Hamburguesas, patatas fritas, perritos calientes… su sabor suele encantar a casi todos, y especialmente a los niños. Pero se trata de unos alimentos de los que no se debe abusar, pues sus consecuencias para la salud son muy negativas, algo que parece empezar a calar en la sociedad de Estados Unidos, donde comienza a bajar el consumo de comida rápida en los niños.
Así lo asegura una investigación llevada a cabo en la Universidad de Tuft (Estados Unidos), que asegura haber comprobado cómo en los últimos años ha disminuido el consumo de comida rápida entre los pequeños de la casa. No sólo eso, también ha bajado el número de calorías que ingieren los niños a través de estos alimentos.
Comida rápida y niños
Según el estudio, publicado en la revista sobre Pediatría y medicina de adolescentes ‘Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine’, en el año 2003 casi el 40 por ciento de los niños de EE.UU. comía comida rápida un día cualquiera, un porcentaje que se redujo a menos del 33 por ciento en el año 2010.
Estos datos vienen a demostrar que el cambio en los hábitos alimenticios de los niños es posible, tal y como aseguran los autores del informe, quienes, aún así, no se ven capaces de explicar si esta bajada en el consumo de comida rápida se debe a un verdadero cambio en los hábitos alimentarios o a uno en las políticas de los establecimientos que venden estos productos.
No es la primera vez que estudios hablan de esta disminución en el consumo de comida rápida. Por ejemplo, ya se sabía que estaba habiendo una caída en las ventas de pizza desde 2003, algo que, según los investigadores, se puede explicar porque desde 2010 los establecimientos tienen que informar del contenido calórico de las pizzas.
Estudio sobre la comida rápida en la infancia
Para realizar este estudio, los investigadores utilizaron datos del National Health and Nutrition Examinations Surveys, con los que pudieron encontrar información diferenciada entre establecimientos. Así por ejemplo, aseguran que en 2010 eran menos los niños que iban cada día a comer a una pizzería y que, además, cuando lo hacían tomaban menos calorías.
En el caso de las hamburgueserías, el porcentaje de visitas diarias a estos establecimientos de comida rápida era similar entre 2003 y 2010, pero también se observó una reducción en el número de calorías consumidas, lo que viene a decir que los niños y los padres están optando por menús de comida menos grasienta.
Eso sí, hay que tomar estos datos con cuidado: no quieren decir que los niños sean más saludables, pues aunque es verdad que antes iban a estos establecimientos mucho más que ahora, también es cierto que no se sabe por qué alimentos están sustituyendo estos platos de comida rápida, como bien señalan los autores del texto.
De lo que no hay duda es de que los datos son positivos, ya que una disminución en la comida rápida ingerida puede ayudar a disminuir el porcentaje de niños obesos que hay en este país. Asimismo, esta investigación viene a complementar a otros estudios que ya han mostrado, por ejemplo, que los menores están consumiendo menos azúcares añadidos.
Ángela R. Bonachera
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