Poner en la nevera las primeras «obras de arte» de nuestro hijo es una de las muchas alegrías de ser padre: nos da igual que el dibujo esté mejor o peor hecho, nos hace ilusión que nuestro pequeño nos lo haya dedicado. Ahora bien, conforme va creciendo, los padres nos comenzamos a fijar más en el ‘producto terminado’ y comenzamos a exigir mayor calidad a nuestros vástagos, ¿hasta qué punto es bueno?
Con sólo ir a un museo vemos que muchos de los grandes artistas crean obras que no son precisamente similares a la realidad: son estilos artísticos que vienen tras un proceso creativo, y he aquí la parte más importante: el proceso creativo es más relevante para tu hijo de lo que podrías pensar, aunque el resultado final no sea tal y como se podría esperar.
Las actividades relacionadas con el arte pueden ayudar muchísimo a tus hijos, desde la estimulación de los sentidos a la construcción de la autoestima para resolver problemas , pasando por la mejora de las habilidades sociales. Así lo asegura al diario online The Huffington Post la jefa de la unidad de Escenario de la escuela primaria Manor, en Leed, Hilary Murtagh.
Las artes visuales para los niños
«La exploración de las artes visuales es una parte integral del aprendizaje de los niños pequeños y es esencial para fomentar el desarrollo integral de un niño», asegura esta experta que, en su centro, ha adoptado los principios basados en el aprendizaje a través de la experiencia, una corriente educativa que defiende que los niños deben tener un sinfín de maneras de expresarse.
Murtagh explica que ofrecer oportunidades «para explorar y refinar habilidades artísticas y fomentar la apreciación del arte y la estética» son la base de lo que se ofrece en su centro. «Una variedad de materiales y técnicas se introducen y se anima a los niños a tomar decisiones y elecciones sobre qué materiales van a utilizar y cómo van a representar sus ideas independientes», comenta la experta.
A su juicio, los niños «disfrutan de la naturaleza sensorial primero» y, después, van consiguiendo un control físico que posibilita que sientan «una enorme sensación de satisfacción y el empoderamiento». Murtagh argumenta que, a medida que los niños se desarrollan, «sus composiciones comienzan a incluir símbolos de acontecimientos reales, la gente y los sentimientos», algo que es «esencial» para el dominio de la escritura.
Arte para bebés
Otra experta en el tema mencionada por el diario online es Sarah Cresaall, fundadora de The Creation Station, una red de arte y artesanía con talleres para bebés y niños en edad preescolar. Esta organización ha creado una nueva forma de enseñanza basada precisamente en las actividades de arte para niños.
«Uno de los muchos beneficios de la técnica es que puede utilizarse para estimular los sentidos y despertar la curiosidad natural del niño», explica Cressall. «Permite a cada niño a crear su propio viaje de exploración de ideas y conceptos, como lo que ocurre cuando se mezclan los colores, combinan formas o comparan algo áspero y de algo suave». En esencia, el arte permite que los niños «descubran haciendo», algo que posibilita que los pequeños «descubren lo que no funciona y lo que funciona «.
En un mundo donde la educación está cada vez más dominada por los resultados de los exámenes y el rendimiento académico medido de forma cuantitativa, el arte parece que queda relegado. Sin embargo, se trata también de uno de los pocos ámbitos en los que los pequeños pueden explorar y pensar por sí mismos.
«Si tan sólo enseñamos nuestra información los niños, estamos fallándoles», defiende al respecto Cressall, que reivindica que los docentes deben «dotar a los niños de las habilidades para explorar ideas y tener la confianza para experimentar, resolver problemas y elaborar sus propias soluciones».
Habilidades para la vida diaria que transmite el arte
– Habilidades sociales. Los niños aprenden a compartir sus materiales y a colaborar en proyectos. Asimismo, se acostumbran a trabajar por turnos, negociar con los compañeros y, en esencia, trabajar en equipo.
– Desarrollo cognitivo. Desde las primeras exploraciones sensoriales (la sensación de un lápiz a través del papel, el olor de la pintura) y la toma de decisiones (qué van a dibujar, qué materiales usarán). En resumen: el arte enseña los niños a pensar por sí mismos.
– Autoexpresión. El arte es una forma valiosa de idioma. Un precursor de la comunicación escrita y verbal, que permite a los niños para contar historias, así como expresar lo que piensan y sienten de una forma gráfica.
– Desarrollo motor. Los pequeños movimientos de los dedos, las manos y las muñecas asociados con la utilización de un lápiz o un pincel o la manipulación de arcilla, por ejemplo, desarrollan las habilidades de motricidad fina de los niños pequeños. Asimismo, los grandes movimientos de los brazos (necesarios para la pintura en un caballete o papel en el suelo) hacen que se desarrollen grandes grupos musculares.
– Ingenio. Cuando se anima a los niños a experimentar y asumir riesgos por probar cosas nuevas durante el proceso creativo están desarrollando el sentido de la innovación, una habilidad valiosa en los negocios y en la vida.
Marisol Nuevo Espín
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