Los padres siempre desean que sus hijos consigan mejorar el nivel de sus calificaciones y, por tanto, reflejen una mejora en el rendimiento escolar. Los niños, por su parte, necesitan principalmente organización y equilibrio en su día a día. En la mayoría de los casos, ellos no son capaces de conseguirlo por sí mismos, por ello deben ser los adultos los que les marquen las pautas adecuadas.
Dependiendo de la edad, la exigencia va aumentando, así como el volumen de estudio y lo más recomendable es que el niño comience a seguir estas pautas desde el inicio de su etapa escolar. Si se realiza desde edades tempranas, el alumno adopta estas pautas de manera natural y no se concibe como una obligación y, por tanto, los resultados serán más positivos.
Para lograr este cambio, los progenitores deben guiar, supervisar e incentivar estos hábitos. Pero ¿cómo deben actuar? Con paciencia, ya que estos cambios requieren su tiempo, pero con esfuerzo es posible conseguirlo. La implicación y motivación de los padres será un aspecto crucial. Ejemplificar con su comportamiento es la manera más efectiva, ya que los niños buscan ser el reflejo de sus padres», indica la profesional.
5 trucos para optimizar el rendimiento escolar
– Mantener una rutina diaria: los niños precisan de unas pautas que otorguen un orden y unos límites en su día a día. Esta rutina debe incluir tiempo para el repaso de lo aprendido en el aula, preparar la mochila para el día siguiente, jugar o desarrollar otras actividades lúdicas y, además, una hora fija para irse a la cama.
– Alimentación: no saltarse nunca el desayuno, ya que es la comida más importante del día y debe suponer aproximadamente el 20% del aporte calórico total diario. Por otro lado, hay que apostar por una alimentación equilibrada rica en frutas y verduras, legumbres y pescado, ya que favorecen la concentración, la memoria y el rendimiento.
– Descanso: La falta de sueño puede provocar problemas de atención. Diez horas es el tiempo de descanso necesario para un niño, aunque depende de la edad y las necesidades de cada uno.
– Realizar otro tipo de actividades: es importante que los niños realicen actividades de carácter lúdico que aporten otro tipo de valores en su educación. La práctica de un deporte tiene grandes beneficios a nivel físico y mental y, además, genera grandes valores como el esfuerzo y el compañerismo; por su parte, las actividades artísticas, como la música, mejora las habilidades mentales del alumno.
– Organización correcta del estudio: antes del comenzar con el estudio, es necesario tomarse cinco minutos para la organización de las asignaturas impartidas ese día; además, para mantener el rendimiento, es recomendable realizar una pausa de 10 minutos por cada hora de estudio. Subrayar o realizar esquemas, resúmenes, mapas mentales o utilizar reglas nemotécnicas, son técnicas que ayudan a asimilar mejor conceptos.
Ana Herrero. Psicóloga del Colegio Braims
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