Los recién nacidos ven muy bien desde el momento en que se enfrentan a la luz, y ya pueden realizarse con ellos ejercicios de estimulación. Su desarrollo es rapidísimo y todos los elementos de su sistema visual -músculos, retina, pupila, etc.- se ajustan a una velocidad impresionante.
Fijación de los objetos
El niño no sólo distingue objetos desde su nacimiento, sino que también puede fijarse en uno determinado durante un instante muy corto (de 4 a l0 segundos). En ese momento, sus ojos se agrandan y las pupilas se dilatan. Cuando pierde el interés, cierra los ojos o bien, adquiere una mirada indefinida. Mediante la estimulación y la visión repetida de objetos adecuados, un bebé puede prolongar su periodo de fijación, poniendo así las bases para su capacidad de concentración y de atención.
Cuando el niño ya conoce el objeto y no le sorprende, su fascinación se debilita poco a poco. Por eso, para mantener vivo su interés hay que ir aumentando, gradualmente, la complejidad de los estímulos que se le presenta.
Desplazamiento de la mirada del bebé
Hasta los dos primeros meses, no tienen éxito los ejercicios en los que hay que seguir con la mirada un objeto que se mueve, salvo que éste se desplace muy lentamente. Con estos ejercicios, se consigue que el niño aprenda a situar cualquier cosa en el espacio, aislarla del fondo y desarrollar una coordinación óculo-manual: sincronizar la mirada al movimiento de sus manos, pies, cuerpo, etc.
La madre, el mejor estímulo para el bebé
La sola presencia de la madre proporciona numerosos estímulos al bebé. Por eso, es recomendable mantener con frecuencia el contacto visual con él durante todas las situaciones de la jornada: al darle el pecho, al bañarle, al jugar con él… y mirarle directamente a los ojos cada vez que hablemos con nuestro hijo. El bebé buscará los ojos de la madre desde los primeros días de vida. No obstante, lo que más le atrae, son las caras de personas, en especial la de su madre.
Estímulos visuales para tu bebé
También es posible ampliar el campo de estimulación, fabricándole o comprándole objetos diversos. Los móviles pueden resultar un buen juguete estimulante y favorecen el desarrollo de sus músculos, su capacidad de sujección y su coordinación, ya que intentará cogerlos al verlos colgados sobre su cuna. Han de estar colocados en un lugar seguro y cuidar de que los cordones no sean excesivamente largos. Lo que más llama la atención del bebé en los móviles son los contrastes de colores. Por lo tanto, al elegirlos, no sólo hay que buscar los vivos, sino variedad de formas, tamaños y colores.
¿Cuánto ve el bebé recién nacido?
1. Al nacer. Podemos ver su reflejo de orientación cuando el bebé gira la cabeza hacia el foco de luminosidad y el reflejo fotomotor, que consiste la contracción de las pupilas cuando son iluminadas. El recién nacido puede ver bien a unos 20 a 30 centímetros de distancia y probablemente en una escala de blanco, negro y grises. El rostro de su madre. Es uno de los primeros estímulos visuales para el bebé y comenzará a asociar ese rostro a una serie de sensaciones placenteras como su voz, su olor, las caricias…
2. A las dos semanas, el bebé empieza a mostrar interés por los objetos diferenciados en cuanto a color y luminosidad. El rostro humano reúne estas características, sobre todo en la zona que rodea a los ojos. Además, se cree que el rojo es el color que primero empieza a diferenciar.
3. Hacia el final del primer mes de vida, el bebé muestra interés por el entorno, durante cortos periodos de tiempo.
4. Hacia los dos meses de vida (8-10 semanas) puede seguir un objeto en lento movimiento a una distancia de 30-60 centímetros en un arco de 180 grados. Este progreso está acompañado de un mayor control de la cabeza asociado a un fortalecimiento muscular.
5. A partir de los tres meses, su capacidad visual avanza notablemente y descubre sus manos. Puede enfocar casi a cualquier distancia. Inicia el perfeccionamiento de la coordinación ojo-mano.
6. Entre los tres y los cuatro meses, el incremento en la agudeza visual le permite discriminar los objetos a partir de fondos con un mínimo contraste (como un botón en una blusa del mismo color).
7. Entre los cuatro y seis meses, la visión del color se desarrolla. Reconoce objetos y los busca con la mirada, es capaz de ver a más distancia.
8. A partir de los siete meses, puede observar objetos pequeños, percibe la profundidad, puede ver todos los colores y seguir objetos que se mueven rápidamente.
Beatriz Bengoechea
Te puede interesar:
– Los ojos del bebé y la estimulación visual