Corrían los años 60 cuando la generalización de la televisión en la sociedad española supuso una gran revolución. La televisión era vista, por un lado, como un elemento que permitía cubrir de forma gratuita la demanda de ocio familiar y, por otro, como un elemento socializador e integrador de la unidad familiar. Esta pantalla parecía permitir que las familias se reunieran a su alrededor y que tuvieran así momentos de ocio comunes y de interrelación.
Por el contrario, años después, la introducción de la informática en los hogares generó una impresión distinta, trasladándose la percepción de que esta herramienta fomentaba el aislamiento de las personas. En los últimos años, la generalización de Internet ha hecho que esta idea haya ido perdiendo fuerza y ya nadie discuta el potencial y las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías a nivel relacional, laboral y social. La irrupción de los teléfonos inteligentes, el Internet móvil y las redes sociales han acelerado este proceso convirtiendo a nuestra sociedad en hiperconectada.
Esta nueva revolución tecnológica está generando un cambio radical en nuestras conductas y hábitos sociales. Utilizamos nuevas formas de comunicarnos y de relacionarnos (Whatsapp, Twitter); consumimos información de forma distinta (blogs, medios online); nos convertimos en generadores de información, permitiendo a cualquier ciudadano ser portavoz de noticias, opiniones o impulsor de movimientos sociales; tenemos la posibilidad de contrastar la información en tiempo real, hecho que permite tener un mayor criterio frente a lo que nos rodea; además de estar generándose un cambio en la manera de relacionarnos con las empresas, y de consumir productos y servicios.
Gestionar el mal uso
Sin embargo, pese a todo lo comentado, a menudo nos llama la atención la publicación de noticias relacionadas con el mal uso que hacen algunas personas de la tecnología; noticias que generan alarma y que hacen sombra a los aspectos positivos que anteriormente comentábamos. No obstante, es cierto que esa realidad también existe y como tal, debemos tenerla en cuenta para saber cómo gestionarla.
Los niños y adolescentes son, sin duda, el colectivo más vulnerable a la mala utilización que hacen algunas personas de la tecnología. Por este motivo, es importante educarles en su buen uso, de tal forma que se puedan minimizar los riesgos existentes.
Es importante educarles en su buen uso, de tal forma que se puedan minimizar los riesgos existentes
La juventud actual es la primera generación nativa digital. Siempre ha vivido la tecnología como algo totalmente integrado en su vida. Esto hace que exista lo que llamamos «la brecha digital», una distancia generacional respecto a sus padres y educadores en lo que a conocimiento y manejo de la tecnología se refiere. En este sentido, es importante que los padres y profesores hagan un esfuerzo para conocer el uso que niños y adolescentes hacen de las pantallas, de manera que puedan abordar el tema con ellos y ofrecerles así una educación adecuada al respecto, al igual que lo hacen en los demás aspectos de su vida. Se trata de inculcar a los jóvenes un espíritu crítico ante lo que encuentran a través de la utilización de las TIC, para que puedan discriminar aquello que les puede aportar algo positivo de lo que les puede hacer daño. Es necesario acompañarles en este camino, orientarles en el uso responsable de la tecnología y transmitirles sobre todo confianza, para que en caso de que les ocurriera algo derivado de un mal uso, bien sea por su parte o por parte de terceros, lo compartan con sus padres o educadores.
Sin embargo, muchos padres, a causa de su desconocimiento sobre el tema, y de la alarma y los prejuicios que generan las noticias negativas que anteriormente comentábamos, viven esta situación desde la angustia y el miedo. No obstante, y teniendo en cuenta que las TIC se han convertido en algo totalmente integrado en nuestras vidas y de lo que difícilmente vamos a poder prescindir en el futuro, es necesario que tengan una actitud abierta ante ellas. Es necesario sensibilizar a padres, madres y educadores en los aspectos positivos del uso de la tecnología, ofreciendo un mensaje tranquilizador y tratando de eliminar sobre todo las ideas equivocadas que existen relacionadas con ella y con su uso en los adolescentes. Es importante que los padres y educadores conozcan los riesgos que pueden encontrar sus hijos y alumnos, por ejemplo, en Internet o en el manejo de las redes sociales. Todo ello sin dramatizar y sin perder de vista las virtudes de estas herramientas. Es fundamental que sepan también para qué utilizan los jóvenes las TIC y por qué les gustan tanto; así como ofrecerles unas pautas educativas que les permitan tener recursos para acercarse a sus hijos y alumnos, consiguiendo que éstos hagan un uso responsable y seguro de la tecnología, de tal forma que sea un recurso que les aporte sólo cosas positivas. Con este fin, y valiéndose de voluntariado específicamente formado para ello, trabajan diversas organizaciones, como Foro Generaciones Interactivas, que tratan de acercar a padres, madres y profesores la realidad de la Generación Interactiva, en definitiva, con la misión de promover un uso de la tecnología que haga mejor la vida de las personas.
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