¿A qué edad debemos empezar a aprender otro idioma? ¿Es bueno ir a un colegio bilingüe? ¿Es necesario? ¿Hay que salir al extranjero? ¿A qué edad es mejor hacerlo? La mejor edad para aprender otra lengua, es entre uno y cuatro años. El niño aprende de manera natural, sin esfuerzo, como si fuera un juego, sin darse cuenta que va utilizando vocabulario en dos idiomas.
La única condición para decir palabras en otro idioma, asociando las mismas cosas con dos formas de llamarlas, casi como si fueran sinónimos, es convivir durante ese período con alguien que hable al bebé en esa otra lengua. Como esto no siempre es posible, conviene facilitar al niño estímulos que le ayuden a ir familiarizándose con otra lengua, es decir, estímulos sencillos, que estén a nuestro alcance.
Entrenar al cerebro desde bebé
Según Glenn Doman, «el cerebro humano es el único recipiente del que se puede decir que cuanto más se le mete, más cabida tiene. Entre los nueve meses y los cuatro años la capacidad de adquirir conocimientos es inigualable y el deseo de hacerlo es entonces mucho mayor de lo que será después». Teniendo esto en cuenta, ¿cómo ayudo a mis hijos a conseguirlo? ¿cuáles son las mejores herramientas? ¿dónde las encuentro?
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A medida que el niño va aprendiendo a hablar, es divertido empezar a decir palabras en otro idioma, a asociar las mismas cosas con dos formas de llamarlas, casi como si fueran sinónimos, por ejemplo: mesa y table. Pero sin darse cuenta, está empezando a construir un número interesante de palabras en otra lengua. Podemos aprovechar las circunstancias de la vida cotidiana, por ejemplo, si vamos de viaje en coche podemos jugar a decir los colores de los coches que pasan en otro idioma, contar el número de señales de tráfico que vemos al pasar, hablar de lo que han comido en el colegio cuando vuelven a casa en otra lengua… fomentando así la curiosidad y las ganas de aprender, como un juego/reto de superación personal.
Consejos prácticos para aprender otro idioma desde bebé
Pautas clave que sirven a todo el mundo y que han demostrado ser muy eficaces para educar el oído:
1. Música clásica desde que nacen o incluso antes, en el período de gestación.
2. Canciones y vídeos o cuentos audiovisuales. El oído se abre de manera exponencial a un gran espectro de sonidos.
3. Juegos y programas infantiles de ordenador en otro idioma.
4. Si viajáis al extranjero, animad a vuestros hijos a pedir la bebida en ese idioma cuando vais a un restaurante y a participar en las actividades que hagáis de manera activa (preguntar una dirección, averiguar un precio…).
5. Cuando sepan leer, organizad sesiones familiares de lectura los fines de semana durante media hora. La idea es empezar a leer textos muy sencillos con la ayuda de los padres o de un familiar que domine el idioma, de manera que en un entorno de diversión serena se vaya enriqueciendo el vocabulario. Es imposible hablar con propiedad un idioma si no se aprende a leerlo.
6. Concursos familiares de palabras, frases, «apalabrados» etc., en otro idioma. Es llamativo cómo a la pereza inicial le sigue la competitividad y el afán de saber más.
En nuestra experiencia diaria con alumnos observamos una gran diferencia entre los que tienen un buen dominio de la lengua extranjera (como el inglés) por la excelencia de su educación escolar y quien además ha practicado jugando desde que son pequeños: el aprendizaje de quien ya «lleva mucho puesto» es exponencial, de diez a uno en el mismo período. Es decir, a igualdad de educación en el colegio, quien además ha aprendido el idioma jugando en casa, mejora en el mismo período (por ejemplo, en una estancia en el extranjero) diez veces más rápido que el anterior.
Manuela Vázquez de Fernández-Álava. Profesora de StPatrick International Language Courses
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