En la etapa de Educación Primaria es momento de asentar las bases para que los niños logren ser buenos estudiantes, según sus propias capacidades. Cuando los niños no logran sacar buenas notas y necesitan refuerzo escolar por problemas específicos de aprendizaje o falta de base, es necesario recurrir a un profesor particular.
Para conseguir buenos resultados académicos, los niños necesitan, por un lado, lograr una serie de virtudes o hábitos imprescindibles como: orden, constancia, organización, fortaleza, saber priorizar, etc. Por otro, adquirir las destrezas básicas que les permitan sacar sus estudios adelante: comprensión lectora, agudeza visual y auditiva, mapas conceptuales o técnicas de estudio.
Dificultades internas relacionadas con el estudio
Los expertos aseguran que «lo natural» en el niño es querer aprender y si tiene dificultades debemos averiguar qué se lo impide. Por tanto, ante un mal expediente debemos acudir a un profesional para que le haga un estudio en profundidad con el fin de descartar problemas internos que el pequeño no puede salvar por sí solo.
Entre estas dificultades internas se valorarán:
– Factores visuales relacionados con la lectura.
– Habilidades de filtración e integración auditiva relacionadas con la comprensión y la expresión.
– Destreza manual y motricidad relacionadas con la escritura.
– Problemas de lenguaje y de memoria.
Ante cualquiera de estas dificultades, podremos pensar que el niño es disperso, vago o nervioso, cuanto realmente tiene una dificultad real que le impide estudiar y solo un profesional es capaz de aplicarle los ejercicios específicos que lo resuelvan. Así ocurre también con factores motrices, auditivos, verbales, etc.
Cuándo necesitan los niños un profesor particular
Una vez que hemos descartado cualquier dificultad interna, ya es momento de reflexionar sobre otros factores externos que le impiden al niño el desarrollo lógico por su edad. Nos referimos a las dificultades externas como:
1. No sabe cómo potenciar todas las capacidades que posee a la hora de estudiar. Cuando es más pequeño, predomina la observación, la memoria y la inteligencia lógica, creándose un aprendizaje basado en el «estudiar de memoria» para aprobar. De esta forma, puede entrar en secundaria sin saber utilizar otras capacidades intelectuales como análisis, síntesis, relación, etc., que llevan a un estudio maduro e interiorizado de los contenidos, con el que afrontar la dificultad de las materias en etapas superiores sin agobios.
2. Falta de hábito de lectura. El uso excesivo y no controlado de las nuevas tecnologías, influyen de forma negativa a la hora de afrontar la prelectura o lectura comprensiva de un texto, para después elaborar los esquemas y resúmenes, o contestar adecuadamente a los ejercicios de clase o preguntas de los exámenes. Igualmente, esta circunstancia crea problemas de ortografía, gramática y pobreza de vocabulario.
3. Incapacidad para concentrarse y tener un plan de estudio. En algunos casos, la inmadurez propia de esta edad, unida a otros agentes como la dispersión mental por exceso de televisión, música, videojuegos, etc., falta de voluntad por ausencia de encargos o responsabilidades en casa y la inexistencia de un horario planificado, hacen que nuestro hijo pueda pasar «horas» en su habitación, pero sin rendimiento efectivo.
Por qué es importante contratar un profesor particular
La ayuda externa que contratemos para el niño nunca debe consistir en hacer los deberes con el niño, pues lo único que lograremos es hacerlo cada vez menos autónomo y más comodón, ya que el profesor suplirá el esfuerzo personal que tiene que hacer cada estudiante. Se debe ayudar a la necesidad concreta, pero no resolverle los problemas de matemáticas, hacerle los esquemas para facilitarle el estudio o corregirle los deberes para que llegue con todo perfecto a clase. Si nos decidimos por contratar una ayuda externa tendremos que hacerlo atendiendo a la necesidad de cada caso:
1. Superar problemas específicos de aprendizaje, tales como dislexia, trastornos de déficit de atención con o sin hiperactividad, niños superdotados o talentosos o cualquiera de las dificultades internas expuestas, es conveniente que sean tratados por profesionales cualificados.
2. Cuando hay falta de base, para que ayude al estudiante a afianzar conceptos de cursos anteriores que todavía no ha superado.
3. Cuando fallan los recursos pedagógicos, para que le enseñe técnicas de estudio o cómo utilizarlas adecuadamente para sacar más rendimiento al tiempo de estudio.
4. Cuando falta capacidad en el estudiante para abordar determinada materia, necesitaremos que le refuerce conocimientos teóricos y prácticos con el fin de superar sus dificultades.
Lo que los padres deben hacer
– Tener una actitud positiva, valorando más el esfuerzo que los resultados
– Exigir a cada hijo por separado, sin comparaciones
– Lograr que sea autónomo en sus estudios, creándole un hábito de trabajo a base de encargos diarios, dándole ejemplo y un ambiente familiar propicio para el estudio
– Animarle a potenciar todas sus capacidades utilizando estrategias de estudio adecuadas
Lo que los padres no deben hacer
– Motivar el valor del estudio, con premios o castigos materiales
– Conformarse con que el hijo estudie de memoria y apruebe
– Incurrir en contradicciones educativas, al no fomentar virtudes como el orden, fortaleza, reciedumbre o dominio de la voluntad, que son la base del hábito de estudio
– Ofrecer un enfoque utilitarista del aprendizaje basado únicamente en ganar dinero en el futuro o ser algo en la vida.
Ana Aznar
Asesora: Paloma Martínez-Mediero. Jefe de Estudios. Centro Alcora
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