Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en los países ricos, por encima incluso del cáncer. Por eso, su prevención -o como prefiere afirmar el director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), el doctor Valentín Fuster- la promoción de comportamientos saludables para cuidar el corazón, debe ocupar un lugar destacado en la educación.
Las enfermedades cardiovasculares se cobran cada año, sólo en España, más de 120.000 vidas y su coste económico, que se hará insostenible en muy pocos años, está cifrado en 300.000 millones de dólares en EEUU y unos 7.000 millones de euros en España.
Los expertos coinciden en que el único modo de cuidar el corazón es educando a niños y adultos para evitar la extensión de estas enfermedades mediante un cambio en el estilo de vida de la población y una concienciación sobre la necesidad de promover los hábitos saludables. Así, el reto para el siglo XXI es ‘darle la vuelta a la tortilla’ y pasar del tratamiento de la enfermedad cardiovascular al cuidado preventivo de la salud del corazón.
Cómo cuidar la salud del corazón desde niños
El principal factor de riesgo cardiovascular, tanto en adultos como en niños, es la obesidad. Además, otros factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, típicamente estudiados en poblaciones adultas, también empiezan a estar presentes en la población infantil española como son la diabetes y la hipertensión, fruto de una alimentación inadecuada y de unos bajos niveles de actividad física.
Según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud, el 19% de los niños españoles tiene sobrepeso, el 9% padece obesidad y el 18% de los niños y el 22% de las niñas son sedentarios. En este sentido, Fuster cree que «es posible cambiar esta tendencia, pero para ello hace falta prevención desde edades muy tempranas, entre los tres y los seis años. «Este tema tiene que ver con la conducta, la obesidad es una consecuencia, y es a esa edad cuando en realidad la formamos», dice.
Resulta indispensable, por tanto, elaborar una cultura nutricional dentro de la familia y de las escuelas, basada en cuidar la salud del corazón y nunca en imponerla, ya que es más efectivo que se eduque a un niño desde el positivismo, explicando los beneficios que nos reporta una vida saludable.
Las seis claves para proteger la salud del corazón
El 49 por ciento de las personas cree que sólo a partir de los 30 años se debe tener precaución con la salud del corazón, tal y como ha evidenciado una encuesta realizada por la Federación Mundial del Corazón. Sin embargo, la salud del corazón hay que empezar a cuidarla desde la infancia mediante la educación. Por eso, es importante tener en cuenta estas 6 claves para educar a los niños frente al riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Con la colaboración de todos, el objetivo es alcanzar una reducción global del 25 por ciento de las muertes prematuras por enfermedad cardiovascular en 2025.
1. Evitar la obesidad. Llevar una dieta equilibrada, formada por los alimentos que nos aportan la cantidad adecuada de todos y cada uno de los nutrientes que necesitamos es fundamental para evitar factores de riesgo como el sobrepeso y la obesidad.
2. Tener una presión arterial normal. Tratar la hipertensión puede reducir considerablemente los riesgos de enfermedad cardiovascular.
3. Controlar la diabetes. Quienes padecen este trastorno tienen más riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. Es vital aprender a prevenir la diabetes y mantener a raya este factor de riesgo cardiovascular.
4. Vigilar los índices de colesterol. La glucosa se acumula en la sangre (lo que se denomina hiperglucemia), daña progresivamente los vasos sanguíneos (arterias y venas) y acelera el proceso de arteriosclerosis aumentando el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
5. No fumar. Fumar triplica la incidencia de enfermedad cardiovascular. Además, al año de dejar de fumar, el riesgo de padecer insuficiencia coronaria disminuye a la mitad.
6. Hacer ejercicio físico. Aunque la práctica de algún deporte que nos guste siempre es buena, no es necesario fijarse metas heroicas, agotadoras y exigentes. Pequeños gestos como usar escaleras en lugar de ascensor, aparcar el coche a unas manzanas del lugar donde vayamos, bajarnos un par de paradas antes en el metro o autobús, o pasear 30 minutos en nuestros ratos de ocio son buenas alternativas para mantenernos activos. Es aconsejable que la práctica de ejercicio sea diaria o al menos 3-4 veces por semana. Además se debe adquirir, y sobre todo mantener, el hábito de realizar actividad física con regularidad.
Marisol Nuevo Espín
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