El acoso escolar se define como la intimidación y el maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo, casi siempre lejos de la mirada de personas adultas, con la intención de humillar y someter a una persona indefensa. Contra estos comportamientos, de graves consecuencias en quienes los sufren, existen diversos protocolos de actuación, aunque en ocasiones los colegios son reticentes a admitir que en su centro se dan casos de acoso escolar.
Así lo ha advertido la Fiscalía General del Estado esta semana al asegurar que en España hay colegios que, aun contando con protocolos contra la violencia escolar, son «reacios» a ponerlos en marcha para no admitir que dentro del centro existen estos casos de acoso.
Entre las conclusiones sobre violencia escolar en la memoria de 2014 de los fiscales destaca también que se están produciendo pocas novedades en lo que respecta a esta variante delictiva que, por lo general, está protagonizada por menores de 14 años. Según dicen, «usualmente» los supuestos son de carácter «leve» y se resuelven sin necesidad de llegar a los juzgados.
Prevención de acoso en el colegio
Para la fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, «la labor de detección y prevención por parte de los centros escolares sigue siendo fundamental, sobre todo al seguirse evidenciando que gran parte de los casos son protagonizados por menores que no han alcanzado los catorce años».
En este sentido, la memoria de la fiscalía señala que de todos los casos registrados durante el pasado año 2014, el más grave ocurrió en 2013: cuando una menor de 14 años se suicidó tras sufrir, presuntamente, acoso escolar con sus compañeras del colegio en Gijón. Según se explica, la causa se archivó provisionalmente al no constar indicios de un delito de inducción al suicidio, pero se reabrió en 2014 y finalmente se condenó a dos menores por un delito contra la integridad moral.
Vídeos privados en la red
Por otro lado, la Fiscalía alerta del uso que los jóvenes dan a los ‘smartphones’ y otras nuevas tecnologías que tan al alcance están hoy en día. En su memoria se señala que cada vez es más común que menores de incluso 14 años utilizan los móviles y aplicaciones como WhatsApp para conductas vejatorias, amenazas o para difundir fotos y vídeos de contenido sexual que, lo que es aún más preocupante, en muchas ocasiones han sido «facilitados voluntariamente por la víctima a otro menor de su entorno».
Sobre esto, habla de conductas específicas como el ‘sexting’ y otras modalidades delictivas que son llevadas a cabo a través de los teléfonos móviles y los dispositivos tecnológicos. En las Jornadas de Fiscales Delegados de Menores de octubre de 2014 se elaboraron unas conclusiones con la intención de unificar pautas de actuación al respecto, incluyendo, por ejemplo, la difusión de información sobre este tema en los colegios.
Violencia en casa
El informe de la Fiscalía relativo a la violencia en los menores habla también de casos de violencia intrafamiliar protagonizada por menores contra sus padres y hermanos. Según sus datos, «desafortunadamente» las cifras permanecen estables, lo que quiere decir que no hay más casos, pero tampoco están descendiendo. En concreto, en 2014 se abrieron 4.753 procedimientos por estos motivos, cifras muy similares a las de 2013 y 2012: 4.659 y 4.936, respectivamente.
Para los fiscales, esta modalidad delictiva es una «lacra social», y lamentan que los «esfuerzos y medidas» que se aplican cada día desde los juzgados de menores para corregirla parecen «insuficientes». Por ello, creen que se trata de un problema cuyas raíces están «en una profunda crisis de valores educativos», motivo por el cual insisten en la prevención y la educación como armas para luchar contra esta clase de violencia.
Ángela R. Bonachera
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