Son muchas las cualidades y virtudes que los padres debemos potenciar en los hijos. Unas son más conocidas que otras, pero todas importantes y entre ellas destaca la resiliencia, un término nuevo para muchos, que se caracteriza por una actitud positiva que ayuda a superar dificultades y situaciones de estrés. Fomentar esta habilidad en los niños, desde que son pequeños, puede ser muy interesante de cara a su futuro.
¿Qué es y para qué sirve la resiliencia? Claves de la AEP
Tal y como expresa la Asociación Española de Pediatría, AEP, la resiliencia se refiere a aquella capacidad que tiene el ser humano para enfrentarse a las dificultades. Esta habilidad parece no tener límites. En definitiva, se trata de una actitud positiva que permite adaptarse y superar las situaciones difíciles que se van encontrando a lo largo de la vida. El término resiliencia procede de la Física y se refiere a la aptitud de un cuerpo para resistir a los choques, adaptarse al estrés y recuperarse de ambos.
La resiliencia puede servir para hacer frente a la adversidad, manteniendo una actitud positiva, con perseverancia, lo cual permite que la persona se adapte y afronte de un mejor modo situaciones de fuerte y prolongado estrés. En definitiva, esta cualidad permite hacer lo imposible por mantener una buena actitud en estos casos y salir fortalecido de la adversidad.
La resiliencia encuentra sus mejores bases en los siguientes puntos:
1. Conexiones afectivas quienes forman el círculo más cercano. Fomentar estos lazos hace crecer la autoestima.
2. Confianza las decisiones que se toman y en los actos que se hagan para alcanzar las metas.
3. Mantener la esperanza y seleccionar recuerdos positivos. Siempre se ha de intentar hacer las paces con el pasado.
4. Elegir motivos para vivir, claros, concretos y sencillos.
Cómo fomentar la resiliencia en los niños
La resiliencia puede ayudarnos mucho en nuestro día a día y es una cualidad que se puede trabajar para que las adversidades no terminen con nuestro ánimo y podamos salir fortalecidos. La AEP recomienda estas prácticas para favorecer el desarrollo de esta actitud en los niños:
1. Emplear la intuición para darse cuenta de lo falla o lo que hay que arreglar. Afrontar estos problemas con realismo y sin negar las malas noticias, aunque sin perder la esperanza de que solucionarán
2. Narrar, escribir y compartir los problemas con los más cercanos y emplear estos recuerdos para mejorar la capacidad para afrontarlos.
3. Pasar página y dar por terminada la adversidad. A veces lo mejor es dejar que pase el tiempo ante problemas que se tornan demasiado difíciles y que escapan a nuestra mano.
4. El humor por bandera, tratar de mantener la distancia con el miedo y la ansiedad.
Dificultades para desarrollar la resiliencia
Del mismo modo, al igual que hay aspectos que ayudan a mejorar la resiliencia, evitar otros también refuerzan esta capacidad para afrontar las dificultades. La AEP señala algunas de las cosas que dificultan el desarrollo de esta actitud:
1. El miedo tras el trauma, sea en forma de ansiedad o como estrés postraumático. Estos síntomas suelen desencadenarse ante el menor recuerdo de la situación que causó la adversidad. Tratar de aludir lo menos posible a dichos momentos ayudará a superarlos.
2. La indefensión aprendida, por la que se cree que todas ninguna conducta tiene consecuencias positivas. Hay que evitar pensar en que hagamos lo que hagamos el resultado siempre será malo y creer en nuestras capacidades.
Damián Montero
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