¿Qué es primero el huevo o la gallina? No culpemos a los jóvenes. Nuestra sociedad tecnificada es pragmática, ama los resultados y la eficacia, y lanza una sombra de descrédito a cualquier planteamiento filosófico. «Déjate de filosofías y vamos a lo concreto», se oye decir con frecuencia. Pero no es así. Y el reto es precisamente éste: lo concreto es la filosofía. Por tanto, no una filosofía abstracta y de lo abstracto, sino un pensamiento, profundo y fresco a la vez, que reflexiona sobre los aconteceres cotidianos de la vida.
*Me parece comprensible que muchos jóvenes no se planteen pensar en profundidad viviendo en un ambiente tan cómodo y placentero*, no lo han necesitado hasta ahora y tal vez, los que ahora se lo recriminan, antes no les han enseñado a ello… En nombre de la libertad no quisieron «forzales» a volar y ahora se quejan de que sean aves con las alas atrofiadas; águilas que se comportan como gallinas*
Lo esperanzador es que, a diferencia de lo físico, lo metafísico es más convertible que lo material, y así, si unas alas están atrofiadas son muy difíciles de recuperar, sin embargo, una cabeza que no está habituada a pensar, está a tiempo de transformarse, siempre que se deje empapar por la Fuente de la Sabiduría.
Pienso que el «profesor universitario», desde su ego, no debe conformarse con aportar a sus alumnos sus microconocimientos, porque pasaría a ser un «profesor micrositario».
Los estudiantes no vienen a la universidad a conocer unas soluciones concretas para unas situaciones particulares, por supuesto que quieren encontrar soluciones concretas, pero no sólo para unos supuestos, sino para todas las situaciones que se le vayan planteando en sus vidas, y si bien sirve el ejemplo en particular, lo más importante es aportar un soporte seguro y permanente donde puedan levantar su sabiduría y donde encuentren respuestas originales a todas las cuestiones que se les vayan trazando en sus vidas, tanto en el ámbito profesional, como en el personal.
En su mayoría, la universidad española está orientada hacia «las ciencias» y, sobre todo, hacia el dominio de los procedimientos y técnicas operativas. Sus investigaciones y presupuestos, están encaminados a etiquetar problemas y ofrecer soluciones supuestamente «objetivas» pero apartando todo aquello que suene a metafísico… Pienso, que la universidad quiere aportar «conocimientos prácticos» porque tiene miedo al compromiso que supone encontrar la auténtica sabiduría.
El conocimiento no me complica porque yo soy su «creador», sin embargo, la sabiduría me compromete, porque no la he creado yo, me viene impuesta y sólo queda contemplarla, aceptarla y disfrutarla. Quien al descubrir la sabiduría no la ama, debe esconderla, negarla y buscar sucedáneos de respuestas que narcoticen la mente aunque sólo sea de forma pasajera, pues el misterio siempre está ahí…
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