Algunos adolescentes prefieren planificar ellos mismos su verano para aprovechar el tiempo de descanso y disfrutar de sus aficiones. En cambio, otros están deseando que lleguen las vacaciones para hacer el vago y los padres se desesperan, por lo que llegan las riñas y los enfados. Esta situación se puede evitar con una buena planificación.
Decálogo para disfrutar del verano en familia con adolescentes
1. Actitud positiva. Nosotros somos los adultos y tenemos que ser los primeros en poner buena cara. En la adolescencia, el curso suele generar muchas tensiones. Es importante no tomarse el verano como un momento de revancha con nuestros hijos.
2. Elegir destinos para todos los gustos. Está claro que no son los hijos los que tienen que marcar el destino de toda la familia durante todo el verano, pero cuando hay adolescentes, tendremos que buscar planes con los que sepamos que ellos van a disfrutar. También son sus vacaciones. Se pueden intercalar unos días de familia en algún lugar perdido con otros en una zona en la que tengan gente de su edad con la que salir.
3. Establecer algunas normas básicas desde el principio. En el trato con adolescentes es fundamental que todas las partes conozcan las reglas de juego. Si las normas se van imponiendo sobre la marcha, tendremos poca capacidad de negociación y ellos se sentirán muy frustrados por no saber cuáles son los límites. Sin embargo, si las establecemos desde el principio, no las pondrán en duda cada vez y sabrán asumir sus responsabilidades cuando las incumplan.
4. Recordar que también fuimos adolescentes. No podemos pedirles que sean adultos porque no lo son. Una mirada de ternura sobre nuestros hijos quitará hierro a todos esos comportamientos que son «cosas de la edad».
5. Organizar los tiempos para que quepa todo. El exceso de aburrimiento es el peor de los aliados para la apatía de un adolescente. Los días tienen que estar estructurados, aunque incluyan ratos sin nada programado.
6. Buscar planes que gusten a todos. Posiblemente, pasar el día entero leyendo en un entorno tranquilo no es el paradigma de verano para nuestros adolescentes. Sin embargo, hay muchos planes en familia aptos para todas las edades. El deporte es una buena oportunidad para participar juntos en alguna actividad.
7. Dejarles opinar. Ya no son niños pequeños a los que solo se informe del siguiente destino. Hay que dejarles proponer opciones, opinar y tomar decisiones para la familia en conjunto.
8. Aprender a participar de su mundo. A ellos les importan cosas distintas: su música, los videojuegos, sus cómics, la moda* Podemos utilizar el verano para dejar que se explayen y nos expliquen. Se sentirán escuchados e importantes. Necesitan saberse parte de la familia incluso aunque no compartamos con ellos gustos y aficiones.
9. Una buena dosis de desconexión tecnológica. Padres e hijos, porque en este punto los adolescentes no son los únicos «enganchados» al móvil, tendrían que acordar un uso mucho menos habitual de las tecnologías en verano. Muchas veces el destino elegido lo propicia porque hay una mala cobertura. Lo importante es no caer bajo la tiranía de la respuesta inmediata y el estrés de la multitarea.
10. Pensar, en pareja, en lo bueno de cada uno. El estrés del año nos suele llevar a almacenar los malos momentos y los malos comportamientos de nuestros hijos. Ahora tenemos la oportunidad de recapitular y revisar lo mejor que tienen, mirarlos con otros ojos, disfrutar de ellos y con ellos y sentirnos orgullosos de lo que han llegado a ser.
María Solano
Más información en los libros:
– Redescubrir la familia, de Nicolás Álvares de las Asturias
– Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas, de Stephen Covey.
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