El examen oral tiene algo de mala fama, huele a profesor autoritario y asignatura hueso. Al acercarse la fecha de esta temida prueba no hay nadie que no sienta bastante respeto, cuando no miedo. Sin embargo, cuando se consulta a los especialistas, la opinión es clara y tajante: el examen oral favorece al estudiante que prepara bien la asignatura y perjudica al que no se la toma en serio.
Y si eres de los que estudia, olvídate de la ansiedad en los exámenes, esto tendría que tranquilizarte.
Un examen oral es, ciertamente, bastante distinto de uno escrito, al que ya estamos acostumbrados. Lo que más impresión causa es vernos enfrente del profesor, pero hemos de darnos cuenta de que estamos delante de él todos los días de clase.
Lo peor de los exámenes orales es que no estamos acostumbrados a hacerlos. Nos han enseñado desde pequeñitos a examinarnos por escrito y, por eso ahora, se nos ponen los pelos de punta. Sin embargo, esto no tiene que porque suponer una gran desventaja; aunque tengan peor fama, se trata tan solo de un método diferente de evaluación, para el que hay que desarrollar habilidades distintas. De hecho, en muchos casos se descubre, tras esta experiencia, que nos desenvolvemos mejor oralmente que por medio de la escritura.
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Cómo tener éxito en un examen oral
1. La exposición debe ser ordenada y coherente. Hay que empezar por lo fundamental, por lo importante y, para eso, es necesario haber elaborado nuestros propios esquemas de cada tema, para argumentar bien las respuestas.
2. Hacer un breve resumen del tema al principio es una buena idea. Esta técnica permitirá luego hacer hincapié en las partes que más se dominen, pero sin que le queden dudas al profesor de que se controla la pregunta formulada.
3. La naturalidad es clave para tener éxito. Muchas veces el sentido común es el truco más valioso para hablar en público, aunque lo definitivo es comprender bien la materia. Se puede desarrollar el tema poniendo ejemplos que apoyen las definiciones, así se demuestra al profesor que hemos interiorizado los conceptos.
4. El autocontrol es imprescindible para aquellos que temen hablar en público. Para evitar el tartamudeo o el «tembleque» de piernas y manos, es muy interesante hacer pruebas ficticias ante alguien, un compañero o un adulto.
5. Para mostrar seguridad, se recomienda mantener siempre las manos a la vista y una posición abierta y relajada, utilizar un lenguaje propio de la asignatura y concreto, y mirar siempre a los ojos sin resultar desafiante.
6. Para acabar, haz una pequeña conclusión. Esto sumará puntos delante del profesor.
7. Como recomendación adicional, es importante cuidar el aspecto personal e ir bien vestido, pues eso habla bien de uno mismo y da imagen de seriedad, seguridad y respeto hacia el profesor: ir afeitado, peinado, vestido más formal que un día normal, zapatos limpios, etc.
8. No hay que olvidarse de apagar el teléfono móvil o smartphone.
Consejos para no dejar detalles al azar en un exámen oral
– Los silencios pueden jugar una mala pasada. Si no sabemos bien lo que nos preguntan, en vez de bloquearnos, o divagar, una buena idea puede ser pedir al profesor tiempo para hacer un esquema, antes de contestar.
– No olvidemos que el examen empieza en el momento en que entramos en el aula y por ello, hemos de estar muy concentrados, prestando toda la atención al profesor, aunque procurando sonreír. Si hubiera ruidos fuera, etc., se puede mencionar esa distracción y/o nerviosismo.
– Un examen oral bien preparado exige estudiar todos los temas que entran en el examen, ya que en él suele cumplirse un principio perverso: no se sabe cómo ni por qué, las preguntas al azar caen precisamente sobre aquellas cuestiones que se dejaron sin estudiar.
– Emplear apuntes y esquemas ajenos o fotocopias masivas puede tener un caro precio a la hora de exponer el tema, porque el hilo argumental y la síntesis serán artificiales. Y eso se percibirá en la exposición oral.
– Para ensayar la exposición de los temas se puede emplear una grabadora o un espejo, pero la colaboración de los amigos será aún más fructuosa. Al encontrarse todos en situación similar, serán los más severos jueces, se exigirán el máximo y además, el ensayo será más ameno.
Ventajas e inconvenientes de los exámenes orales
Ciertamente, un examen oral presenta un nivel de dificultad mayor que uno escrito. En el examen escrito, el alumno dispone de todo el tiempo del examen para organizar sus respuestas; se puede comenzar contestando aquellas que mejor sabemos y utilizar el resto del tiempo para reflexionar y tratar de desarrollar aquellas otras que nos resultan más difíciles; y también, pueden llegar ciertas ayudas extraordinarias por parte de compañeros compasivos…
En el examen oral, sin embargo, no disponemos de este tiempo de reflexión; el profesor pregunta y hay que contestarle inmediatamente. La presión anterior, unida al hecho de estar en presencia del profesor, puede aumentar considerable la tensión nerviosa dificultando nuestra exposición.
Como contrapartida, el examen oral también presenta ventajas. Supone una oportunidad de lucimiento ante el profesor, de demostrarle cómo se domina su asignatura. En un examen oral se pueden desarrollar las preguntas de una manera especial: se puede ahondar en los detalles, relacionar la pregunta con otros puntos del temario o exponer una opinión personal al respecto.
Éxito «seguro»: las oportunidades del examen oral
Más allá del miedo escénico, los exámenes orales ofrecen unas oportunidades que hay que saber aprovechar:
– El profesor es más receptivo a las rectificaciones si se hacen a tiempo y argumentando el cambio de respuesta.
– La prueba puede convertirse en una conversación en la que ambos aportan ideas e intercambian pareceres. Esto crea un ambiente positivo que ayuda al profesor a ponerse en el lugar del alumno y ser más comprensivo con sus dificultades y limitaciones.
– El examen oral es más corto que el escrito. Si las respuestas son concretas y la materia se sabe correctamente, la prueba no suele durar más de veinte minutos.
Preparación concienzuda para el examen oral
A mayor dificultad, preparación más concienzuda. Para tener éxito, hemos de dominar perfectamente la asignatura. Ahora menos que nunca, hemos de basar el aprendizaje en la memorización mecánica. Tenemos que ser capaces de desarrollar con nuestras propias palabras los distintos puntos del temario. El examen oral exige rapidez mental, contestar sin vacilación, y esto sólo se consigue con un conocimiento profundo de la materia.
Si es así, difícilmente nos quedaremos en blanco: si desconocemos alguna pregunta, al menos podremos relacionarla con otras partes del temario, contestar con algunas ideas generales, etc. Además, si lo llevamos bien preparado, eso contribuirá a rebajar la tensión nerviosa, lo que redundará en una mejor exposición.
César Fernández García, profesor de Didáctica de la Lengua del C.U. Villanueva, UCM.
Isidro Rodríguez, director del Foro de Debates de la Universidad CEU Cardenal Herrera.
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