. La Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Catalunya, AIFCC, estima que un 65% de los trabajadores sufrirá esta merma causada por el fin del tiempo libre. Sin embargo, ¿afecta a todos por igual? Según este mismo organismo no y son las mujeres quienes más lo padecen.
Más presiones familiares
Este síndrome que se suele manifestar a través de síntomas como cansancio generalizado, la fatiga, la falta de sueño, dolores musculares, falta de apetito e incluso taquicardias, suele ser más común en el caso de las trabajadoras según AIFCC. Los motivos están claros: la mujer por lo general tiene que sumar el estrés de la vuelta al puesto de empleo con muchas otras labores dentro de su hogar que terminan por hacerla un blanco perfecto de este problema.
Limpieza de la casa, compra de comida después de las vacaciones, puesta a punto de los niños para el colegio; estas son sólo algunas de las tareas que suelen caer sobre las mujeres después de las vacaciones, lo cual se suma al regreso al mundo laboral. Esto termina por provocar unos niveles excesivos de estés en las trabajadoras, por lo cual se hace necesaria un ayuda por parte de todos los miembros de la casa para que arrimando el hombro esta vuelta al trabajo no se les haga tan dura a las mujeres.
¿Cómo afrontar la vuelta al trabajo?
Como ya hemos dicho, la mejor forma de que la mujer no se convierta en el blanco perfecto del síndrome postvacacional es que todos en casa asuman parte de las tareas necesarias para el buen funcionamiento del hogar. Ahora bien, ¿cómo hacer para que la vuelta al puesto de empleo no termine provocando una excesiva carga de estrés? Ahí van unos cuantos consejos:
1. Superación personal. Proponerse nuevos retos ayuda a reinventarse y reduce la ansiedad de volver a la rutina. Especializarse en algún sector dentro de nuestro tabajo hará que aumenten la motivación tras las vacaciones.
2. Ejercicio. Practicar algún tipo de actividad física siempre ayuda a liberar endorfinas, responsables de hacernos sentir felices y relajados. Además, con la práctica deportiva el cuerpo se libera del estrés acumulado.
3. Siempre positivo. Siempre hay que ver la vuelta a la rutina con una mentalidad positiva y no como una carga, una nueva oportunidad para hacer realidad esos sueños pendientes.
4. Objetivos a corto plazo. Realizar una lista con las tareas o sueños por cumplir a corto o medio plazo y conseguir estas metas, favorece la sensación de bienestar con uno mismo.
5. Poco a poco. Cambiar un periodo de ocio total por la rutina laboral con tan solo un día de margen es un error común. Se recomienda, a quien pueda hacerlo, tomarse unos días antes hacerse a la idea dedicando algunas horas a desempeñar las obligaciones diarias para acostumbrarse poco a poco a la rutina diaria y coger el ritmo.
6. Dormir 8 horas diarias. Una norma que supone que todo el mundo conoce pero que conviene recordar ya que en las vacaciones se trasnocha más y se madruga menos. Una buena idea es evitar dormir la siesta y poner el despertador unos minutos antes de lo habitual para regular los ritmos de sueño y reducirá las prisas y el estrés.
7. Levantarse más temprano unos días antes de reincorporarse. Al igual que la medida anterior, madrugar ayuda a hacer más fácil la vuelta al día a día, ya que el cuerpo así se adapta de nuevo a los horarios habituales.
8. Retomar el contacto. Es normal que durante las vacaciones se pierda el contacto diario con amigos, familiares y compañeros de trabajo. Antes de volver al trabajo, se recomienda quedar con los que no se ha visto, ponerse al día y compartir las experiencias vividas es una buena forma de readaptarse a la rutina.
9. Menos cafeína. Té, café y demás bebidas estimulantes favorecen los síntomas de estrés y nerviosismo. Además, también un exceso de estos productos aumenta el riesgo de padecer insomnio, que incrementa la sensación de cansancio y agotamiento.
10. Tener paciencia. El síndrome postvacacional es pasajero. Los síntomas desaparecen en el momento en que se readapta a la rutina. Es cuestión de actitud y de tiempo. Si se alarga demasiado, lo recomendable es consultar a un especialista.
Damián Montero
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