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5 trucos para que tus hijos prueben platos nuevos

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La hora de la comida o de lacena puede llegar a ser la más desesperante del día. Hay niños con un gran apetito y otros a los que les cuesta mucho acabarse el plato, pero casi todos se resisten a probar nuevos platos (sobre todo cuando son verdes). Para no verse obligados a prolongar las comidas eternamente o mandar al niño a la cama sin cenar, muchos padres acaban por resignarse a que los macarrones con tomate y el filete empanado se conviertan en el menú oficial de su hijo.

Pero, aunque suene increíble, hay niños que se comen con ganas la coliflor y las acelgas, y tu hijo puede ser uno de ellos, solo hay que despertarle su curiosidad por probar alimentos nuevos, así podrás educar su sentido del gusto y aprenderá a comer.

Los niños y su relación con los nuevos alimentos

Ya sea por el color, el olor o la textura, hay platos con los que tu hijo ha decidido no tener relación alguna. Si está acostumbrado a comer los mismos siete platos de siempre, el día que decidas preparar algo nuevo (que la monotonía siempre aburre) lo más probable es que se cierre en banda y decida que si alguien va a comerse esas coles de Bruselas, serás tú. En el colegio, puede que se quede el último hasta que la profesora decida rendirse y perdonarle esa comida que, aunque ni la ha probado, está convencido que no le gusta.

No te desesperes ni tires la toalla porque llegará el día en el que tu hijo te pida que cocines algo distinto, y después se lo comerá con gusto. Para evitar esas situaciones en el colegio (o en casa de unos amigos), puedes ayudarle a que aprenda a probar nuevos sabores y comidas nuevas, tengan la «pinta» que tengan.

5 estrategias para ayudar a los niños a probar platos nuevos

5 trucos para que tus hijos prueben platos nuevos

1.   Deja las fuentes en el centro de la mesa en vez de ponerle la comida en el plato

De esta forma, tu hijo no se ve forzado a tomar la importante decisión de si comerlo o no al principio de la comida. Además puede mirarla y olerla sin sentir la presión de comérsela. A medida que avance la cena y vea a sus padres disfrutando de ese nuevo plato, podrá ceder a la curiosidad y servirse un poco (o pedir que le sirvan si es más pequeño), y probarla sin los prejuicios que inevitablemente habría creado al haberse enfrentado desde un primer momento a la obligación implícita de comérsela que supone tenerla en su plato.

2.   No esperes mucho y prepárate para que dé pasos… hacia atrás

Cuando se vea preparado para probar el plato nuevo, lo normal es que se sirva la cantidad más pequeña que te puedas imaginar. Irónicamente, este un gran paso para él, pero no es garantía de que le vaya a gustar esta comida. Esta «degustación» puede convencerle aún más de que el plato «no está rico» y que no va a entrar en el menú. Con el tiempo, su infantil memoria a largo plazo le hará caer en la trampa de nuevo y esta vez puede que los resultados sean distintos.

3.   No le regañes si no se lo acaba

Cuando se trata de una comida nueva, si los niños son conscientes de que tendrán que acabársela hasta el final, serán más reacios a probarla. Si, por el contrario, ven este plato como un complemento de su cena (como un aperitivo) y que acabárselo es opcional, se atreverán a probarla y puede que decidan acabársela de forma voluntaria. Hay que tener cuidado de no aplicar esta estrategia a sus comidas de forma general para que aprenda que «hay que comerse todo lo que hay en el plato para crecer mucho».

4.   Describe la comida sin «vendérsela»

Para que sepan a qué se enfrentan, enséñales cómo se llama este nuevo plato y explícales (brevemente) cómo lo has preparado. Pero intenta sonar neutral y no muy insistente, como si no te importara si lo prueba o no. Así podrás enseñar a comer a tu hijo. Los niños pequeños son mucho más listos de lo que puedan parecer, si ven que adornas demasiado la descripción del plato y que repites cosas como «está riquísimo» o «te va a encantar» deducirán que no debe saber tan bien si necesitas alabarlo mucho para que lo pruebe. Si le ruegas que se lo coma, no se lo comerá nunca.

5.   Utiliza un plato «de degustación» aparte

Por curioso o maniático que nos pueda parecer a los adultos, a muchos niños no les gusta que distintas comidas se toquen en su plato y pedirán que se los separen. Si encima se trata de una comida con un olor y aspecto distintos de lo que está acostumbrado, probablemente tu hijo no quiera ni que esté en el mismo plato que el resto de su comida. Ponle un bol o plato pequeño al lado del suyo y hazle saber que puede usarlo si quiere probar la comida nueva. Puede que se sirvan un poco en ese plato pequeño pero que no se decidan a probarlo, es un primer paso y ayudará a que se acostumbre al olor, color y textura de esta comida.

Como adultos, estamos acostumbrados a probar todo tipo de comida e incluso a veces vamos a restaurantes de comida étnica para probar sabores completamente distintos de los que estamos acostumbrados. Por eso, puede que no le veamos la lógica a estos trucos, pero la mente de un niño es otro mundo y, con paciencia y algo de suerte, te ayudarán a que prueben cosas nuevas e incluso a que descubran sus nuevos platos favoritos.

Marga Wesolowki

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