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Botellón, alcohol y adolescentes: un cóctel de riesgo

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La definición de la RAE no nos ayuda mucho. Botellón: «Aumentativo de botella». Tan escueta afirmación no abarca la magnitud del fenómeno que desde hace unos años define el ocio juvenil en España. Quizá, en la actualidad no aparezca tanto en los medios de comunicación, pero el botellón es una práctica peligrosa para los adolescentes, que cada vez comienzan a beber alcohol a una edad más temprana.

Y los padres, también son más conscientes. Según el estudio Los valores y las pautas de interacción familiar en la adolescencia, los padres manifiestan que es uno de los problemas más importantes que hoy aqueja a los adolescentes.

¿Alcohol = diversión para los adolescentes?

El consumo de alcohol se inicia en nuestro país en la actualidad a los 12 o 13 años. Adolescentes de tercero y cuarto de ESO lo consumen en altos porcentajes de forma «natural y aceptada» (UNED. Julio, 2003). Es algo muy extendido entre ellos, sobre todo, los fines de semana. Este consumo se asocia en general a un concepto lúdico de ocio, de vida buena.

Según la profesora Petra M. Pérez, hay que enseñar a los hijos a ser capaces de tomar decisiones responsables respecto al consumo de alcohol, que no crean que el consumo de alcohol es necesario para resolver sus problemas, divertirse o sentirse bien. Las personas que se emborrachan lo hacen porque beben sin medida, tienen falsas creencias sobre lo que significa estar ebrio o no se detienen a pensar en las consecuencias:

–   Creen que bebiendo pueden olvidar los problemas.
–   Creen que les resultará más fácil relacionarse con los demás.
–   Creen que es bueno «hacer» lo que hace todo el mundo, porque les da seguridad.  
–   Creen que la bebida produce sensaciones nuevas.
–   Creen que son capaces de «controlar» sus efectos.
–   Se sienten más importantes, más libres y desinhibidos.

Las personas abusan del alcohol, probablemente, por el resultado final que produce la combinación de los efectos «estimulantes y ansiolíticos» que, a su vez, actúan como refuerzo para su consumo.

Los padres tienen la palabra para evitar el consumo de alcohol entre adolescenttes

El ejemplo de los padres y la buena comunicación en familia son imprescindibles para prevenir y evitar el consumo de alcohol. Según la profesora Petra M. Pérez: «compartir el tiempo de ocio con la familia es una de las mejores maneras para conocer realmente a los hijos y ganar su confianza. De esta forma, cuando surgen preocupaciones y problemas es más fácil conocerlos y abordarlos, porque existe una relación formalizada de amor y confianza». ¿Qué podemos hacer los padres? 

1. Enseñarles a ser asertivos. Ser asertivos significa mostrarse a sí mismos. Supone la comunicación de las opiniones, creencias, sentimientos y deseos de forma directa, induciendo a los demás a tomarlas en cuenta, de forma que pueda conseguirse una relación de respeto, mutuamente satisfactoria. Implica saber decir «no» de forma adecuada y no dejar que los demás ejerzan sobre nosotros un control que nos impida expresarnos libremente, por timidez, inseguridad o mediante la intimidación, indiferencia, etc. Hemos de ayudar s los hijos a prepararse para afrontar situaciones de forma asertiva en las que se les presione a consumir alcohol, practicando formas efectivas de decir «no» en otras situaciones.

2. Enseñarles a desarrollar su autocontrol. Desarrollar el autocontrol supone enseñarles a resistir la tentación, retrasar la gratificación y superar la frustración. Ejercitar la fuerza de voluntad y la capacidad de sacrificarse por lograr un objetivo futuro. Todo ello contribuye también al entrenamiento de la toma de decisiones responsables.

Una forma de desarrollar el autocontrol se consigue cuando aprenden a retrasar la gratificación. El tiempo de espera para la gratificación aumenta cuando se les enseña a darse autoinstrucciones («tengo que esperar, ahora no puedo jugar con el ordenador») o cuando el objeto queda fuera de su vista (por ejemplo, apagar y guardar el móvil hasta terminar de estudiar): Diversos estudios han demostrado que si se les enseña desde niños a retrasar la gratificación, a largo plazo se conseguirá que desarrollen una mayor capacidad de logro en la toma de decisiones personales.

Hemos de enseñarles a soportar lo que les irrita y a establecer autolímites preparándolos para lo peor, de modo que puedan aceptarlo si fuera necesario. Una vez que están dispuestos a aceptar lo peor (que nunca es tan malo como creen) tienen la fuerza suficiente para continuar en esa dirección, porque saben que pueden afrontarlo.

3. Enseñarles a elegir a sus amigos. Pertenecer y formar parte de un grupo de amigos es fundamental en la vida de los adolescentes. Hay que enseñarles el significado real de la amistad (confianza, respeto, lealtad, ayuda mutua) y cómo, si ponen en marcha estos valores, pueden tener buenos amigos. Sin embargo, si se sienten presionados por sus amigos, antes de hacer lo que creen que no es correcto, se pregunten si realmente son sus amigos y si merece la pena seguir teniéndolos como tales. Así, estamos alentándoles a pensar por sí mismos, a ser independientes y a saber reconocer cuándo deben seguir a sus amigos o no.

Factores de riesgo del botellón entre adolescentes

Según la guía «Los padres tienen la palabra», sobre la toma de decisiones responsables ante el consumo de alcohol, editada por Cerveceros de España, en colaboración con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, existen unos factores de riesgo del consumo de alcohol entre adolescentes:

–   Los adolescentes pertenecientes a familias en las que los padres son excesivamente autoritarios o permisivos abusan más del consumo de alcohol que aquellos cuyos padres son democráticos o indiferentes (Seura, M.; Menzau, N. UNED 2003).

–   La baja autoestima de nuestros hijos es un factor que favorece enormemente el consumo irresponsable de alcohol.

–   Un escaso autocontrol expone a las personas a estar a merced de las demandas del entorno (influjo de los demás, frustración, etc.). El desarrollo del autocontrol es la base de la toma de decisiones responsables en todos los ámbitos y el modo de evitar comportamientos inadecuados en relación al consumo de alcohol.

–   La educación con el ejemplo funciona mejor, no es lo que decimos sino lo que hacemos. Hay una probabilidad hasta siete veces mayor de tener problemas con el alcohol cuando los padres son bebedores irresponsables.

Consejos prácticos para hacer frente a la tentación del consumo de alcohol

Ser asertivos:

–   Saber decir «no» sin alterarse, ni enfadarse. (Por ejemplo: «no, gracias, no me apetece»; «en este momento tengo que estudiar y no puedo salir», o «Mira tío, beber demasiado causa, cirrosis y es un mal rollo).

–   Saber distinguir situaciones en las que no importa ceder a los deseos de los otros, de aquellas, en que es importante mantener el criterio propio, aunque ello suponga ser criticado.

–   Saber expresar sus puntos de vista y sus deseos sin molestar, ni herir a los demás. Si sus conductas son adecuadas, tienen derecho a mantenerlas.

Autocontrol:

–   Los adolescentes resisten a la tentación, sobre todo, cuando se les explica y proporciona una buena razón o cuando se les enseña a desarrollar sus propios planes y estrategias. Por ejemplo: «es mejor para tu salud que no fumes, pues no rendirás en tu equipo». «si fumas mucho, te saldrán arrugas a los veintipocos, además de posible cáncer».

–   En el desarrollo de su autocontrol, hay que ir logrando que regulen su conducta por ellos mismos y sean capaces de resistir, no solo la frustración ante los fracasos, sino también las presiones de los demás.

–   Hay otros sistemas de aliviar la ansiedad o el disgusto ante una situación que no dominen que no sea el consumo de alcohol.

Buenos amigos:

–   Debe saber distanciarse del grupo en aquellas situaciones en que desee hacerlo. No son amigos los que nos llevan a hacer lo que no queremos, y, a veces, su presión es tan fuerte que lo mejor es huir.

Ricardo Regidor
Asesora: Petra M. Pérez, profesora.

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