El coaching educativo es una disciplina transversal a todas las áreas del saber que se enseñan en las escuelas. No trata de transmitir conocimientos, sino de provocar la admiración y entusiasmar tanto al profesor en su labor docente, al padre en su misión educadora, como al alumno es su camino de aprendizaje.
La lucha contra el fracaso escolar, una realidad que preocupa a la sociedad entera, es contemplada como una batalla difícil de recuperar. Esta visión tiene su raíz en la búsqueda de soluciones externas, sin embargo, es posible luchar contra el fracaso escolar desde el interior de las escuelas, las familias y las personas, a través de herramientas de inteligencia emocional, comunicación, creatividad, liderazgo y trabajo en equipo, entre otras, de ese modo se consigue que el alumno se entusiasme con lo que hace y descubra el campo de posibilidades que ello le ofrece.
Cómo ayuda el coaching a los padres en la educación
A lo largo de la vida recibimos todo tipo de formación académica e intelectual. Sin embargo, ninguna de las materias tratadas enseñan la exigente tarea de ser padre. Una tarea que reclama conocimientos básicos de pedagogía y psicología. El coaching aúna todos estos conocimientos básicos para dotar a los padres de herramientas que contribuyan a descubrir y eliminar las erradas técnicas educativas que, por desconocimiento, emplean con sus hijos. El coaching puede ayudar a padres y madres a educar en una libertad responsable ejercitando un razonamiento argumentado de porqué algo está bien o mal y, así, capacitar a los niños para una toma de decisiones madura y coherente.
Consejos para incorporar técnicas de coaching en la educación en casa
1. Descubrir el poder de la palabra en la formación humana. No es lo mismo decir «eres tonto», que «haces tonterías». Recibir mensajes del tipo «eres tonto», hace que la persona lo asuma y lo crea, comportándose como tal. Los padres deben tener cuidado con lo que dicen y con cómo lo dicen.
2. Descubrir y potenciar sus talentos para ayudarles a que crean en sí mismos y sean auténticos.
3. Ser ejemplo de lucha y no de perfección. Para ello es importante que los padres sean coherentes y congruentes con su manera de pensar, decir y hacer.
4. Lograr una comunicación afectiva y efectiva. Para ello, es importante ser creativos con los hijos y enseñarles a pensar por ellos mismos, para que sean capaces de defender sus ideas y tomar coherentemente sus decisiones.
A veces, estamos dispuestos a hacer de todo por nuestros hijos, menos dejarles ser ellos mismos. Lo mejor que podemos hacer por ellos no es enseñarles nuestras riquezas, sino hacerles ver las suyas propias.
Miriam Sancho. Socio Fundadora y Directora Académica de Coaching&YOU
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