La Navidad es la época del año en la que los símbolos alcanzan mayor protagonismo. El belén, el árbol de Navidad, los regalos, los alimentos de las cenas navideñas, los villancicos, los Reyes Magos… son algunos de los rasgos que dan personalidad propia a la Navidad y que tienen un origen y un significado entrañable.
Una buena idea, mientras estamos decorando la casa con los niños, puede ser explicarles en Navidad, el significado de los símbolos navideños, ¡a ellos les encantará saberlo!
El Portal de Belén, la construcción de los belenes
Tal vez sea la construcción de los belenes lo que más ilusiona a los niños y donde más se implican: se lo pasan en grande sacando las figuritas y colocándolas con cariño en el espacio que habremos dispuesto para ello. Mientras estamos «manos a la obra» o cuando ya hayamos terminado de ponerlo, podemos contarles los orígenes de esta tradición, que viene de la iniciativa que tuvo San Francisco de Asís. Al parecer, el santo se encontraba en la comarca de Reiti en 1223 y tuvo la idea de reproducir un «belén viviente» construyendo un pesebre, utilizando animales vivos y contando con un grupo de personas que desempeñaron diferentes papeles en la representación.
La idea de reproducir la escena del Nacimiento se popularizó entre los cristianos y se empezó a utilizar figuras en lugar de personas y animales vivos. Al parecer, el primer belén hecho con figuras se construyó en Nápoles en el siglo XV. Por otra parte, Carlos III extendió la costumbre de poner un nacimiento, mientras que los frailes y misioneros en América se sirvieron de estas representaciones para facilitar la labor de evangelización. A partir de entonces, el belén se convirtió en algo indispensable en todos los hogares, en el centro de atención alrededor del cual se reunían las familias.
El origen del árbol de Navidad
Hay varias historias que narran los orígenes del árbol de Navidad. Parece ser que Alemania fue el país en el que comenzó esta costumbre, que data de la primera mitad del siglo VIII, tiempo en el que el misionero británico San Bonifacio derribó un roble mientras predicaba un sermón, para demostrar a unas personas que este árbol no era sagrado ni inviolable.
Al caer el árbol, los arbustos que estaban alrededor también cayeron, salvándose únicamente un pequeño abeto. San Bonifacio, interpretando esto como un milagro, decidió llamarlo el «árbol del Niño Dios» y, los años siguientes, los cristianos celebraron la Navidad plantando abetos. A partir del siglo XVI, en Alemania se decoraron los abetos para la celebración religiosa.
Por otro lado, una leyenda cuenta que hace siglos, durante una noche de frío y nieve, un anciano leñador y su esposa recibieron una llamada en la puerta de su casa. Al abrir, encontraron a un niño pequeño y frágil que pedía asilo en su hogar. Dejaron entrar al pequeño y lo cuidaron; sin embargo, al día siguiente ya no estaba en la casa. Al salir a buscarle, el matrimonio encontró un árbol del que colgaban manzanas de oro: era la forma que tuvo el Niño Jesús de agradecer al buen corazón de aquellos que lo habían acogido.
Tarjetas de felicitación de Navidad
Los christmas o tarjetas navideñas empezaron a circular por primera vez en Inglaterra. Sir Henry Cole, en 1843 mandó a reproducir en una imprenta una escena navideña que fue pintada y dibujada por un amigo. Luego, escribió en las tarjetas unos breves deseos de felicidad y, después de firmarlas, las envió a sus familiares y amigos.
Desde el punto de vista comercial, la primera tarjeta de Navidad fue diseñada por J.C. Horsley y su venta fue un éxito total, ya que los 1.000 christmas elaborados se vendieron por completo en Londres. En 1849, el artista inglés William Egley produjo una tarjeta más popular y económica.
Los villancicos de Navidad
Los cantos que se entonan en la Navidad tienen su origen en la Edad Media y se mantienen en recuerdo de los profetas que anunciaban el nacimiento de Jesús. Las más antiguas canciones datan del siglo IV, tiempo en que la música medieval cristiana siguió la tradición gregoriana. En la Italia Renacentista surgieron canciones que se parecen mucho a lo que hoy conocemos como villancicos. El más famoso de todos, «Noche de Paz», fue escrito por el sacerdote Joseph Mohr y compuesto por el organista Franz Gruber en 1818.
La historia de los Reyes Magos de Oriente
Los Reyes Magos protagonizan el día de mayor ilusión y magia para los niños, pero ¿por qué vienen todos los años a traernos regalos? ¿Quiénes son? Se les considera astrónomos de su época, hombres de ciencia. Sus nombres son Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque San Mateo, en su Evangelio, no lo especifica.
La historia de los Reyes Magos comenzó a escribirse en el siglo III en el «Opus Imperfectum in Mattheum», aunque no se describe la fisonomía tal y como aparecen en la iconografía actual. Lo que se dice son sus edades, comprendidas entre los veinte y los sesenta años, y su raza blanca, negra y oriental.
Los Reyes Magos fueron guiados por una estrella que los condujo hasta el pesebre en Belén, donde mostraron sus respetos al Niño Jesús y le homenajearon con diversos presentes dignos de un rey. Y desde entonces, traen regalos a todos lo niños del mundo, los «reyes» de la casa.
El pavo y la cena de Nochebuena
El pavo llegó a Europa procedente de tierras aztecas gracias a Hernán Cortés. Tiempo después, los jesuitas lo introdujeron en Europa para llevarlo a sus colegios y celebrar la Nochebuena con esta carne que consideraban especial.
La carne de cualquier clase era el plato más importante de la comida de Navidad, basándose en las palabras que Jesús pronunciara en la Última Cena: «Esta es mi carne». Por aquel entonces, se cocinaban distintas variedades de carne o pescado como plato o principal de la cena, y se acompañaba de tortas y pasteles de laboriosa preparación y solo horneadas para esta fecha.
Teresa Pereda
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