En la época estival, aumentan los problemas oculares. Entre los principales factores que pueden dañar los ojos encontramos la alta luminosidad ambiental, la exposición al sol y el cloro de las piscinas, así como las altas temperaturas, la sequedad del ambiente y una deficiente protección a la hora de practicar determinados deportes.
7 formas de cuidar los ojos en verano
1. Las gafas de sol. La excesiva exposición a las radiaciones solares -en concreto, a las ultravioletas- está muy vinculada a sufrir quemaduras corneales o queratoconjuntivis, así como a intensificar determinadas afecciones como pterigium y, a largo plazo, cataratas o algunas lesiones de retina, enfermedades éstas últimas relacionadas con el envejecimiento.
De ahí la importancia del uso de gafas de sol homologadas, cuya finalidad, consiste en proteger de las citadas radiaciones ultravioletas, disminuir la probabilidad de deslumbramiento, y amortiguar la luminosidad solar.
Por último, cabe resaltar que usar gafas de sol, que únicamente tengan los cristales de color, pero que no protejan de las radiaciones ultravioletas, es más perjudicial que no usarlas. Esto se debe a que, al disminuir la luminosidad, la pupila se dilata quedando, por tanto, desprotegida ante las radiaciones ultravioletas y sus consiguientes efectos negativos sobre la retina.
2. Protección ocular en el deporte. En verano, se incrementan las consultas oftalmológicas de urgencias derivadas de la práctica deportiva sin una adecuada protección ocular.
En el caso de deportes que utilizan pequeñas pelotas como el tenis o el padel en los que existe la probabilidad de recibir un impacto de la bola en el ojo.
Existen casos en los que dicho impacto provoca el estallido del glóbulo ocular, lesión que puede llegar a ser de extrema gravedad, por uveítis traumática y conmoción retiniana e incluso desprendimiento de retina que pueden precisar cirugía urgente.
Por otro lado, durante la practica del ciclismo, la protección de las gafas puede evitar que los cuerpos extraños impacten y se alojen en el ojo.
3. Protección ocular en las piscinas. Es recomendable el uso de gafas a la hora de practicar natación para evitar las conjuntivitis y queratoconjuntivitis por la irritación ocular debida a la cloración del agua.
Además, se trata de un período propicio para la transmisión de infecciones oculares. La infección más frecuente es conjuntivitis bacteriana, que es la que se produce al nadar en una piscina. Algunas bacterias, como es el caso de las clamidias (Chlamydia trachomatis), no pueden ser eliminadas por el cloro, y pueden provocar conjuntivitis en los nadadores.
Algunos virus, como el adenovirus y el virus del herpes, también pueden provocar conjuntivitis, las llamadas «conjuntivitis de las piscinas». Su tratamiento depende de la causa de la conjuntivitis, pero es imprescindible ponerse en manos de un especialista para que nos indique el tratamiento a seguir. No se debe sumergir la cabeza debajo del agua si se han sometido a una intervención ocular en las últimas tres semanas.
4. Lentes de contacto en el mar o piscina. El uso de lentes de contacto en el mar o en la piscina debería estar prohibido. Y es que los usuarios de lentes de contacto deben tener un cuidado especial durante los meses de verano, evitando su uso en la piscina y en el mar, por el riesgo potencial de contraer infecciones oculares.
Es importante remarcar que nunca se deben utilizar lentes de contacto cuando se esté en el agua, del mar o de la piscina, ya que se pueden contaminarse y causar infecciones muy graves en el ojo.
4. Sequedad ambiental. Se produce, sobre todo, por el calor, en zonas alejadas del mar o por exposición prolongada al aire acondicionado. La sequedad provoca una mayor evaporación de la lágrima, dando lugar a la sensación de ojo seco o de cuerpo extraño, escozor o pesadez.
Es conveniente el uso de gafas de sol ya que impide que la lagrima se evapore y el uso habitual de lagrimas artificiales. No obstante, si se sufre de estos síntomas durante un tiempo prolongado, se deberá acudir a un especialista para que prescriba el tratamiento más adecuado.
5. Alergias. El descenso de las lluvias que se produce en verano incrementa el número de partículas en suspensión en el aire y genera un ambiente cargado capaz de provocar alergias oculares. Es importante acudir al especialista en cuanto se empiecen a notar los primeros síntomas de alergia. Hay que tener un cuidado especial con los niños y adoptar la misma medida si nota que tienen los ojos irritados o enrojecidos.
Consejos prácticos para reducir las alergias:
1. las gafas de sol reducen el contacto de los alérgenos con los ojos
2. poner en el aparato del aire acondicionado un filtro especial para alergicos
3. reducir las actividades al aire libre hasta media mañana, ya que antes hay mayor cantidad de polen
4. utilizar gafas de natación, ya que el cloro empeora las conjuntivitis alérgicas.
Cuidados especiales en los niños:
Hay que prestar una especial atención al niño y observar bien sus ojos, para prevenir una posible irritación o alergia y conservar una buena salud visual.
1. Las gafas de sol no son sólo para los adultos. No obstante, hay que tener cuidado con el modelo elegido; hay que asegurarse de que está homologado y de que cuenta con un filtro protector contra los rayos ultravioleta.
2. Si el niño no usa gafas, puedes ponerle un sombrero o una gorra provista de una amplia visera. En ningún caso, debe estar expuesto prolongadamente al sol.
3. Desconfía de los días nublados. Los rayos solares actúan durante todo el día, haya nubes o no.
Dra. Azucena Baeza. Servicio de Oftalmología del Hospital Beata María Ana, de Madrid
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