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Moras o endrinas

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Llamé a unos íntimos amigos para saber que tal estaban después un buen disgusto. A él le dio un infarto de miocardio en verano. Todos hemos tenido la gran suerte de que siga entre nosotros.

Ante la pregunta «¿Qué tal estáis? ¿Qué hacéis?», su mujer me dice: «Estamos dando un paseo delicioso. El coge endrinas y yo moras. Ya sabes lo que le gusta hacer pacharán y a mí mermelada de moras. La verdad es que no hemos pasado nunca un septiembre tan bueno». Me emocionó la respuesta.

El valor de las cosas

Juntos, solos, después de 28 años de casados, sólo necesitaban para ser felices dos cestos: uno para las endrinas y otro para las moras. Con que poco se puede ser feliz si tenemos y valoramos lo realmente importante: un amor.

Pareja paseando por el campo

Foto: THINKSTOCK 

Es una pena valorar las cosas y a las personas cuando ya no las tenemos. Cuando las parejas acuden a la consulta con la intención de separarse, suelen decir: «Yo ya, no puedo más». Suelo hacerles pensar qué pasaría si ante el problema que se les ha presentado, hace poco o mucho tiempo, da igual, les dijeran que les quedan seis meses de vida. Planteado en serio, cambia la vida.

Todos tenemos algo por lo que pedir perdón, algo que decir con más fuerza, algo que hacer que se nos quedó pendiente, algún esfuerzo a medias que rematar, algún proyecto ambicioso que nunca llegamos a resolver. En definitiva, algo más que hacer por el amor. Por el amor entre tú y yo.


Es bueno aprender a disfrutar sólo con las endrinas y las moras. Eso supone que con la compañía del otro no necesitamos nada más. Eso es el amor de verdad


Ojalá que a ninguno de nosotros, nos pillase el fallecimiento del otro con algún asunto sin resolver. Aspirar a vivir comprometido, supone que no estás dispuesto a aceptar excusas. Si me comprometo con la monogamia, ya no hay vuelta atrás. Pondré el 100% de mis energías en eliminar, resolver, crear, imaginar o cambiar todo lo que no me lleve a ese fin. Si me comprometo con la salud y decido salir a correr, ya no lo pienso más. Os sorprenderíais de la cantidad de gente que se replantea sus compromisos cada día.        

En la vida los beneficios de la victoria se los llevan los que se plantean hacer las cosas «a toda costa». Da igual que sea un trabajo, la lealtad a un amigo o los estudios previstos. Son personas que confían en los demás, que se esfuerzan por ver la parte positiva de las personas y de los acontecimientos, trabajan sin estar pendientes del éxito. Sólo les importa hacerlo lo mejor posible. Hacer el bien. Saben perdonar y olvidar y, por lo tanto, viven en paz consigo mismos y eso se nota. La paz lleva a ser capaz de disfrutar de todo y no desgasta el alma. Estas personas suelen descansar simplemente, durmiendo. El cansancio  psicofísico propio de los neuróticos no se alivia con el descanso nocturno y el deporte. Están tan pendientes de sí mismos y siempre tan preocupados que el alma no descansa. Cuando descubren que la vida es más sencilla, abriendo los ojos hacia las necesidades y los problemas ajenos, empiezan a ser felices.

La vida es muy larga, dicen algunos, pero la verdad es que nunca sabremos a quién de nosotros se nos acortará antes de lo previsto. Es bueno aprender a disfrutar sólo con las endrinas y las moras. Eso supone que con la compañía del otro, no necesitamos nada más. Eso es el amor de verdad.

Mónica de Aysa. Master en matrimonio y sexualidad

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