¿Cómo pueden aprender los niños el concepto del espacio-tiempo? ¿Qué necesitan para aprender a relacionarlos? Resulta curioso que los ejercicios de psicomotricidad, a pesar de ser muy importantes, no son los únicos que necesitamos para que puedan aprenderlo correctamente. La lectura y la escritura, y el lenguaje también juegan un papel fundamental.
A partir de los dos años, la estimulación visual, auditiva y motora de los niños es tan beneficiosa que resulta ya imprescindible en su educación. Todas intervienen en la correcta percepción del espacio-tiempo y, desde que son muy pequeños, los niños pueden ser estimulados mediante la escucha, el lenguaje y el espacio.
Estimulación para el aprendizaje espacio-tiempo
1. Escuchar. La tarea de la escucha consistirá en convertir una información lingüística en una información espacial. Los niños puedene representar ya sea en dibujos, en acciones con los objetos o en acciones con personas lo que han escuchado bien en una frase o en un relato.
Ahora bien, sin una adecuada adquisición de los conocimientos visuales y auditivos (perceptuales) y la práctica de los ejercicios motrices (la vivencia de las relaciones espaciales en sí mismo y en los objetos), es casi imposible que el niño adquiera el conocimiento lingüístico de estas acciones.
2. Lectura y escritura. La lectura y la escritura tienen mucho que ver con el espacio y con el tiempo. Una palabra puede cambiar de significado cambiando el orden o la dirección de las letras. Podemos aprovechar cualquier actividad para enseñar a los niños a trabajar siempre de izquierda a derecha y de arriba abajo.
Por ejemplo, al leerle un cuento podemos ir señalando las palabras que leemos; en una pizarra podemos escribir modelos de palabras o números delante del niño para que pueda imitar la direccionalidad; a través de la música podemos desarrollar el ritmo y el orden: marchar, parar, dar vueltas, palmadas etc… de acuerdo a las ordenes que le demos. Jugar a ordenar, clasificar y a realizar series, (con objetos, dibujos, personas, etc.) serán otras actividades fundamentales.
3. Aprovechar los juguetes. Los juguetes son herramientas importantes para el aprendizaje infantil.
– Las pelotas, (de mil tamaños, materiales y texturas), las construcciones, los puzzles y el tangram son especialmente positivos.
– Los materiales de plástica benefician enormemente el desarrollo del dominio espacial en un plano, así que grandes pizarras o pliegos de papel, pintura de dedos, pinceles, ceras, arcilla, plastilina, colores, tijeras, punzones y demás herramientas son esenciales para la conquista del espacio… eso sin hablar de los beneficios para la creatividad.
– Los juegos que imitan la vida cotidiana como maletines médicos, cocinitas, tiendas, parking, casas de muñecas, mesas de carpintero, entre otros, y mesa y sillas a su medida, además de desarrollar la habilidad espacial y el control corporal, ayudan al aspecto de socialización.
– Los vehículos como triciclos, patinetes, bicicletas, patines, y demás redondearan la oferta. Podemos sumar, además, si se tiene espacio exterior, los columpios, cuerdas, toboganes, piscinas de pelotas, arenales, balancines, estructuras para trepar, etc. En caso de no tenerlo, se puede revisar la oferta que existe en los alrededores e ir variando el itinerario de visitas a parques y zonas de juego de tal forma que el niño tenga acceso a una gran variedad de elementos que ayuden a su desarrollo espacial.
Cuando los niiños tienen miedo al movimiento
«A mi hijo le da miedo cualquier actividad que implique movimiento.» Ante todo hay que descartar posibles dificultades sensoriales. Es difícil que el niño corra con seguridad cuando no ve bien o no oye con claridad. Ahora bien, si hemos eliminado estas posibilidades, muy probablemente la causa de su pasividad estará el escaso número de oportunidades que se le ha dado a su cerebro para conocer, procesar y resolver las situaciones de movimiento.
Se le puede ayudar con un programa de ejercicios de equilibrio:
– Primero, moviéndolo los padres de diferentes maneras y en todas las direcciones.
– Más tarde, con una implicación más activa del niño: la barra de equilibrio y otros ejercicios que hemos planteado, la práctica de deportes…
«De mis hijos, los chicos son los más hábiles.» Muchos padres aseguran lo mismo. Es un hecho que muchas veces a las niñas las tratamos de forma diferente que a los niños desde el momento de nacer. En diferentes estudios se llega a la conclusión de que ellos son estimulados con más frecuencia, intensidad y duración a través del movimiento.
También sabemos que el cerebro femenino tiene más desarrolladas las zonas de expresión. Basta observar a un grupo de niñas jugando para descubrir que dedican gran parte del tiempo a hablar y a realizar cosas con las manos, que son dos de sus mayores habilidades.
Teisa Dalmau Xiqués
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