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Cómo conciliar lactancia materna y trabajo

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La lactancia materna es una etapa preciosa que puede presentar algunas dificultades. Son muchas las debilidades de la mamá durante la lactancia y las preocupaciones que pueda tener acrecientan el riesgo de la conocida depresión posparto. Lo más difícil de todo es quizá afrontar las dificultades de la lactancia cuando hay que retomar la rutina laboral. ¿Qué hay que tener en cuenta para conciliar el trabajo y la lactancia?

Debilidades de la madre lactante antes de volver al trabajo

Son muchas las debilidades que presentan las madres lactantes, tanto psicológicas como físicas (grietas, mastitis, dolores…), por eso Natalia Valverde Mendizábal, psicóloga perinatal y directora del centro de psicología y expertos en Maternidad Calma, sostiene que «la lactancia no es nada fácil». Asegura que muchas veces, por pensar que todos los mamíferos son lactantes, creemos que es algo sencillo y natural pero en la práctica esto queda lejos de la realidad. Valverde incide en la importancia de contar con una asesora de lactancia o matrona durante esta etapa para garantizar la tranquilidad de la que acaba de dar a luz.

Una de las debilidades principales pasa por la imposibilidad de la madre de dar el pecho a su bebé por circunstancias diversas. Si esta quiere hacerlo y no puede, tiende a sentirse mala madre o incluso culpable. Esta frustración, según Natalia Valverde, se ve acentuada por la presión que generalmente ejercen los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto porque se defiende la lactancia materna como algo esencial y se descuidan los asuntos por los que puede resultar necesario renunciar a ella.

Las preocupaciones típicas de la madre lactante que trabaja

Las preocupaciones de la madre lactante y trabajadora

Tanto si la mujer trabaja como si no lo hace durante la lactancia, existen una serie de preocupaciones típicas a las que hay que sumar las particularidades de cada caso porque es bien sabido que, así como cada embarazo se desarrolla de una determinada manera, también la fase de lactancia se da de una forma distinta en cada mujer. Natalia Valverde comenta que en las pacientes que ha atendido las preocupaciones más repetidas son:

–   Si el niño come suficiente o no porque con el pecho no se sabe la cantidad que succiona (cosa que con el biberón si se puede medir)

–   Si hay que ponerle el pecho cada vez que llora

–   Si hay que darle de comer a demanda

–   Las opiniones del entorno cuando creen que la madre no hace lo correcto

La lactancia es un periodo complicado al principio, por eso las matronas y asesoras de lactancia son quienes pueden validar las conductas de la madre haciéndolas salir adelante en lugar de poner en duda cada una de las cosas que hacen. Esto hará a la madre sentirse mucho mejor.

Es cierto que la lactancia es cien por cien recomendable pero eso no quita para que a veces haya circunstancias que imposibiliten a la madre dar el pecho al bebé. Está demostrado que la lactancia previene la depresión postparto porque se generan hormonas antidepresivas cuando esta se practica. Además favorece el vínculo que se forja entre la madre y el bebé. La lactancia es en palabras de Valverde un elemento «protector». Pero insiste en que «no todas las mujeres son iguales».

Lactancia y trabajo: dos perfiles de mujer

Natalia Valverde distingue claramente dos perfiles de mujer:

–   Por un lado está la mujer independiente que va al gimnasio, trabaja y adora quedar con sus amigas. Para esta quizá la vuelta al trabajo sea un alivio a la claustrofobia que sufre en casa cuidando exclusivamente de su hijo. Estas cosas son también propias de situaciones en las que el niño no deja de llorar, sufre cólicos y nada puede cambiar su llanto. Es frecuente que estas mujeres quieran volver al trabajo. «Pintarse los ojos, ponerse unos tacones y volver al trabajo las alivia», dice Valverde.

–   Por otro lado está ese otro perfil de mujer para la que despegarse de su hijo siendo tan chiquitito supone un dolor muy grande.

Es verdad que tanto en uno como en otro caso, una de las preocupaciones mayores es la de resolver con quién se queda el bebé y durante cuánto tiempo. Lo cierto es que como revela Natalia Valverde, no existe una opción perfecta. «Cada mujer y cada bebé son un mundo», comenta.

Durante la lactancia ¿mejor pedir la baja en el trabajo?

No existe una opción correcta y otra incorrecta pero sí una frecuente y otra menos habitual. En la medida en la que pueden, las madres suelen paralizar su carrera profesional tras haber dado a luz. Asimismo es normal que pidan más tarde una reducción de jornada. Pero, desde el punto de vista psicológico, y así debería concebirse para bien o para mal en el mundo laboral, cada mujer debe hacer lo que le apetezca, lo que más vaya con ella. Hay que facilitar esta opción, de manera que no encuentren trabas sociales que las empujen a optar por algo que no quieren hacer: sea esto trabajar o quedarse en casa.

Lo que sí es cierto es que, en materia de bajas maternales, en España, como opina no solo Valverde sino también otras muchas experimentadas y expertas, la mujer no está suficientemente protegida. Tiende a creer que no hace nada bien porque todo lo hace a medias y esto es algo que hay que evitar. En muchos casos, como señala Valverde, desgraciadamente este es el motivo por el que las mujeres retrasan su maternidad en busca de una vida laboral estable, lo que se traduce a largo plazo en problemas de fertilidad que empujan a muchas mujeres a consultas como las de Calma. Imaginar tener que sacarse la leche en el trabajo es también un punto que frena el reloj biológico de una mujer, que, tanto desde el punto de vista físico como desde el punto de vista psicológico, debería quedarse embarazada en torno a los 25-30 años. En cuanto a las tomas, hay que dejar claro que no son un problema. El bebé se adapta a lo que la madre le dé. Se pueden reducir a dos las tomas si hay que ir a trabajar y darle solo el pecho al niño por la mañana y por la noche. Natalia Valverde recuerda que no hay en este sentido ningún problema.

‘Maternity blues’ o depresión posparto: son cosas distintas

Tal vez una de las claves para determinar si la mujer se encuentra o no en condiciones de retomar su vida laboral sea definir si su tristeza es producto de un «maternity blues» también conocida como tristeza posparto o bien de una depresión posparto. Lo primero hace referencia a una alteración transitoria del estado de ánimo de la mujer tras el parto. La diferencia estriba en la prolongación de tal alteración en el tiempo. Si se extiende demasiado se trata de una depresión. En este caso se recomienda que la mujer se tome un tiempo de descanso. «Queremos ser súpermujeres y no renunciamos a nada pero a veces hay que saber parar», apunta Valverde contundente.

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