Cada 28 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras asociaciones celebran el Día Mundial de la Hepatitis, una efeméride pensada para «acrecentar la sensibilización y la comprensión de la hepatitis viral y las enfermedades que provoca», tal y como explican desde la OMS.
En concreto, este año se pide a los gobernantes, trabajadores sanitarios y a todas las personas en general que actúen «ya» para prevenir «las infecciones y muertes provocadas por el virus de la hepatitis». Una enfermedad que se vuelve crónica en el 10 por ciento de los casos y cuya duración y consecuencias son muy variables. Por todo ello, han lanzado los siguientes mensajes.
Mensajes clave en el Día Mundial contra la Hepatitis 2015
– Conocer los riesgos. La sangre contaminada, las inyecciones peligrosas y el intercambio de material de inyección pueden provocar la aparición de la infección por el virus de hepatitis.
– Exigir inyecciones seguras. Todos los años dos millones de personas contraen la hepatitis a través de inyecciones peligrosas. El empleo de jeringuillas estériles y desechables puede prevenir esas infecciones.
– Vacunar a los niños. Unas 780 000 personas mueren cada año a causa de la infección por el virus de la hepatitis B. Existe una vacuna segura y eficaz que puede proteger de por vida contra la hepatitis B.
– Someterse a pruebas de detección y solicitar tratamiento. Existen medicamentos eficaces para tratar la hepatitis B y curar la hepatitis C.
¿Qué es la hepatitis?
Aunque se trata de una enfermedad de la que se habla con relativa normalidad, aun son muchas las personas que desconocen datos importantes sobre ella. Por ello, respondemos a algunas preguntas clave con la información aportada por la OMS, comenzando por la propia definición de la hepatitis.
La hepatitis es una inflamación del hígado. «La afección puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado», alertan al respecto desde esta organización, al tiempo que comentan que los virus de la hepatitis son la causa más frecuente de las hepatitis, aunque también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (por ejemplo, el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.
Tipos de hepatitis y su causas
Existen al menos cinco tipos diferentes de hepatitis: la A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados, mientras que las B, C y D se producen por el contacto con fluidos corporales de personas infectadas: a través de la sangre o productos sanguíneos contaminados, por ejemplo.
Los síntomas de la hepatitis
La hepatitis puede mejorar rápidamente o «volverse una enfermedad prolongada», según se explica en la biblioteca de medicina de los Estados Unidos. Por lo que respecta a los síntomas, hay ocasiones (como la hepatitis tipo B) en las que no hay, pero los síntomas más comunes son:
– Dolor o distensión en el área abdominal
– Orina turbia y deposiciones de color arcilla o pálidas
– Fatiga
– Febrícula
– Picazón
– Ictericia (coloración amarillenta de la piel o los ojos)
– Inapetencia
– Náuseas y vómitos
– Pérdida de peso
Transmisión y pronóstico de la hepatitis
La Academia Americana de Pediatría explica que el pronóstico de curación de la hepatitis depende del tipo de enfermedad que afecte a la persona:
Hepatitis A. Su transmisión es fecal-oral (de excrementos a boca), por la comida y el agua contaminada. El pronóstico es de recuperación completa.
Hepatitis B. Transmisión sexual, por sangre y agujas. El pronóstico varía: el 10% de los niños mayores desarrollan infección crónica, porcentaje que es del 90% en el caso de los recién nacidos infectados.
Hepatitis C. Se transmite por sangre y aguja y la expectativa es de sufrir la enfermedad de manera crónica.
Hepatitis D. Transmisión sexual, sanguínea y por agujas. Los pediatras explican que este tipo hace que la infección de la hepatitis B sea más grave.
Hepatitis E. Menos común, suele transmitirse por agua contaminada. Presenta expectativas de curación, aunque en el caso de las mujeres embarazadas el riesgo de enfermedad grave es mayor.
El tratamiento de la hepatitis
Por lo general no hay un tratamiento específico para la hepatitis en niños, pues «el propio sistema inmune del niño peleará y vencerá el virus», aseguran los pediatras americanos, que añaden que serán los expertos los que recomienden a los padres el mejor cuidado de apoyo para los pequeños.
En el caso de adultos, normalmente se usan medicinas como el interferón y la ribavirina, aunque lo más importante es el cambio de hábitos: se debe dejar el alcohol, las drogas y se debe controlar el peso.
Ángela R. Bonachera
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