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La etapa del NO de los niños: los terribles 2 años

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¿Por qué aprende tan pronto a decir NO, si es un mocoso de dos años? Por dos razones fundamentales: la primera, porque hacia los dos años comienza a descubrirse, está en la etapa del egocentrismo y quiere demostrar su independencia. La segunda, porque quizás en casa escucha demasiadas veces la palabra NO, y ellos aprenden por imitación. No hay que confundirlo con la desobediencia. Sin embargo, es la antesala de ella.

No te sorprendas. Tu hijo es un niño normal, y por eso, hacia los dos años comienza a decir NO. Su inteligencia está funcionando. Está en ese momento evolutivo de la individualización y autoafirmación (se da cuenta que es distinto a sus padres y hermanos), del egocentrismo (piensa que es único, carece de la capacidad de conocer las necesidades de los demás), y de la oposición (hace un uso exagerado de ese YO  que está descubriendo).

Sin embargo, no podemos consentir esos «NO» tan descarados. Debemos ejercer una autoridad positiva, con razonamientos acordes a su edad,  lejos de las amenazas, pero también, que vaya descubriendo que el NO trae consecuencias negativas.

Tu hijo escucha noes desde que es bebé

¿Te acuerdas de la primera vez que le dijiste NO, cuando de bebé se llevó el jabón a la boca? Y después, vinieron otros noes, porque su creciente autonomía motriz le ha ido llevando a buscar situaciones de peligro, a tocar lo que no debía, a descubrir el mundo que le rodea. Y vosotros, ¿cómo habéis ido reaccionando a esas situaciones arriesgadas? Quizás con un NO a secas, serios, sin más explicaciones que podría haber necesitado, a pesar de que era pequeño.

Y esos NOES vuestros los ha retenido en su mente y ahora, con dos años o menos, los está reproduciendo. Esta razón, junto a su momento evolutivo de la autoafirmación, es lo que le lleva a responder con un NO a muchas cosas que se le pide.

Por lo tanto, ya sabes lo que le pasa, ya le comprendes. No hay que confundirlo con la desobediencia. Eso no quiere decir que le dejes actuar a sus anchas, porque tu función como padre o madre es educarle, ayudarle a que comprenda qué pasa cuando él dice NO a un encargo o petición que le hacéis.

Los terribles dos años de los niños

Los dos años son conocidos como los «terribles dos», pues a partir de esta edad, los niños experimentan un deseo constante de validar su independencia. «Es una época muy interesante para los padres, ya que sus hijos se desarrollan intelectual, social y emocionalmente; es el momento en el que ellos muestran lo que necesitan y quieren explorar el mundo exterior», afirma la pediatra Paula Henderson.

Por otra parte, están también en un momento que necesitan saltarse los límites, nos retan para probarse a sí mismos sin saber hasta dónde pueden llegar. Por esta razón, suelen responder con un NO de manera explícita a todo lo que se les pide, hacen como que no nos oyen o bien, expresan su autoafirmación con pataletas y rabietas.

No debemos confundir esta actitud con que el niño sea un desobediente total. Nuestro hijo ha comenzado a ser más independiente y es necesario y saludable para su madurez que lo experimente. Aunque los padres debamos comprender esta actitud, no tenemos que excedernos en permisividad y trataremos de seguir inculcándole la costumbre de obedecer.

No es un niño desobediente, pero puede serlo

Estáis en el mejor momento para enseñarle a cambiar esa actitud negativa y egocéntrica a otra más positiva, de apertura y de socialización. Todavía no es un desobediente. Sin embargo, si le acostumbráis a que diga NO continuamente, sin corregirle, lo será. Aprovechar esos NOES para ir educándole en la obediencia, pero no le digáis que es un desobediente, sino: «Se que quieres hacer esto que te he pedido porque quieres que mamá (o papá) se ponga contenta. Sé que quieres ser un niño muy obediente».

¿Por qué se niega? Razones de la negación de los niños

Además de, como hemos mencionado, porque está en esa etapa del egocentrismo que durará hasta casi los cinco años,  también puede negarse a cumplir nuestras indicaciones que le damos por distintos motivos, según la psicóloga Lidia Ametller Martínez:  

–   Para llamar nuestra atención. En ocasiones los padres estamos pendientes de nuestro hijo sólo cuando se comporta de manera inadecuada.
–   Está  habituado a que nosotros acabemos haciendo por él lo que le pedimos. En muchas ocasiones, con tal de no pelear, de no escuchar sus rabietas, o sus chillidos, le consentimos aquello que en un principio le habíamos negado o prohibido, o bien, lo hacemos nosotros eso que le hemos pedido.
–     No escucha lo que le pedimos porque está distraído en otra actividad. Puede que nuestro hijo simplemente esté concentrado con algún juguete, con la peli de vídeo etc., y no nos puede obedecer a la primera. Entonces, tendremos que pedirle que nos mire a la cara y con cariño le daremos la indicación.
–   Está recibiendo demasiadas órdenes a la vez.
–   No comprende lo que le mandamos.

Marta Hojas

Más información en el libro:

– No tengas miedo a decir no, de Osvaldo Poli. Editorial Palabra.

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