La espera de un hijo es un periodo en que las madres y padres se empapan de información para poder estar preparado cuando llegue el bebé. De la misma manera, se prepara el cuerpo de la madre. Uno de los cambios que se producen en el embarazo es el desarrollo del pecho, que se prepara para producir la leche materna para alimentar al bebé desde su nacimiento.
Dar de comer a nuestro bebé se convierte en uno de los momentos más íntimos e importantes entre la mamá y el recién nacido, ya no solo a nivel sentimental, sino que supone un gran beneficio para el desarrollo completo del recién nacido. La OMS recomienda la lactancia materna en exclusiva hasta los seis meses de edad y en combinación con la alimentación complementaria hasta los dos años del niño, lo que en muchos supone seguir lactando a pesar de la incorporación al trabajo de muchas madres.
Desde que se ha dado a luz, el cuerpo ya está preparado para alimentar al bebé. Según la Asociación Española de Pediatría lo recomendable es que la primera toma se dé en las primeras horas de vida. De esta forma, el bebé podrá beneficiarse del calostro y ayudará a que el pecho de la madre comience a producir más leche.
La leche materna varía a lo largo del periodo de lactancia y va adquiriendo diferentes nutrientes y sabores dependiendo de las necesidades del bebé. Por eso, es de vital importancia dejar que el recién nacido vacíe completamente el pecho antes de comenzar con el otro.
Tipos de leche materna
– El calostro. Se produce durante los primeros tres o cuatro días después del parto. Se caracteriza por su color amarillento, al ser rica en vitamina A, y por su espesor. Tiene un sabor salado, debido al sodio que contiene.
Lo más reseñable del calostro es la gran cantidad de inmugoblinas que contiene, que se encargan de proteger al recién nacido contra las enfermedades, ya que éste aún se encuentra a merced de las enfermedades al tener un sistema inmune inmaduro y frágil.
– La leche de transición. Aparece entre el cuarto y el décimoquinto día después del parto. Se da un aumento de la cantidad de leche materna.
– La leche madura. Posee una gran cantidad de elementos, muchos de ellos desconocidos y que varían dependiendo de la mujer. Estas variaciones están relacionadas con las necesidades propias del bebé, lo que demuestra que la leche materna es exclusiva y provee de todos los nutrientes que el lactante necesita hasta los seis meses de edad.
– La leche de destete. Cuando estamos introduciendo otros alimentos a la dieta del niño, el volumen de la leche materna va disminuyendo, ya que el niño succionará menos al sentirse ya saciado con la otra alimentación.
Este tipo de leche se caracteriza por poseer grandes cantidades mayores de proteínas, sodio y hiero, mientras que se conserva la cantidad de grasas, calcio y de compuestos que protegen al sistema inmune del niño.
Dra. Paloma Nacher. Neonatóloga del Hospital La Milagrosa de Madrid.
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