Ser madre es una fascinante misión a la que muchas mujeres se enfrentan y de la que disfrutan diariamente. En muchas ocasiones las madres se pueden preguntar ¿cuál es la mejor manera de educar, criar, cuidar…? No existe una receta única, son muchas las opciones, tantas como madres y todas ellas son válidas.
Madres afectivas, sobreprotectoras, absorbentes, posesivas, sanas, pesadas, cómplices, competidoras, etc… Y es que una madre cuida, enseña, quiere, da consuelo, riñe, educa, transmite valores, etc… son muchas y diferentes las facetas que engloban las facetas de una madre. Las madres no se preparan para serlo, no se forman, no hacen prácticas, pero saben hacer, se basan en su intuición, se fundamentan en un amor incondicional e instintivo y tiñen con su forma de ser personal, su manera de ser madres.
Conócete a ti misma: ¿con qué mamá te identificas?
Saber qué tipo de madre eres te puede ayudar a conocerte, comprenderte, ser capaz de potenciar tus virtudes y disfrutar de la maternidad.
Existen tantos tipos de madres, como madres. Ser madre implica una relación especial entre madre e hijos, una relación que se apoya en un vínculo afectivo, que se basa en un instinto de amor incondicional y se manifiesta en la crianza y educación de los hijos, así como en la provisión de cuidados y protección del bienestar de los niños.
La maternidad implica ser una súperheroína, capaz de leer el pensamiento, de mirar con rayos equis, de anticiparse a los problemas y encontrar soluciones efectivas. Una súperheroína inagotable que antepone las necesidades de sus hijos a las suyas propias.
Cada madre, antes de madre es mujer y tiene su propia personalidad. Esta personalidad es la que va a definir el tipo de madre que cada mamá es. No existen tipos perfectos de madres, no existen tipos de madres mejores o peores, todas las madres son perfectas.
Los tipos de madres, ¿qué tipo de madre eres?
Saber el tipo de madre que eres, permite la reflexión que va a permitir disfrutar de la maternidad, desarrollarnos como personas, y ser las mejores madres sin desesperarnos en el intento. A rasgos generales podemos hablar de los siguientes tipos de madres:
1. Madre supercontroladora. Son madres que creen que deben controlarlo todo para asegurar el bienestar de sus hijos. Son madres que tienden a sobreproteger a los pequeños para que no les pase nada, intentan solucionarlo todo y se anticipan a las decisiones. Son madres que en muchas ocasiones se obsesionan tanto por el control que llegan a agotarse ellas mismas y agotan a los demás. Estas madres deben aprender a relajarse y dejar un poco el control, es importante dejar espacio a los niños para que puedan desarrollarse. Aprender a confiar en las capacidades de sus hijos es necesario para escapar de la trampa del control.
2. Madre absorbente, posesiva. Es el tipo de madre que necesita a sus hijos. Este tipo es similar al anterior, pero no igual. En este caso no es tanto la necesidad de controlar como de saber lo que hacen los hijos, lo que piensan, lo que quieren, y tratar de absorber su tiempo. Es importante que este tipo de madre, aprenda a dejar espacio y aprenda a respetar la intimidad de sus hijos.
3. Madre perfeccionista y exigente. Son madres que ven todas las virtudes de sus hijos y están orgullosas de ellas. Por esta razón tratan de explotar al máximo las virtudes de su hijo, llegando a límites demasiado exigentes. Por un lado es bueno enseñar al niño a sacar lo mejor de sí mismo y aprender a superar las dificultades, pero debemos aprender a hacerlo basándonos en el proceso y no en el resultado. Este tipo de madres deben aprender a respetar la opinión e intereses de sus hijos y aprender a encontrar el equilibrio entre la exigencia y el bienestar.
4. Madre compañera cómplice. Este tipo de madre intenta ocupar un papel de amiga, de compañera, de cómplice en la vida de sus hijos. Pero nuestros hijos no necesitan una amiga, necesitan una madre. Es importante saber ser amiga de nuestros hijos, pero sirviendo de modelo y manteniendo el estatus de madre.
5. Madre afectuosa. Todas las madres son afectuosas con sus hijos es lo natural y lo sano para hijos y para madres. Puede parecer que malcriamos al ser afectuosas, pero no hay que confundir el cariño, con la ausencia de limites o con la sobreprotección.
Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende.
Autora de la colección Estimular los procesos de lectura y escritura
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