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Reducir el uso de antibióticos aumenta las defensas

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La mayor parte de las enfermedades infantiles están causadas por gérmenes: virus y bacterias. Los virus no deben ser tratados con antibióticos, son infecciones comunes, que tienen su curso y el niño acaba recuperándose por sí solo. Es más, el sistema inmunológico de tu hijo aprovecha para recoger toda la información posible, para de mayor hacer frente a otro tipo de patologías. Si ante una enfermedad de origen vírico le administras antibióticos al niño, realmente le estarás perjudicando.

Los niños de entre 1 y 6 años se encuentran en una etapa vital para su desarrollo: están descubriendo el mundo. Es un momento ideal para que a través del contacto con el exterior se desarrollen física y emocionalmente, pero también están formando su sistema inmune.

Aunque parezca mentira, los niños que se ensucian, que juegan en el parque con la arena, cogen insectos, o chapotean en los charcos hasta ponerse perdidos, son niños que crecerán más sanos y con mayores defensas ante las enfermedades, pues sus defensas crecerán conociendo a cientos de microbios y no desarrollarán hipersensibilidad frente a estos.

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¿Cuándo son aconsejables los antibióticos?

Los antibióticos no curan un resfriado, un catarro, ni una otitis media. Los padres somos, en ocasiones, culpables de que a nuestros niños les receten antibióticos, pues pensamos que es el único modo de que sanen, e insistimos al pediatra para que se los recete. Es muy importante evitar la automedicación infantil para frenar el uso de antibióticos.

Del mismo modo, también los automedicamos, pensando que son síntomas idénticos a la última vez que estuvo enfermo. Esto es un grave error, pues estudios recientes han demostrado que el 90 por ciento de las enfermedades de origen vírico como faringitis, laringitis o sinusitis aguda, que son tratadas con antibióticos, pueden remitir de modo espontáneo.

Según experiencias publicadas por el Hospital del Mar, de Barcelona, la otitis media aguda, muy frecuente en niños menores de 5 años, que suele tratarse con antibióticos, se cura en un 90 por ciento de los casos con descongestionantes nasales y analgésicos.

Por estas razones, cuando el niño se pone enfermo debemos llevarlo al pediatra y éste debe diagnosticar si se trata de una bacteria, en cuyo caso le prescribirá un antibiótico.

Efectos nocivos del abuso de los antibióticos

Un uso abusivo, o inadecuado, de los antibióticos encierra unos peligros potenciales que todos los padres deben conocer, pues cada vez son más las cepas de bacterias que se hacen resistentes a los antibióticos. Mientras más antibióticos se receten, mayor es la posibilidad de que tu hijo sea infectado con bacterias resistentes.

Cada vez que tomamos un antibiótico, las bacterias sensibles son destruidas, pero las resistentes pueden quedarse para crecer y multiplicarse. El uso repetido e inadecuado de estos medicamentos es una de las causas principales del incremento de las bacterias resistentes.

Belén Trujillano
Asesoramiento: Dra. Cristina Esteve

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