Diabulimia, bulimia, anorexia, ortorexia, síndrome del comedor selectivo, permarexia, alcohorexia, son algunos de los trastornos alimenticios que, en busca del cuerpo perfecto, padecen parte de los jóvenes, llevándoles al desarrollo de enfermedades graves y hasta a la muerte. Pese a la concienciación y los esfuerzos de todos los estamentos de la sociedad, los desórdenes alimenticios siguen aumentando.
La población juvenil es la más afectada por los trastornos alimenticios, pero no sólo aumenta el número de casos sino que cada vez conocemos nuevas y más perniciosas formas de maltratar el propio cuerpo, en cuanto a alimentación se refiere.
En un estudio reciente publicado en 2012 por la revista Psicothema, titulado Desarrollo infantil y adolescente: trastornos mentales más frecuentes en función de la edad y el género y cuyos autores son Esperanza Navarro-Pardo, Juan Carlos Meléndez Moral, Alicia Sales Galán y Mª Dolores Sancerni Beitia, de la Universidad de Valencia, encontramos datos tan reveladores como que los trastornos alimenticios suponen un 1,4% entre los varones y un 8,4% entre las mujeres en la población comprendida entre los 0 y los 18 años.
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¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria?
En el libro ‘Educar y crecer en salud’, publicado conjuntamente por Instituto Tomás Pascual para la Nutrición y la Salud, y FITA (Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios) encontramos una definición sencilla y clara. El trastorno de la conducta alimentaria (TCA) se trata de un trastorno mental severo que se caracteriza por un miedo fóbico a engordar o ganar peso, y que comporta graves alteraciones en los hábitos de ingesta y/o métodos para compensarla (purga).
La obsesión por la delgadez es la punta del iceberg, la manifestación de que hay algo en sus vidas que no funciona.
Es, en muchas ocasiones, una demanda de ayuda. Hasta hoy, se ha difundido entre la población el conocimiento de dos tipos fundamentales de TCA: la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. Ambos trastornos mentales relacionados con la alimentación persiguen la delgadez, que en algunos paciente llega a ser extrema, hasta el punto de poner en peligro su vida.
Nuevos desórdenes alimenticios entre adolescentes
Sin embargo, en la sociedad actual se han tenido que incluir en la práctica clínica nuevos subtrastornos de estos dos tipos que han ido apareciendo en la sociedad, como consecuencia -y simplificando mucho- de la búsqueda de «la alimentación perfecta o del cuerpo perfecto».
Así pues cada vez más oímos hablar de:
– Trastorno por atracón: la característica de este trastorno es la ingesta excesiva y rápida de comida, sin tener hambre. Quienes la padecen sienten que su conducta alimentaria está fuera de control y se avergüenzan de ello, por lo que suelen comer a escondidas.
– Ortorexia: su obsesión es la dieta perfecta. Eliminan de su alimentación cualquier comida que no consideren saludable. Se autorestringen el uso de condimentos o colorante. Esta conducta puede llevarles a aislarse socialmente, ya que no quieren acudir a comer a casa de nadie, ni a los restaurantes.
– Síndrome del comedor nocturno: comen muy pocas calorías durante el día y a partir de media tarde ingieren cantidades excesivas de alimento. Son personas con un alto grado de ansiedad que canalizan a través de la comida. Esta situación les provoca también graves alteraciones del sueño.
– Síndrome del comedor selectivo: lo padecen personas que se alimentan durante un período mínimo de diez años sobre la base de una decena de alimentos solamente. Esto trae como consecuencia una carencia de determinados minerales, vitaminas y otros nutrientes. Generalmente, esta selección de los alimentos está relacionada con trastornos obsesivos compulsivos de la personalidad.
– Permarexia: son personas que están constantemente haciendo dieta y piensan que todo lo que comen engorda. Lo más peligroso es que no acuden a un profesional, sino que suelen utilizar las dietas que se publican en revistas o en Internet. Su obsesión es tal que llegan a conocer a la perfección la cantidad de calorías que aporta cada alimento.
– Diabulimia: la padecen personas con diabetes tipo 1 que, por la obsesión a bajar de peso, saltean las inyecciones de insulina que necesitan para el buen funcionamiento de su organismo. Sin la insulina inyectada, los niveles de glucemia (azúcar en sangre) aumentan de manera tal que las células no pueden tomar la glucosa necesaria y el cuerpo, en un intento por disminuir el azúcar en sangre, la elimina a través de la orina.
Ebriorexia o alcohorexia entre los jóvenes
Y en un estudio publicado en 2009 por la Universidad de Granada, del profesor Daniel Garrote Rojas, podemos leer: «La lista de trastornos alimentarios aumenta, la Ebriorexia (popularmente llamada alcohorexia) un desorden caracterizado por una conjunción de diferentes conductas, no comer sometiéndose a una abstinencia alimenticia voluntaria, realizar un atracón y posteriormente provocar el vómito y como tónica dominante en ambas conductas, abusar de las bebidas alcohólicas. Es una combinación de anorexia, bulimia y alcohol.
De momento la ebriorexia (drunkorexia) no es un término oficial para nombrar al nuevo problema. Los denominados ebrioréxicos no quieren comer para poder compensar las calorías que el alcohol aporta, se podría decir que el término describe a personas alcohólicas anoréxicas o bulímicas.
Los protagonistas de este trastorno son mayoritariamente mujeres y el alcohol básicamente es la única fuente de calorías con la que se sustentan, aunque existen casos de mayor gravedad en los que el alcohol es sustituido por drogas, como las metanfetaminas con la única finalidad de inhibir el hambre».
Mª Jesús Sancho
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