El autismo es un trastorno que altera la dificultad de comunicación de las personas. Esta afección ya de por si bastante grave en los adultos se hace mucho más complicada en los más pequeños de la casa. Un hijo con autismo presenta un gran reto ya que a la escasa capacidad comunicativa de un niño con poca edad, se le une esta dificultad en su capacidad de interacción a través del lenguaje verbal o no verbal.
En los últimos años se ha demostrado cómo la terapia con animales se ha convertido en un método eficiente para paliar los síntomas del autismo. Equitación o terapia con perros son algunos de los tratamientos recomendados. De la premisa de la terapia con animales nace la idea del robot PARO, que se denominará Nukka en España, y que pretende ayudar en el tratamiento del autismo. Pero, ¿qué es exactamente Nukka? La respuesta es sencilla, se trata de una simpática foca robótica.
Las funciones de Nukka, la foca robótica para niños con autismo
La foca Nukka se ofrece como una ayuda en los tratamientos de los niños con autismo y ya está presente en varios centros de atención en Dinamarca con la única misión de dar afecto y cariño a los niños autistas. De hecho aproximadamente el 80% de los municipios daneses ya han adquirido uno de estos robots para ayudar en el tratamiento de este trastorno.
A simple vista, Nukka parece un simple peluche con movilidad. Sin embargo, la tecnología del robot PARO le permite interactuar con los seres humanos e incluso mostrar sus sentimientos.
La Agencia Estadounidense del Medicamento ha reconocido los beneficios de Nukka en el tratamiento de personas con ansiedad, depresión y trastornos de comunicación como el autismo. Shibata también expone que su forma de foca hace que su aceptación sea más fácil ya que mientras hay gente a la que le gusta más los perros o los gatos, es más difícil que alguien rehúse de la compañía de este animal marino.
Su precio puede parecer algo excesivo ya que adquirir un ejemplar de Nukka cuesta 6000 euros. Sin embargo, este animal robótico no precisa los mismos cuidados que uno normal, por lo que puede resultar finalmente amortizado y su presencia en centros de terapia es más llevadera al no presentar las necesidades fisiológicas que un animal real.
Convivir con un niño con autismo
Terapias como las que ofrece el robot Nukka hacen que la convivencia con un niño con autismo sea más llevadera. Los pequeños que presentan este trastorno pueden verse también beneficiados por una temprana detección. Iniciar un tratamiento a tiempo puede significar una ayuda considerable para las personas que padecen este trastorno de la comunicación.
Por ello hay que estar atento a los primeros síntomas de los niños con autismo para poder acudir a un profesional que determine si efectivamente existe este trastorno y si es así, iniciar un tratamiento. Entre los síntomas prematuros del autismo se pueden destacar los siguientes:
– No balbucea ninguna palabra al año de edad.
– No señala ningún objeto hasta los 12 meses.
– No responde a su nombre.
– No pronuncia palabras hasta los 16 meses, o frases de dos o más palabras hasta aproximadamente los dos años.
– No establece un contacto visual correcto.
– Excesivo orden en sus juguetes u otros objetos.
– No sonríe ni muestra receptividad social.
– Llanto inusual.
Una vez detectados estos síntomas se recomienda acudir a un psicólogo para que determine si efectivamente existe autismo infantil y también poder descartar otras patologías como la esquizofrenia.
Consejos para el tratamiento de niños con autismo
Si se confirma el diagnóstico de autismo en niños, es imperativo iniciar el tratamiento de esta afección. En concreto los siguientes métodos son muy recomendados:
1.- Terapia conductual: se trata de incentivar los comportamientos deseables y limitar los indeseables a través de la psicología conductista. Padres y tutores también deben asistir a estas terapias para saber cómo poder actuar en casa.
2.- Programa de educación especial: este tratamiento busca fomentar el desarrollo del lenguaje comunicativo y la interacción con otras personas. Es importante que los centros a los que acuda el menor tenga el material adecuado y personal cualificado para ayudar al niño a desarrollar el lenguaje y facilitar su integración social.
Estos tratamientos no aseguran que en la edad adulta el niño pueda valerse por si mismo e incluso puedan llegar a necesitar una ayuda. Sin embargo, la investigación en Medicina y el desarrollo de las nuevas tecnologías hacen que las previsiones del futuro sean mejores. Un ejemplo de ello es Nukka, el robot que está ayudando a que las personas con autismo aprendan a mostrar lo que realmente sientan.
Damián Montero
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