Categorías:

Los problemas de los niños: estrategias para ayudarles

Tabla de contenidos

Si les prestamos «ayuda innecesaria» interviniendo de manera directa para solucionar los problemas de los niños, es muy probable que sin pretenderlo hagamos de ellos niños con falta de autonomía personal, inseguros, dependientes en exceso de los adultos, poco creativos y, por tanto, vulnerables e incapaces de llegar a una completa madurez.

Todos los niños, como todas las personas, se topan con dificultades a lo largo de sus vidas. Sin intención de profundizar en problemas más serios de tipo patológico o psicológico, u otros sociales como el acoso escolar, vamos a abordar algunas situaciones cotidianas que son problemas de niños entre los 7 y los 12 años.

Vivencias problemáticas que son problemas de niños

1.  No termina de integrarse en clase. Le cuesta hacerse amigos por timidez u otras razones.

2.  Tiene un carácter demasiado impulsivo y con frecuencia se mete con los demás. Quiere ser siempre el primero/a.

3.  Tiene especiales dificultades en los estudios, bajos resultados académicos y evidente inmadurez. Es posible que pueda repetir.

4.  No estudia diariamente.

5.  Faltas de disciplina y mal comportamiento. Con alguna frecuencia, el profesor comenta a los padres esta actitud del niño.

6.  Se meten con él/ella por «empollón».

7.  Se meten con él/ella por tener alguna «rareza»: bajito, demasiado alto, gordito, pelo rizado, poco pelo, etc.

8.  Habitualmente, se deja en casa o clase material importante, como la gimnasia, los deberes, etc.

La reacción de los padres antes los problemas de los niños

¿Cómo reaccionáis vosotros? Antes de continuar leyendo, pararos a pensar cómo reaccionáis ante cualquier de estos problemas u otros similares que pueda sufrir vuestro hijo…

Ahora, después de haber analizado vuestras reacciones, podéis seguir leyendo el siguiente cuadro que os ofrecemos. Se trata de algunas formas de actuar de determinados padres ante los problemas vistos anteriormente:

1.  Le dicen a su hijo/a que más vale estar solo que mal acompañado y piden cambio de clase.

2.  No ven en este comportamiento excesivo problema, todo lo contrario, tiene madera de líder. Es un modo de defenderse de los demás.

3.  Sienten lástima de su hijo y se niegan a ponerle una medida especial de refuerzo, porque se traumatizaría al sentirse distinto/a. Se niegan a que repita. Su autoestima puede dañarse.

4.  No le exigen diariamente y le dejan quedarse en casa sin ir al colegio cuando al día siguiente tiene un examen.

5.  Tienden a excusar a su hijo. Piensan que «otros» son los culpables, o son exageraciones del profesor.

6.  Tienden a criticar a los otros y responden a su hijo: «Te tienen envidia». Además, le incitan a que también se defienda metiéndose con los otros.

7.  También tienden a culpabilizar a los otros, le hacen ser víctima y le llenan de otras compensaciones.

8.  Van al colegio a llevarle las cosas que se ha dejado o a recogerlas.

Niños demasiado arropados por sus padres

Lógicamente, nuestra mayor aspiración es que nuestros hijos sean felices y para ello deseamos evitarles sufrimientos «innecesarios», pero ahorrarles todo tipo de problemas interviniendo en sus vidas cada vez que surge una dificultad, es privarles de un aprendizaje necesario.

En este sentido, Boris Cyrulnik, el llamado «psiquiatra de la esperanza», sostiene que «los niños arropados, super protegidos, no superan las heridas de la vida (…), carecen de seguridad en la medida en que nunca han sido expuestos al dolor, a la tristeza, al sufrimiento. Es necesario que el niño conozca el miedo para que pueda superarlo, privarlo de él es una manera de convertirlo en vulnerable (…). Los niños protegidos viven en una prisión y son incapaces de afrontar las cosas por sí mismos. Sufren tanto daño como los abandonados. Nos desarrollamos en función de lo miedos y los sufrimientos, la felicidad no es escapar de ellos, sino afrontarlos y superarlos: igual que apreciamos el agua cuando tenemos sed, percibimos la felicidad cuando antes hemos experimentado la tristeza». En la misma línea, David Isaacs afirma que «parte de la madurez, consiste en saber asumir el dolor».

La actuación de los profesores antes los problemas de los niños

Y, ¿cómo puede ayudar el profesor? Lo que sí tenemos que hacer es comentar con el tutor los problemas de nuestros hijos, fundamentalmente cuando un asunto no se arregla. Amelia Gomá sugiere que, al igual que los padres, ayudando al alumno a conocerse a sí mismo, hablando mucho con él, poniéndole metas asequibles en plazos cortos de tiempo, sugiriéndole soluciones que él pueda poner en práctica y animarle a que piense otras, observando cómo responde y alentándole a volver a intentarlo si las cosas no salen como esperaba, reforzando lo positivo y felicitándole si consigue superar el problema.

En la misma línea, el profesor Carlos Blanco, recuerda que  la tendencia natural es proteger al débil. Esto, que es normal, también es contraproducente y suele empeorar las situaciones.  En su opinión, es importante ayudar al ofendido poniéndole en situación  de que valore la importancia real de los hechos y no aumentándola. «Los educadores debemos permanecer a la expectativa e intervenir de forma indirecta, sutil, moviendo hilos en la sombra, pero es bueno no actuar directamente mientras las cosas no adquieran un cariz peligroso. Debemos transmitirle nuestra comprensión y apoyo, pero debe ser él quien se enfrente a su preocupación», opina.

Consejos para pensar en los problemas de los niños

Si tu hijo tiene un problema:

–   No culpabilices siempre a los demás.

–   Piensa con tu hijo qué puede cambiar él.

–   Pregúntale qué soluciones ve él.

–   Infúndele optimismo para que ponga en práctica esa solución a la que ha llegado.

–   No tiendas a cortar de cuajo esas situaciones conflictivas.

–   Dale cariño, pero no haciéndole víctima.

–   Evita compensar ese sufrimiento con regalos.

–   Minimiza su problema animándole a que descubra sufrimientos y problemas en los demás.

Sus diferencias físicas le hacen diferente y, por lo tanto, es una oportunidad de aprendizaje para los demás. No todas las niñas tienen que ser delgadísimas. Eso no quiere decir que si es gordita, le animes a engordar más. Si su problema es que es bajito, busca con él sus cualidades: es inteligente, divertido y con un gran corazón.

Marisol Nuevo Espín
Asesoras: Amelia Gomá, Directora del Colegio Orvalle de Madrid.
Clara Sordo, Subdirectora de Primaria del Colegio Orvalle de Madrid.

Te puede interesar:

Problemas de niños: ¿cómo darles la vuelta?

Los niños prefieren madres que respeten su autonomìa

Cómo manejar el mal comportamiento infantil

7 ideas para ganarse la confianza de los hijos

Otros artículos interesantes