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Los abuelos y las transmisión de la cultura

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Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas. Hodding Carter

Para los nietos es un estímulo descubrir los valores que integran la vida de sus abuelos para poder asimilar la cultura de la vida, una vida recia fortalecida por los años que da la experiencia. Los nietos pueden reconocer su identidad y sus raíces, y saben que su punto de partida es justo y seguro.

Por desgracia, conocemos algunos abuelos que no prestan ayuda a los padres jóvenes, pero disfrutamos de una mayoría de ellos que están siempre a punto de ejercer su «abuelidad» y que, en lugar de quejarse de la evolución de la familia, se adaptan a las nuevas situaciones, dejan rastro e impregnan la vida de los nietos con el legado que ya recibieron en su día de los bisabuelos.

Enseñar desde la experiencia

Es una gozada recordar que los abuelos de todas las épocas han contribuido a llenar las horas de la chiquillería con canciones, fábulas o juegos. Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que todos hemos recibido muchas costumbres de nuestros antepasados.

Abuelo leyendo a sus nieto

Foto: THINKSTOCK 

Ciertamente, cada familia transmite lo que ha vivido. Puede haber una gran variedad de formas de transmisión de la cultura por el hecho de que cada familia es distinta y tiene sus prioridades pero, cada una tiene aquel aire peculiar que la hace única e irrepetible.

Hay abuelos expertos en mostrar la belleza de la naturaleza, en inventar cuentos o en explicar leyendas de su ciudad o pueblo de modo atractivo. Muchos mecen a los pequeños mientras les cantan canciones, rezan antes de acostarlos, cuando están al cuidado de los pequeños en ausencia de los padres. Y otros los integran en la cocina para amasar la harina con huevos, aunque todo el suelo quede salpicado de motitas blancas, mientras escuchan una buena música de Mozart, capaz de calmar los ánimos más destemplados.

Una abuela me decía: «Yo, cuando leo, si mi nieto me habla le digo que se espere, ya que estoy en un momento muy emocionante de la lectura. No lo hago para no hacerle caso, sino para hacerle entender que me lo paso bien leyendo y así él aprenderá a apreciar la lectura».

Podríamos enumerar más vivencias de abuelos y nietos porque se pueden manifestar las cualidades de muchas cosas bellas, tantas como la creatividad y la imaginación permitan. No debemos olvidar que si el abuelo, si el anciano -que es portador de todo el bagaje de sabiduría- queda arrinconado y nadie le escucha, ¡cuántas posibilidades de mejorar perderán los más jóvenes!


Dejar legados y dar alas, buen propósito.


Tarea difícil, pero no imposible cuando existe en los mayores un buen contenido de simpatía, de honestidad, de sinceridad, de firmeza, de austeridad, de bondad, de respeto, de solidaridad, de paz y de justicia.

Victoria Cardona. Escritora y orientadora familiar

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