Llega el Carnaval y los disfraces irrumpen con fuerza en los juegos de los niños. Sin embargo, jugar con disfraces tiene tantos beneficios que los expertos de la Fundación Crecer Jugando recomiendan «incluir los disfraces en los juegos infantiles durante todo el año». La comprensión de las reglas sociales, la expresión de los sentimientos, el aprendizaje de la empatía… son sólo algunos de los aspectos educativos que los niños desarrollan convirtiéndose en su personaje favorito.
La importancia del disfraz en el juego simbólico
Estimular la imaginación con el disfraz que los niños llevan puesto es el objetivo de este juego de rol, gracias al cual los niños se convierten en sus personajes favoritos o en la persona o profesión que desean para cuando sean mayores.
Gracias a los disfraces, los niños pueden hacer de actores y meterse en el papel del personaje con la apariencia que desean. Interpretar diferentes roles, princesa, bombero, médico, superhéroe, policía… permite a los niños aprender de forma divertida, conocimientos y comportamientos esenciales para su vida adulta.
La imitación del comportamiento de su personaje es la clave del juego simbólico, uno de los que más beneficios reporta a los niños porque a través de estas situaciones imaginarias eadquieren diversas responsabilidades y roles, desarrollando su pensamiento abstracto, la socialización y la atención.
Disfraces para niños de todas las edades
¿Cuál es la edad ideal de los niños para jugar con disfraces? Expertos de la Fundación Crecer Jugando apuntan que «los niños pueden empezar a jugar con disfraces a partir de lso 3 años, momento en que desarrollan su sociabilidad y revelan sus sentimientos durante el juego. Sin embargo, a partir de los 6 años, disfrutan más del juego con disfraces porque es cuando son capaces de imaginar y crear nuevos mundos». Por tanto, desde los 6 a los 14 años se abre una amplia etapa de edad para jugar con disfraces.
La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) nos recuerda que no es necesario esperar a Carnaval para disfrazarnos y quiere recordarnos que el juego con disfraces cumple una importante labor pedagógica en los ámbitos social, afectivo-emocional, cognitivo y psicomotor.
El disfraz tiene un valor pedagógico
Gracias al disfraz, el niño puede desarrollar el pensamiento abstracto y estimular su imaginación. en muchos sentidos. Metidos en su personaje favorito, gracias al vestido y al maquillaje, los niños pueden imaginarse historias fantásticas , lo que contribuye a que su creatividad vaya un paso más allá, al tiempo que disfrutan con el juego.
El desarrollo de la coordinación psicomotriz de los niños también se ve beneficiada gracias a los disfraces, pues invitan a los niños a moverse por el espacio imitando el personaje que recrea su disfraz. Y si un disfraz individual ya de por sí consigue que se olviden de su timidez, imagínate lo que puede llegar a hacer uno en grupo. Esta última parte se desarrolla especialmente en el colegio, con las actividades que los profesores realizan en el aula con motivo del carnaval.
El Carnaval y los estrenos de cine disparan la demanda de disfraces
El Carnaval es la fiesta por excelencia de los disfraces, pero también hay otras como Halloween, la Navidad, las fiestas de los colegios o las fiestas locales, que a lo largo del año, animan a los niños a disfrazarse.
No obstante, el último fenómeno en cuanto a la demanda de disfraces originales viene marcado por los principales estrenos de cine. Tras ver muchas de estas películas, los niños desean convertirse en su personaje favorito y las marcas aprovechan para el lanzamiento de nuevos modelos.
Marisol Nuevo Espín
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