Encontrar la mejor fórmula para educar a los hijos es el objetivo de muchas familias, que se debaten entre poner normas, límitesy castigos o evitar ejercer autoridad. Ahora, una nueva investigación realizada por el departamento de Desarrollo Social de la Universidad de Missouri-Columbia ha revelado quelos niños prefieren madres que respeten su autonomía personal.
La influencia de las madres controladoras
El estudio ha tomado como referencia a más de 2.000 madres y sus hijos para medir el grado en que las éstascontrolan las actividades de los niños de dos años de edad durante el juego. El estudio también ha realizado esta comparativa cuandolos niños tenían 10 años y podían entrar en desacuerdo verbal con ellas.
La tendencia de las madres para mostrar comportamientos de control durante el tiempo de juego del niño incide directamente en la percepción emocional que sus hijos tienen de ellas, revela el estudio. De manera que, los niños que ven a sus madres de manera más positiva son los que sienten una mayor libertad y no se sienten tan dirigidos. Además, estos resultados son aplicables a todos los niños analizados y no difieren según la etnia o el sexo.
Formas de ejercer el control materno
«Cuando las madres controlan mucho el juego de los niños pequeños,éstostienen menos deseos de querer participar con ellos», ha comentado Jean Ispa, co-presidente de la universidad del departamento de Desarrollo y Estudios de la Familia Humanos Missouri y profesor en el Colegio de Ciencias Ambientales Humanos.
«El respeto a la autonomía es importante, no sólo para el crecimiento de los niños, sino también para la creación de relaciones positivas entre padres e hijos. El estudio encontró que las madres que apoyaron la autonomía de sus hijos eran consideradas más positivamente por sus hijos que las madres que eran altamente directivas. Las madres que ejercen mucho controlcuando sus hijos son pequeños, a menudo tienden a seguir ejerciendoel control cuando sus hijos entran en la adolescencia», dijo Jean ISPA.
En general, cuando se trata de niños pequeños, las madres en su mayoría utilizan controles físicos, pero cuando los niños son mayores estas directrices se vuelven más verbales y adquieren un tinte psicológico, es decir, se observa como expresan restricciones respecto a lo que los niños pueden decir o reaccionan no permitiéndoles decir lo que piensan. Según los autores de la investigación, ésta es la principal razón por la que «no es de extrañar que sus hijos empiecena verlas conuna luz negativa».
Sin embargo, en esta misma línea, los autores del estudio señalan que permitir a los niños autonomía no significa que los padres deben dejar de establecer reglas o límites, en general y en el juego en particular o participar en los mismos. Los controles de comportamiento, como enseñar a los niños a no cruzar la calle sin mirar primero si vienen coches, no impactaron negativamente las relaciones madre-hijo como lo hicieron los controles psicológicos, como cuando les indujeron culpabilidad o manipularon a los niños para pensar, sentir y jugar de ciertas maneras.
Cómo marcar límites sin que los niños pierdan autonomía
Aunque como tendencia general, muchospadres piensan que el empleo de estos comportamientos de control es el camino correcto para criar a los hijos, estainvestigación muestra que realmente no funciona. «Permitir alos niños con la edad apropiada de autonomía tomar decisiones seguras es muy bueno para los niños, y por lo general, van a tomar decisiones sabias cuando se les ha enseñado acerca de las opciones de seguridad, así como sus consecuencias», asegura Jean Ispa.
Un buen punto de partida paralos padres sería promoverdiscusiones abiertas que permitan a loshijos a expresar sus propios puntos de vista. Al dar a los niños instrucciones, sin explicar las razones de las decisiones diciendo: «porque yo lo digo», les resta capacidad de pensar y autonomía para el futuro.
Marisol Nuevo Espín
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