Cada vez estamos más concienciados de la importancia de usar un buen protector solar para paliar los daños que el sol causa en nuestra piel. Sin embargo, aún hay mucha confusión sobre los filtros solares que debemos usar. Los filtros solares deben ser nuestros aliados a la hora de protegernos frente a la radiación solar. Existen dos tipos: los filtros químicos y los físicos.
Para los bebés y las pieles sensibles es más aconsejable utilizar filtros solares físicos pero si tienes una piel bronceada y no tan sensible a la radiación solar es más aconsejable que utilices filtros solares químicos.
Las diferencias entre ambos no hacen que sean incompatibles. Podemos cambiar de tipo de filtro solar una vez que nos enteremos de cuál es el más adecuado para nuestra piel. Si quieres saber por qué un filtro es más adecuado que otro para tu piel, sigue leyendo.
¿Filtros químicos o físicos para los niños?
Los filtros solares se aplican sobre la piel con el objetivo de evitar los efectos nocivos de las radiaciones solares. Los especialistas aseguran que ambos filtros son igual de eficaces a la hora de proteger la piel frente a estas radiaciones, aunque existen ciertas diferencias entre ellos.
Los filtros químicos son estructuras orgánicas que, al recibir los rayos UVA y UVB, cambian de estructura. Su mecanismo de acción se basa en el hecho de que al entrar en contacto con la radiación del sol la absorben y la transforman en otro tipo de radiación inofensiva para la piel.
Estos filtros están constituidos por moléculas capaces de absorber los rayos UVA y UVB protegiendo las capas más profundas de la piel. Su composición sintética es poco densa por lo que es perfecto para pieles grasas. La desventaja es que al ser absorbido por la piel tiene posibilidades de crear intolerancias y alergias.
Por otro lado, los filtros físicos contienen micropartículas que actúan como pequeños espejos que reflejan la radiación solar impidiendo que la piel la absorba. Son más densos que los filtros químicos, dejan un rastro blanquecino.
Al realizar una pantalla sobre la piel, este tipo de filtros no se absorben, y es por ello que su uso suele estar recomendado para bebés. Las pieles alérgicas, reactivas o con dermatitis también deben protegerse con este tipo de filtros a la hora de exponerse ante los rayos solares.
Por lo tanto las personas con mayor riesgo bien sea por pieles sensibles, claras o propensas a quemaduras es aconsejable que utilicen los filtros físicos. Las pieles más morenas y no tan susceptibles a las radiaciones solares optarán por un protector químico.
5 consejos para cuidar nuestra piel en verano
1. Evita exponerte prolongadamente al sol entre las 11.30 y 15.00 h. Muy pocas personas siguen este consejo pero es una certeza que la piel no olvida la exposición solar a la que nos sometemos. Con los años podemos sufrir las consecuencias de estas exposiciones.
2. Vuelve a aplicar crema al menos cada hora. Es importante volver a aplicarnos crema después de haber sudado mucho o tras haber estado en el agua más de 40 minutos. La crema va poco a poco desapareciendo por lo que debemos tener cuidado.
3. Hidrata tu piel. Es fundamental beber mucha agua y utilizar una crema o loción que hidrate nuestra piel. En la cara podemos usar mascarillas para conseguir una piel limpia e hidratada.
4. Duerme. Tu piel también necesita descanso. Se recomienda dormir como mínimo 8 horas al día para estar descansada y que no nos pase factura, también en la piel. Evita estos signos de fatiga y la sequedad.
5. Vigila tu piel. Si ves algún cambio en tu piel (color, textura, lunares o manchas anormales) no dudes en consultar con tú médico de confianza. Si alguna alteración de la piel -estética o médica- es detectada a tiempo hay más probabilidades de que los tratamientos funcionen.
María Rojas Sanabrias
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