«Los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma». Albert Schweitzer.
Abuelos y adolescentes están en dos etapas singulares y parecidas para adaptarse a cambios: los abuelos pueden estar jubilados y con alguna dificultad para aceptar sus nuevas circunstancias, y los adolescentes están en el proceso de configurar su personalidad para llegar a madurar. Unos y otros han de ir construyéndose nuevamente y encontrar el equilibrio.
Entre abuelos y adolescentes suele reinar una buena complicidad que beneficia a ambas generaciones. Estar juntos es también una forma de renovarse personalmente. Los abuelos se sienten rejuvenecidos interiormente y más al día; los adolescentes, más importantes al ver que resultan siempre simpáticos y agradables a sus abuelos, adquiriendo una mayor autoestima.
Valores más allá de la edad
Los abuelos nunca ven ni granos en la cara, ni la poca maña de sus nietos, ni sus malos humores. Los nietos adolescentes tienen múltiples ocasiones de ver felices a los abuelos y de constatar que han sabido mantener un compromiso de amor, a pesar de los cabellos blancos provocados por el envejecimiento y por más de un disgusto.
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Viví de cerca lo que os cuento: unos abuelos vecinos míos invitaron a su casa, unos días de las vacaciones de verano, a su nieta de quince años con dos de sus amigas de la misma edad. Se esforzaron para que lo pasaran muy bien: unos días de playa para broncearse -tema que las tenía obsesionadas, pues eran del interior-, visitas a todo lo que les apetecía de la ciudad, ensaladas y carne a la plancha para mantener bien la línea, alquiler de los DVD que deseaban, contactar con familias jóvenes con hijos adolescentes para que salieran con ellas. ¡Todo y más!
Las chicas volvieron agradecidas a sus casas, muy contentas y felices; pero su nieta no les dio señales de vida, aunque no se extrañaron porque ya tenían experiencia con otros adolescentes. Hasta que, un día, la abuela decidió llamarla por teléfono: – «¿Qué tal? ¿Qué recuerdo tienes y qué dicen tus amigas de su estancia con nosotros?». – «Mira: lo que más les gustó fue que el abuelo dijera que te conoció cuando tenías la misma edad que nosotras y que, desde entonces, te encuentra igual de atractiva y guapa; que sigue enamorado de ti como cuando te vio por primera vez».
Esta vivencia es una muestra de que los nietos descubren valores en la vida de los mayores, un valor, en este caso, tan importante como el del amor, por el cual muchos padres se devanan los sesos para explicarlo a sus hijos.
Un valor que descubren en la adolescencia -edad de ideales-, porque el vínculo afectivo creado con los abuelos subsiste a pesar de las peculiaridades de cada edad cuando hay comprensión, cariño y entusiasmo.
Victoria Cardona. Escritora y orientadora familiar