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Los 7 grandes errores para enseñar a los niños a comer

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En ocasiones, enseñar a los niños a comer «de todo» y, especialmente, de manera saludable no es una tarea sencilla, pero sí muy necesaria para que crezcan sanos. Así lo recuerdan desde la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria (Aeped), que aseguran que la adaptación a nuevos alimentos es todo un proceso que puedo estar precedido de numerosos «intentos frustrados».

La familia ofrece al niño diversos alimentos con el objetivo de que los reconozca, los acepte, los pruebe, le gusten y, por supuesto, se los coma con gusto. «Este proceso requiere un tanteo y para ello el niño necesita su tiempo», señalan los pediatras, que cuentan que el rechazo de alimentos es hoy en día uno de los grandes motivos por los que los padres acuden a sus consultas.

En este punto, recuerdan una máxima: «por repetición van estableciéndose ciertos hábitos, normas y límites» en su relación con la comida, por lo que hay que tener paciencia y, por encima de todo, dar ejemplo, ya que el modelo alimentario de los padres «tiende a reproducirse en sus hijos».

«La paciencia y la perseverancia en el modo familiar de alimentación ayudan al niño a superar sus rigideces y miedos y a comportarse en la mesa como el resto de la familia», comentan los pediatras al respecto. De hecho, en este punto aseguran que la reticencia a probar alimentos desconocidos tiene un nombre: neofobia, y que es un fenómeno universal en el mundo animal ya que se utiliza como «mecanismo de defensa», ya que evita peligros desconocidos.

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Los grandes errores al enseñar a los niños a comer

Los padres, en nuestro afán por enseñar a los niños a comer, en ocasiones perdemos la paciencia y nos desesperamos, pero también cometemos errores. «La aceptación de un nuevo alimento puede precisas numerosos intentos frustrados», reiteran los pediatras, que recomiendan nunca tirar la toalla, sino «probar a ofrecer pequeñas cantidades del alimento que rechaza dos o tres veces por semana». El truco para que los niños aprendan a comer, aseguran, está en intentarlo «sin prisas ni forzamientos», sino con paciencia y sin miedo pues, así, llegará el momento en el que el pequeño aceptará el nuevo alimento.

Entre los grandes errores que los padres cometemos cuando queremos enseñar a nuestros hijos a comer destacan los siguientes siete, descritos por el pediatra británico Ronald Illingworth.

1. Distraer al niño para que coma: poner la televisión, leerle un cuento o incluso ponerle música para que se distraiga no es aconsejable.

2. Premios o castigos. Convencer o persuadir al niño para que coma mediante premios o castigos es también un error común.

3. Chantaje. Relacionado con el anterior, se encuentra el chantaje como método para convencerlo. Otro error con el que no se consigue un verdadero aprendizaje.

4.  Forzar. Si en el proceso para que el niño coma de todo le obligamos físicamente (metiéndole la comida en la boca, por ejemplo), lo que conseguiremos será que «odie» ese alimento.

5. Amenazar. Mientras que en el chantaje decimos a nuestro hijo que si come le daremos algo, la amenaza es justo lo contrario: si no come se lo quitaremos. Ambas actuaciones son errores.

6. Que coma lo que quiera. Los niños pueden elegir de vez en cuando el plato de comida, pero hay que tener en cuenta que cuando se sirve una comida en casa es para todos, también para los pequeños de la casa. No podemos crear hábitos en los que los pequeños saben que si no les gusta un plato, pueden elegir otro.

7. Darle alimentos «entre comidas». Dar al niño para que picotee a otras horas diferentes a las del almuerzo pensando que «así, al menos, come algo» es otro gran error, pues le quitaremos el hambre.

Cómo motivar a los niños para comer

Desde la Aeped aseguran que la obligación generará rechazo, mientras que la prohibición hace que los niños deseen aquello que no deben. «Ello es aplicable a la alimentación», sentencian, al tiempo que explican que en ambientes donde no hay hambre (hoy en día no falta comida en casi ningún hogar) «los niños usan la comida como arma arrojadiza para enfrentarse a sus padres, aun a costa de quedarse sin comer».

En este punto, los pediatras reiteran que lo más importante es dar ejemplo a los pequeños: los padres somos los que compramos la comida, la cocinamos y nos la comemos. Si los niños no crecen en un ambiente en el que un alimento ha estado siempre presente, después tendrán más reticencias a probarlo.

Asimismo, a la hora de enseñar a los niños a comer también es recomendable enseñarles una rutina: el horario de almuerzo y cena, ordenar los juguetes antes de comer, lavarse las manos, participar en la preparación de la mesa, sentarse bien, usar los cubiertos, etcétera. Son actitudes que también ayudarán a que los niños aprendan a sentarse en la mesa y comer lo que toca ese día.

Principales retos cuando enseñamos a los niños a comer

Los pediatras alertan de que es la falta de coordinación educativa entre los padres la que facilita la «eclosión y mantenimiento de respuestas aleatorias», entre las que destacan:

– Manías en el comer: sólo come un alimento (siempre el mismo, comida tras comida). Permítele que coma cuanto quiera siempre que se trate de un alimento sano.

– Huelga de hambre: si se niega a comer lo que se sirve y siempre quiere otra cosa diferente, ten siempre pan o fruta en cada comida y otros alimentos que le gusten. Fíjate límites de tiempo y no temas que el niño se quede con hambre.

– Televisión. Es muy común ver la televisión mientras se come, pero si no se apaga no se podrá hablar en familia.

– Hábito quejumbroso. Lloriquea o se queja siempre de la comida. Con estas actitudes se recomienda que, si el niño no se comporta como debe, se vaya a su cuarto o se siente alejado de la mesa hasta que la comida haya terminado. Después no se le puede permitir comer nada hasta la próxima comida.

– Dieta blanca. Si sólo come pan, patatas, pasta y leche y los padres le insistimos en que la monotonía es mala, sólo conseguiremos que el niño persista.

– Miedo a nuevos alimentos. Es lo más común: el niño se niega a probar nuevos alimentos. Debes continuar ofreciéndole alimentos nuevos y animándole a que los coma. Se requieren hasta 15 repeticiones para que el niño pruebe el nuevo alimento, y quizá tenga que probarlo varias veces hasta que le guste. Nunca lo fuerces porque acentuarías su rechazo.

Ángela R. Bonachera

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