El modo como organizan los niños enérgicos sus actividades (ciertos detalles de horario, etc.) pueden también contribuir a llevar una vida más o menos tranquila. También puede ayudar el saber decir que no a la imaginación. Cuando el niño enérgico se encuentra haciendo algo que debe o que ha decidido hacer y le asalta un pensamiento creativo que le invita a cambiar de ocupación, debe procurar hacer un acto de voluntad y terminar lo que tiene entre manos.
Si aquello que se le había ocurrido lo olvida, quiere decir que tampoco era tan importante ni urgente, y si lo recuerda más adelante, busca de forma ordenada el momento y la manera de hacerlo con sentido.
La clave para vencer la tensión interior que tienen los niños enérgicos está en el abandono, entregarse a lo que se está haciendo, poniendo los cinco sentidos y sin pensar en otros asuntos. Además, esto ayudará a poner esmero en cuidar los detalles, sin precipitaciones, ni prisas, ni chapuzas.
Para los papás: cómo eliminar y controlar la tensión emocional
Formas de eliminar la tensión emocional cuando tenemos niños enérgicos:
1. Controlar la respiración. Antes de empezar cualquier actividad puede hacer tres inspiraciones profundas (sin ruido) soltando el aire lentamente. El niño debe notar que se le infla bien el vientre, que el aire llega al fondo, que ya no puede coger más aire y luego expulsarlo lentamente. Lo ideal es que el chico no pierda el hábito que adquirimos los humanos instintivamente al nacer: respirar con el abdomen (se observa en los bebés como respiran inflando la barriga). De esta forma, se adecua el ritmo cardiorrespiratorio a las características de la actividad que se pretende comenzar y se entra en un estado de relajación.
2. Adecuar el tono muscular. Si existe un estado de activación muscular (propia de la infancia y adolescencia), para intensificar el estado de sosiego requerido es conveniente que el estudiante sea consciente, por un instante, de su propio cuerpo y procure relajar los músculos que no necesita activos: piernas, abdomen, tensión de los hombros, y la cara. Para ello, debe realizar ejercicios de relajación soltando todos sus músculos.
3. Controlar el pensamiento. Consiste sencillamente en cortar con aquello que tiene en la cabeza y ponerse a pensar en lo que uno tiene que hacer en ese momento. Para esto, es muy útil una agenda, una hoja de programación o similar.
Para los niños: cómo controlar el impulso de la emoción
Los niños enérgicos no son hiperactivos, suelen estar movidos también por una tendencia emotiva-impulsiva. Una consigna que debe ser bien interpretada es «guerra al sentimiento».
Para los niños enérgicos es recomendable que se conozcan y eviten moverse por el corazón, tratando de ser más reflexivos. No es una campaña contra el sentimiento, sino contra el mal uso, contra el abuso del sentimiento. En nuestro caso, lo que proponemos es menos sentimentalismo y más objetividad.
El chico enérgico tiene que poner esfuerzo en saber los pro y los contra antes de hacer algo y una vez que se está haciendo, esforzarse en acabarlo. Es importante acostumbrase a no abandonar una tarea empezada sin una justificación más que razonada. Del sentimiento podemos hacer un gran aliado pero para ello debe ser controlado.
Consejos para relajarnos cuando tenemos niños movidos
1. Lo primero de todo, relájate tu (el padre y la madre) y piensa que tienes un hijo enérgico que no para. Por eso, no pierdas los nervios. Puedes ayudarle y él también debe ayudarte a ti. Tu hijo debe saber que momentos de relajación son buenos para él, para vosotros y para toda la familia.
2. Como todavía es pequeño, le debes ayudar a relajarse. El debe ser consciente de que no es un rollo. También es una actividad, más tranquila, pero una actividad. Recuerda que ellos siempre tienen que estar activos. Seguro que se deja aconsejar. Busca con él, el lado divertido de los ejercicios de respiración y de control de pensamiento.
3. Explícale que debe dominar su impulsividad. A nadie le gusta tener un hermano o compañero que no sabe dominar su mal carácter, sus lloros, o decir algo sin pensarlo dos veces. Pensar antes de decir las cosas, es otra actividad, reflexiva, sí, pero actividad. La reflexión de las cosas también es divertido.
4. Debéis buscar, tanto el padre como la madre, la manera más creativa y ordenada de emplear sus energías para que no las derroche. Hacer un plan con diferentes actividades, que hará una de tras de otra.
5. Al corregirle, no debéis usar palabras violentas, fuertes, o que de alguna manera le impongan temor, porque podrían incluso disipar las valiosas energías de que está dotado, con el consiguiente trastorno del carácter natural. Por eso, mucha comprensión. Necesita disciplina para formarse, pero debe ser discreta y constante, no monótona, ni brutalmente mantenida.
Para que su actividad improvisada y arrolladora sea eficaz y continua, necesita un orden. Para ello, podría ser bueno programar con él un plan o un pequeño horario: qué es lo que va a hacer en cada momento, por qué, que emplee todas sus energías en sus deberes, en el juego que está realizando y que no empiece otra cosa, hasta que no haya terminado la anterior. Además, puede emplear su enorme energía ayudando a los demás, ganando en la virtud de la generosidad: en las tareas de la casa, a arreglar cosas que se han roto, jugando o enseñando cosas nueva a su hermano etc.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Luis Manuel Martínez Domínguez. Orientador del Colegio Los Olmos
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