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El síndrome de Peter Pan

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Siempre que se pasa la etapa de la adolescencia y de la juventud se da por supuesto que las personas han adquirido la madurez, pero tal vez no sea así. Prueba de ello es que parece que cada vez abundan más los jóvenes que se niegan a asumir responsabilidades adultas. Es lo que se conoce como síndrome de Peter Pan.

El síndrome de Peter Pan 

Con este término se define en psicología a las personas que quieren seguir viviendo como niños, sin responsabilidades de ningún tipo. Se trata de un síndrome que afecta cada vez a más personas, especialmente a varones que se caracterizan por su inmadurez.

Algunos de sus rasgos son:

– Suelen utilizar excusas y mentiras para disimular su incapacidad de crecer.
– Hablan de proyectos increíbles, negocios maravillosos, grandes aventuras amorosas… fantasías difíciles de cumplir que les permiten eludir responsabilidades y echar la culpa a los demás de todo aquello que les sale mal.
– Niegan su madurez y tienen idealizada la juventud.
– Piden, critican y quieren recibir, pero no están dispuestos a dar. Se centran en sí mismos y en sus problemas, sin preocuparse por las personas que le rodean.
– Creen que el compromiso es un obstáculo para la libertad.
– No se responsabiliza nunca de nada, pero sí pide responsabilidades a los demás.
– Quiere tener todo lo que se le antoje, pero no está dispuesto a hacer esfuerzos para lograrlo.
– Son narcisistas y el culto al aspecto físico es una de sus grandes preocupaciones.
– Al vivir centrados en sí mismos, no desarrollan la empatía, siendo incapaces de ponerse en el lugar de los demás.

Consejos para ayudar a los jóvenes inmaduros

– Para ayudar a un joven inmaduro, es bueno enseñarle a entretenerse con aficiones sencillas y entretenidas, incluso que pueda desarrollarlas con otras personas. De este modo, aprenderá a valorar este tiempo con los demás y a no pensar en estar continuamente realizando actividades que el considera necesarias para «aprovechar la juventud».

– Hay que hablar al joven de no crearse necesidades. Por ejemplo, si ya tiene un smartphone que funciona perfectamente, no tiene que estar pensando en el último modelo que ha salido al mercado, sino aprovechar el que tiene hasta que deje de funcionar; entonces ya podrá pensar en comprarse otro. Lo mismo se puede aplicar en otros objetos.

– Hay que hacer ver al joven que las personas que le rodean pueden sufrir por sus acciones, y por lo tanto, ha de saber ponerse en el lugar de los demás. En las relaciones sentimentales, las personas inmaduras hacen sufrir mucho a su pareja, por que buscan su propio beneficio y no piensan en el bien del otro.

La inmadurez no se cambia de la noche a la mañana, pero paso a paso se pueden conseguir grandes logros. En primer lugar, debemos valorar al joven tal como es para que así se sienta querido, y ayudarle a que se proponga una meta asequible y que le exija constancia, de manera que su fortaleza se vea potenciada. Se tiene que dar cuenta de que las cosas valiosas se consiguen con esfuerzo.

Teresa Pereda

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