Recientemente escuchamos cada vez con más frecuencia la denominación personas tóxicas para referirnos a los que generan malestar y conflictos, resultando nocivos para nuestra salud y equilibrio psíquico. Está claro que es muy importante alejarnos de aquellas personas que pueden ser nocivas para nosotros, pero ¿qué pasa si la persona tóxica es uno mismo?
¿Cómo podemos saber si estamos siendo nocivos para los demás? Y sobre todo ¿cómo podemos evitar convertirnos en personas tóxicas o dejar de serlo?
Las personas tóxicas por dentro: ¿cómo son?
Las personas tóxicas son personas que siempre generan malestar y que de algún modo son capaces de enganchar a los demás en sus peligrosas redes. Pero ¿cómo es una persona tóxica por dentro? ¿La persona tóxica es consciente de que lo es?
A menudo hemos escuchado o leído, las características de las personas tóxicas, aquellas características observables en su conducta, pero poco sabemos de aquellas características que no vemos o padecemos directamente. Así son las personas tóxicas:
1. Son personas con un gran malestar interior que a menudo son nocivas para ellos mismos.
2. Son personas que no están a gusto consigo mismos, con la vida que llevan y que llenan su vida con las vivencias ajenas por no enfrentarse a eso que les causa malestar.
3. Son personas que necesitan a los demás, su afecto y aprobación, pero que han desarrollado un patrón afectivo y relacional disfuncional y negativo. Es decir necesitan a los demás, pero la forma que tienen de relacionarse no es adecuada.
¿Cómo podemos saber si somos una persona tóxica?
No es fácil saber si uno es una persona tóxica. A modo de ayuda podemos señalar algunos indicadores que nos van a permitir saber si somos una persona tóxica. En cualquier caso, son una orientación:
– Con mucha frecuencia sientes envidia de los logros de los demás, crees que no se lo merecen y sientes un gran impulso por desprestigiar y criticar.
– Te cuesta mucho evitar hablar más de los demás, a menudo críticas y juzgas a los demás incluidos amigos y familiares.
– Sientes que los demás tienen mucha suerte y que tú eres desafortunado o desafortunada.
– Cuando algo no te gusta, te enfadas hasta que consigues que los demás hagan lo que quieres.
– Sabes que los demás evitan decirte cosas que te desagradan, incluso hacer cosas por evitar tus enfados.
– Si los demás no hacen el plan que a ti te gusta te enfadas mucho.
– Si alguien te molesta o te hace daño, crees que debe sentirse culpable por ello y procuras que así sea.
– A veces manipulas a la gente para lograr tus fines, al fin y al cabo si no lo haces tú, lo harán ellos.
– Disfrutas o al menos te alegras cuando a otro le va mal o tiene algún contratiempo.
– Te gusta tenerlo todo controlado, saber lo que hacen, dicen e incluso piensan tus amistades y personas cercanas.
Cómo podemos evitar ser una persona tóxica o dejar de serlo
Si crees que eres una persona tóxica o has podido serlo, es muy importante que trates de cambiar tu manera de relacionarte ya que harás daño a los demás y también a ti mismo/a y con el tiempo es normal que la gente se aleje de ti.
– Sé sincero contigo mismo y analiza si tienes comportamientos, actitudes y pensamientos tóxicos. Recuerda que son comportamientos, actitudes y pensamientos, cuando nos referimos a una persona tóxica realmente no es la persona sino estás manifestaciones.
– Analiza tu interior en busca del verdadero origen de dichas conductas, actitudes y pensamientos. Es muy importante que seas sincero contigo mismo, ya que en la mayoría de las ocasiones son un mecanismo para protegernos de lo que no nos gusta de nosotros mismos.
– Desarrolla tu autoestima y aprende a aceptarte.
– Ten en cuenta que tú eres el único responsable de tu vida y que solo eres responsable de tu vida, no de la de los demás.
– Analiza cuándo y cómo llevas a cabo conductas, pensamientos y actitudes tóxicas, de este modo podrás conocer el patrón y modificarlo poco a poco.
– Aprende a aceptar a los demás y respetarlos. Siempre antes de decir o actuar, piensa desde el punto de vista del otro, ponte en su lugar.
– Busca cosas buenas en ti y en los demás. Cada vez que tengas un pensamiento tóxico, cámbialo por un pensamiento positivo sobre ti o la otra persona.
– Es un proceso complicado que lleva su tiempo, así que tómalo con calma y, en ocasiones puede ser necesario la ayuda de un especialista.
Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.
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