Aunque aún sean muchas las madres que son separadas de su bebé tras el nacimiento, sobre todo cuando se ha practicado una cesárea, cada vez son más los médicos que optan por la no separación del bebé de su madre, sobre todo en el momento posterior al parto para facilitar la instauración de la lactancia materna.
Las múltiples ventajas del contacto temprano con el bebé tras el parto
Salvo circunstancias extraordinarias, lo mejor para la madre y el bebé es permanecer juntos después de dar a luz. Tras el parto, el contacto madre e hijo es beneficioso en todos los sentidos:
– acelera la recuperación de ambos
– facilita el inicio de la lactancia materna
– refuerza el apego madre-hijo
Madre e hijo se recuperan más rápido
Cuando el bebé es colocado sobre el pecho de la madre tras nacer se inhibe la producción de hormonas de estrés en el recién nacido y también bajan los niveles de dichas hormonas en la madre. Esto hace que ambos entren en un estado de relajación mucho antes, favoreciendo la recuperación.
Además, el contacto directo con la piel de la madre permite regular la temperatura del niño con más facilidad, pues el cuerpo de la madre es un termostato natural para el niño.
Otro de los beneficios físicos para el bebé del contacto inmediato tras el parto con su madre, es que su ritmo cardíaco y respiratorio se regularizan antes, reduciendo así la probabilidad de tener episodios de apnea y otras dificultades respiratorias.
La lactancia comienza de forma natural
Otro de los grandes beneficios del contacto piel con piel tras el parto es que se aprovecha el instinto del recién nacido para comenzar con la lactancia de una forma más fácil y natural.
El bebé al nacer tiene el sentido del olfato muy desarrollado y es capaz de distinguir el olor de su madre y también el del calostro. De forma instintiva, si se coloca al niño en el regazo de su madre, éste buscará asirse al pezón para alimentarse.
Los niños que comienzan a lactar de esta forma tienen menos problemas para sujetarse correctamente al pezón y la estimulación del pecho hace que la madre empiece a producir leche antes, favoreciendo así que el bebé se beneficie de la lactancia materna desde el mismo momento del nacimiento.
El vínculo afectivo madre-hijo se refuerza
El trabajo de parto hace que las madres generen hormonas como las endorfinas y la oxitocina, que están en sus niveles máximos tras el parto.
Si el contacto piel con piel se realiza tras el parto se aprovecha al máximo el alto nivel de oxitocina de la madre, que, además de acelerar la contracción del útero para que vuelva a su tamaño normal, favorece el vínculo afectivo madre-hijo.
Junto a la oxitocina, las endorfinas crean una sensación de euforia y felicidad una vez nace el bebé. La separación temprana de la madre y el bebé puede llegar a provocar en algunos casos el Síndrome de Extrañamiento Materno por déficit de oxitocina endógena, situación que es más frecuente en cesáreas programadas.
Parto natural y contacto piel con piel inmediato
Esta es sin duda alguna la situación ideal para las madres que están a punto de dar a luz. Durante el parto natural y no invasivo se producen una serie de cambios hormonales que preparan a la madre para recibir a su pequeño nada más salir al mundo.
El contacto piel con piel es el siguiente paso para crear un entorno perfecto para que madre e hijo comiencen a establecer lazos afectivos para toda la vida. Cuando el parto se produce en circunstancias diferentes o hay una cesárea, es conveniente que siempre que sea posible se favorezca la no separación de la madre y el bebé.
El contacto temprano entre madre e hijo es aún más importante en estas circunstancias, porque puede ayudar a evitar dificultades propias de la recuperación tras la intervención quirúrgica y además, facilita la subida de la leche, que suele tardar más cuando se produce una cesárea.
María José Madarnás. Maternidad Fácil
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