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Todo lo que necesitas saber sobre el colesterol en niños

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Estar sano es muy importante en adultos, pero más aún en los niños, a los que les queda tanto tiempo por delante. Mucho alertan los médicos y expertos sobre la necesidad de evitar la obesidad en niños siguiendo unos hábitos de vida saludables. Hoy respondemos a las posibles dudas de los padres sobre el colesterol en los niños.

El colesterol es «una sustancia grasa que forma parte de la mayoría de las membranas de las células y de diversas hormonas», explican los expertos de la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria (Aeped), que matizan que, por lo tanto, el colesterol es necesario para nuestro cuerpo.

Eso sí, es nuestro cuerpo el que fabrica todo el colesterol que necesita para mantenerse sano: «aproximadamente 1000 miligramos al día«, agregan los pediatras. En este punto, comentan que el colesterol también procede de los alimentos que comemos, lo que hace que nuestro cuerpo pueda producir más colesterol del que necesita, especialmente si se toman comidas con un alto contenido de grasa saturada, grasa trans y colesterol.

Ahora bien, ¿qué son esas grasas? Las saturadas «se encuentran fundamentalmente en las grasas animales, como la de la carne, el queso, la leche entera y la mantequilla, pero también en algunas grasas vegetales, como el aceite de palma y el de coco», explican los pediatras. Por su parte, las grasas trans se encuentran en la manteca vegetal, margarina, alimentos fritos, precocinados, galletas dulces y saldas, pasteles y repostería.

El colesterol en la infancia

Los pediatras aseguran que la mayor parte de las veces el colesterol alto (es decir, la hipercolesterolemia) es consecuencia de factores ambientales: «dieta con exceso de grasas saturadas y colesterol, inactividad, obesidad y tabaco (en el caso de los adolescentes». Esto significa que la dieta «es el principal factor de riesgo ambiental» y, por tanto, modificable de los niveles de colesterol.

Asimismo, estos expertos cuentan que hay un pequeño porcentaje de niños que tienen hipercolesterolemia secundaria: aquella que aparece como consecuencia de una enfermedad de base (diabetes, síndrome nefrótico, hipotiroidismo, obesidad) o una enfermedad hereditaria del colesterol: la hiperlipemia familiar, que se transmite a toda la descencencia.

Colesterol bueno y colesterol malo

Muchas veces oímos hablar del colesterol bueno y el malo. De hecho, al comienzo de este artículo hemos contado que el colesterol se forma en nuestro cuerpo y es necesario. Sobre ello, los pediatras aclaran que el colesterol se forma en el hígado y se desplaza por el organismo asociado a unas proteínas para poder llegar a las partes del cuerpo donde es necesario. Las uniones del colesterol con estas proteínas se denominan lipoproteínas.

«Las lipoproteínas de baja densidad o colesterol LDL son el llamado «colesterol malo», porque son las principales transportadoras de colesterol a través de los vasos sanguíneos, desde el hígado al resto del cuerpo», detallan los pediatras, que señalan que si hay mucho colesterol LDL en sangre «se puede acumular en las paredes de las arterias, formando placas espesas y duras que pueden obstruir las arterias y provocar una disminución de riego sanguíneo de ese órgano, que si es el corazón puede producir un infarto de miocardio y si es el cerebro, un accidente cerebrovascular o infarto cerebral (ictus)». En resumen: «si el colesterol LDL está alto, aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular».

Por otro lado se sitúan las lipoproteínas de alta densidad o colesterol HDL, el llamado «colesterol bueno». Estas lipoproteínas «transportan el colesterol desde las células hasta el hígado, donde se metaboliza y se elimina del cuerpo». Es decir: «tener el colesterol HDL alto protege el organismo», detallan, al tiempo que concluyen señalando que el colesterol total en sangre es la suma del colesterol transportado en las partículas de LDL, HDL y el contenido en otras lipoproteínas.

¿Es preocupante el colesterol alto en la infancia y la adolescencia?

Por supuesto: ya en la infancia puede iniciarse el colesterol alto, que es «uno de los principales factores que predisponen a desarrollar enfermedades cardiovasculares, como infarto de miocardio o accidentes cerebrovasculares, mediante la formación de placas de ateroma que van obstruyendo, a lo largo de los años, los vasos sanguíneos».

Al respecto, los pediatras comentan que, aunque es cierto que estas enfermedades asociadas al colesterol alto no se ven durante la infancia, «sí pueden aparecer al principio de la vida adulta, sobre todo en los que tienen antecedentes familiares de hipercolesterolemia o de enfermedad cardiaca prematura». Además, aseguran que se ha visto que la mitad de los niños con colesterol elevado continuarán teniéndolo alto al llegar a adultos.

Entonces, ¿debo hacer un análisis de colesterol a los niños?

Con todo, no es necesario hacer análisis de colesterol a todos los niños. Los pediatras sólo lo recomiendan cuando existe un riesgo aumentado de tener el colesterol alto: «niños con antecedentes de hipercolesterolemia o de problemas cardiovasculares en la familia o que padecen alguna enfermedad que se asocia con aumento del colesterol como el  hipotiroidismo, la obesidad, la hipertensión o la diabetes».

Esto es así porque es posible que un niño padezca una hipercolesterolemia genética cuando sus padres o abuelos sufrieron una enfermedad cardiovascular antes de los 55 años, en varones, o antes de los 65 años en mujeres, o si uno de los padres tiene un colesterol mayor de 240 mg/dl.

«La determinación de colesterol en sangre, de forma rutinaria, a todos los niños y adolescentes no sirve para identificar a los que tienen un riesgo aumentado de desarrollar una enfermedad cardiovascular», sentencian los pediatras para responder a esta pregunta. Sobre esto son claros: debe ser el médico del niño quien aconseje si es conveniente o no realizar el análisis.

¿Qué niveles de colesterol se consideran altos en los niños?

«Hay que tener en cuenta que los niveles de colesterol en la infancia varían en función del sexo, la edad y la etnia», explican los pediatras para justificar que es difícil establecer cuál es la prueba más apropiada para el diagnóstico de hipercolesterolemia en niños. Con todo, señalan que se consideran niveles en límites altos un colesterol total de 170 a 199 mg/dl o bien un colesterol LDL de 110 a 129 mg/dl.

En el caso en el que los niños tengan hiperlipemia familiar, el tratamiento con medicamentos (estatinas) es seguro y efectivo. Sin embargo, es sólo en ellos cuando está indicado el tratamiento farmacológico: «en niños y jóvenes con colesterol elevado, pero sin datos de hiperlipemia familiar, no hay pruebas claras de la eficacia del tratamiento con medicamentos», subrayan, insistiendo en que la decisión de tratamiento deberá hacerse de forma individual.



¿Qué hacer si un niño tiene alto el colesterol?

Si descubres que tu hijo tiene colesterol alto lo más importante es introducir cambios en sus hábitos de vida para reducir las probabilidades de que desarrolle una enfermedad del corazón más adelante. «Puede ser conveniente hacer cambios en la alimentación y la actividad física, mejorando el estilo de vida de toda la familia, que es la clave fundamental para mantener la salud de niños y mayores», puntualizan los pediatras, que señalan estas medidas como las más eficaces en la vida diaria:

1.-  Consumir diariamente frutas, verduras, cereales preferiblemente integrales y legumbres. Se recomiendan al menos 5 raciones diarias de frutas y verduras.

2.- Disminuir la carne rica en grasa, sustituyéndola por carne magra y preferiblemente por aves (sin piel) y conejo.

3.- Evitar vísceras (higaditos, corazón, riñones, sesos…), embutidos, alimentos precocinados y bollería industrial.

4.- Aumentar el consumo de pescado. Pescado blanco y en especial pescado azul (sardina, trucha, atún, caballa, salmón…).

5.- Elegir lácteos y derivados, preferiblemente con bajo contenido en grasa (semidesnatados y desnatados).

6.- Cocinar con aceite de oliva, evitando otras grasas como mantequilla, margarina, tocino…

7.- En vez de fritos, utilizar formas de cocinado con pocas grasas como hervir, asar al horno, al vapor, a la plancha y a la brasa.

8.- Disminuir el consumo de bebidas azucaradas y el aporte de sal.

9.- Realizar actividad física de forma regular (se recomienda ejercicio 30 a 60 minutos al día, preferiblemente todos los días de la semana) y disminuir el tiempo dedicado a actividades sedentarias (como TV, ordenador y videoconsolas). A recordar: el ejercicio aumenta el «colesterol bueno».

10.- Mantener un peso saludable. Hay que controlar el peso en caso de sobrepeso u obesidad.

11.- Antes de meter nada en el carro de la compra, hay que leer las etiquetas de información nutricional de los alimentos para elegir aquellos con bajo contenido en grasas saturadas, grasas trans y colesterol. Las grasas saturadas de la dieta no deben sobrepasar el 10% del total de calorías ingeridas, grasas trans menos de un 2% de las calorías totales y el colesterol de la alimentación menos de 300 mg/día.

Ángela R. Bonachera

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