Hoy en día parece que todo el mundo tiene el método definitivo de criar a los hijos. Unos aseguran que con mano de hierro se consigue que los niños aprendan cualquier cosa. Otros, que los premios y las recompensas son la única estrategia que consigue enseñar de verdad. Pero, ¿cuántos de todos los consejos que has recibido sobre paternidad están respaldados por estudios? Aquí te presentamos cuatro que nunca fallan.
Pregúntales a tus hijos: ¿qué haría Batman?
Por muy sorprendente que nos pueda parecer, científicos de la universidad de Cornell han descubierto que plantearles a los niños la pregunta de qué harían sus superhéroes favoritos en su lugar ayudará a que se porten mejor. Todos nos tenemos personas que son nuestro modelo a seguir y los niños también. Desde la reina Elsa, de Frozen a Harry Potter o Spiderman, los niños admiran a sus personajes favoritos y quieren ser como ellos.
Un estudio de la universidad de Cornell planteó a niños de entre 6 y 12 años la siguiente pregunta: ¿qué comería Batman? Al principio del experimento dieron a los niños a elegir entre patatas fritas y trozos de manzana y solo el 9 por ciento de los niños eligió manzana. Después de preguntarles qué comería Batman (u otros personajes que los niños admiraban), ¡el 50% de los niños eligió los trozos de manzana! Y el porcentaje de niños que eligieron esta opción más saludable entre los que habían contestado que Batman comería manzana fue todavía mayor.
Así que ya sabes, preguntarles qué harían la princesa Sofía o la patrulla canina puede ayudarte a conseguir que hagan lo que deben sin amenazas ni premios. Solo tienes que prestar atención cuando vean su serie favorita o lean su cuento preferido para ver qué personaje querrían ser y tendrás al mejor aliado en la eterna batalla de educar.
Haz más hincapié en los valores y menos en las reglas
«La habitación es para la libre expresión, no para causar buena impresión». Esta famosa frase de la película Míos, tuyos, nuestros causó reacciones opuestas entre padres e hijos. Los últimos no podían estar más de acuerdo mientras que a los primeros se les fruncía el ceño y maldecían a los guionistas. Ni largas listas de normas imposibles de recordar, ni esa «libertad creativa» que hace imposible la convivencia. Siempre el término medio es la clave.
Según recientes estudios, modelos educacionales que se centran en enseñar valores son más eficaces que los que imponen muchas reglas. Por supuesto, hay límites indispensables que todos los niños tienen que aprender pero lo más importante es que interioricen los valores de sus padres y que distingan entre el bien y el mal. Así, serán ellos mismos los que se impongan las normas a medida que se vaya formando su código ético.
Evita frases como «Tienes que hacerlo porque lo digo yo» e intenta explicarles por qué algo no está bien o por qué es bueno que lleven a cabo una determinada tarea. Poco a poco empezarán a elegir ellos mismos lo que consideran que está bien y evitarán lo que crean que es malo. De esta forma, cuando llegue la adolescencia no se pasarán el día buscando lagunas en las normas que les habéis impuesto y podréis fiaros de su criterio a la hora de tomar decisiones.
Premia su carácter, no sus acciones
Según un estudio realizado por el psicólogo estadounidense Christopher Bryan, es tres veces más probable que los niños recojan su habitación si les pides que sean niños que ayudan en vez de pedirles que ayuden. Lo sé, la diferencia parece mínima, pero según el estudio premiarles con frases como «Qué bueno eres» en vez de decirles «Lo que has hecho está muy bien» les ayuda a interiorizar el comportamiento como parte de su identidad.
De esta forma, los niños, cuando se enfrentan a decisiones como ayudar en casa o hacer sus deberes, elegirán la opción correcta porque han aprendido que ellos son así, que hacer el bien es parte de lo que son. Y esto funciona también de forma negativa. En vez de «No hagas trampas» prueba con «No seas un tramposo» y verás que pronto rechazarán las mentiras porque no quieren ser unos mentirosos o insultar a su hermano para no ser un matón.
Explícales cómo su mal comportamiento afecta a otros
Varios estudios han demostrado que es tres veces más probable personas que forman parte de misiones de rescate o que ponen su vida al servicio de los demás tuvieran padres que se centraban menos en castigos y más en explicar cómo portarse mal puede afectar a los demás. Otros estudios han probado el mismo efecto positivo que esta forma de educar tiene en la vida de los hijos con personas que cometieron un crimen y personas que llegaron a ser miembros importantes de la sociedad.
Explicarles el efecto que su comportamiento tiene en los demás les enseña empatía y a sentirse culpables cuando se portan mal, y muchos estudios han demostrado que la culpa funciona. Las personas capaces de sentirse culpables eran mejores líderes y mejores amigos. La empatía les hace querer reparar el daño causado y la culpa tiene el efecto de evitar volver a portarse mal.
A la hora de educar a tus hijos, no necesitas memorizar miles de consejos distintos. Tus hijos nacen con la chispa del bien y tú solo tienes que avivarla. Pero no dudes en dejarte ayudar por Batman o Harry Potter.
Marga Wesolowsky
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