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Emigrar para trabajar

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Con una tasa de desempleo juvenil que ronda al 50 por ciento, el 70 por ciento de los jóvenes se muestran dispuestos a emigrar para trabajar. España posee la generación de jóvenes mejor preparados de su historia,  pero con menos posibilidades de lograr un trabajo. Y ante la situación de crisis actual, son muchos los que han decidido dar un paso adelante emigrando a otros países en busca de trabajo.

Estos jóvenes emigrantes tienen carreras universitarias, hablan idiomas, poseen buena preparación, pero o no encuentran trabajo, o los empleos  en los que se desenvuelven sólo les ofrecen precariedad. Un hecho sangrante, más si tenemos en cuenta que el 39 por ciento de los españoles entre 25 y 35 años tiene un título universitario o de FP degrado superior. Una preparación que no da sus frutos: según los últimos datos, la tasa de desempleo juvenil en España supera el 50 por ciento, lo que duplica la media europea.

Con una tasa actual de más de cinco millones de parados en España, no es de extrañar que muchos jóvenes hayan decidido buscarse la vida en el extranjero, tal y como hicieron sus abuelos. Una mala noticia también para nuestro país, que vive en este éxodo una pérdida alarmante de talento y buena preparación, imprescindible para su desarrollo.

Algo positivo: emigrar mejora la formación

Ante una situación de crisis y paro, podemos sacar un dato positivo, y es que mejora la formación; tanto de cara a coger soltura para hablar un idioma extranjero y poder emigrar como para lograr una mayor capacitación en el área en el que se trabaja. A esta formación en idiomas en el extranjero hay que añadir el «boom» que está viviendo en nuestro propio país el aprendizaje de inglés, francés, alemán y chino, tanto por parte de jóvenes como de adultos.

Infórmate antes de dar el primer paso 

Hace falta valor para emigrar y dejar a la familia, amigos y comodidades a las que uno está acostumbrado en su país de origen. Pero ante nosotros se abre una gran cantidad de posibilidades si decidimos dar el paso. Si estamos valorando irnos a trabajar al extranjero, tendremos que tener en cuenta una serie de pautas.
1.  Documentación básica actualizada. Según el destino que elijamos, el tiempo de preparación de la mudanza puede durar de 6 a 18 meses, teniendo en cuenta si la estancia será permanente o temporal y las condiciones que cada país establece a los inmigrantes. Además, tenemos que poner empeño en conocer a fondo el país elegido para trabajar y aprender sobre las oportunidades que nos ofrece. Si dudamos entre varios, fíjate en cuáles son los elementos favorables y desfavorables de cada país de acuerdo a lo que buscamos: las características socio-culturales, el idioma, si contamos con algún conocido en el país que nos pueda suponer un apoyo, etc.
2.  La situación del mercado laboral. Es, al fin y al cabo el asunto que más nos interesa. Estamos buscando un trabajo que colme nuestras expectativas, por lo que tendremos que poner atención en las oportunidades reales que tendremos de conseguir ese trabajo para el que estamos preparados. Además, tenemos que tener en cuenta que si no encontramos el trabajo deseado a la primera, nos será más fácil seguir buscándolo mientras estemos empleados en el país al que hemos emigrado.
3.  Calidad de vida. Hay que la estabilidad política y económica del país, los impuestos a pagar, el acceso a la educación, la seguridad ciudadana y la calidad de los servicios públicos, especialmente la sanidad, para no llevarnos sorpresas una vez que aterricemos en nuestro destino. Seleccionemos países que ofrecen un buen nivel de bienestar.
4.  Similitudes culturales. Ningún país es igual a otro, pero sí podemos dar con unos en los que las costumbres son más parecidas a las nuestras. También hemos de valorar nuestra capacidad de aguante ante factores como el clima o el idioma. El clima es importante porque hay personas que no consiguen hacerse a un país con temperaturas gélidas o a largas temporadas de lluvias.
5.  Adaptación al nuevo entorno. Cuesta un poco al principio. Es algo normal, ya que nos encontramos en un lugar desconocido, con unas responsabilidades que cumplir, sin nuestra familia para encontrar apoyo y probablemente nos cueste dominar el idioma al principio, además de que muchas de nuestras costumbres chocan con las de los habitantes. A este proceso se le denomina «adaptación intercultural», y suele ser especialmente duro el primer año, durante el cual tendremos que hacernos a un nuevo entorno de trabajo y probablemente tendremos que mejorar nuestras habilidades mediante cursos para nivelarnos.

Los destinos más valorados para emigrar en busca de empleo

Los países europeos están a la cabeza a la hora de elegir un destino donde emigrar. Pero al estar el continente seriamente afectado por la crisis, muchos jóvenes han decidido probar suerte en América u Oceanía. A grandes rasgos, los países más demandados son:

– Alemania. Ofrece trabajo a ingenieros.
– Francia y Gran Bretaña. Buscan, sobre todo, fisioterapeutas y enfermeros.
– Irlanda y Polonia. Demandan perfiles técnicos.
– Noruega. Un buen destino para médicos.
– Brasil. Se ha convertido en el destino de muchos empleados de la construcción.
– Estados Unidos. Se ha vuelto a convertir en la tierra de las oportunidades para muchos jóvenes.
– Chile. Promete estabilidad económica y trabajo a los licenciados. Además, busca mano de obra cualificada en minería, construcción y agricultura.
– Australia. Se está convirtiendo en el destino de cada vez más jóvenes de diversa formación.
– Asia, con China a la cabeza, pisa fuerte. La comunidad emigrante ha crecido en el continente un 16%.

Consejos antes de partir como emigrante

– Una de las claves primordiales para emprender este tipo de aventura es tener grandes dosis de ilusión. Esta nueva experiencia vendrá cargada de importantes vivencias pero también de dificultades y en algunos momentos de soledad, al dejar familia, país, etc.

– Si conocemos a amigos, familiares, compañeros, vecinos etc., que hayan trabajado en un país que nos interese, no dudemos en preguntarles sobre su experiencia. Nos ayudarán y orientarán en muchos campos.

Trabajar en otro país supone también aprender a ser tolerante y respetar a los demás. Será un momento en el que conoceremos a un importante número de personas de diferente nacionalidad, religión y formación. El intercambio de culturas es siempre enriquecedor si sabemos mantener sólidos nuestros principios.

–  Si nos lanzamos a la aventura de trabajar en el extranjero, los expertos recomiendan contactar con la Embajada del país, o herramientas en Internet como la Red EURES o el portal FUE, promovido por la Cámara de Comercio de Madrid con los portales de empleo de cada país.

– Antes de partir, tenemos que asegurarnos de que llevamos toda la documentación necesaria en regla. También hemos de procurar aclarar desde España todos los detalles de la estancia (vuelos, transporte hasta la ciudad de destino, alojamiento, manutención, remuneración), con el fin de que no se produzcan disgustos a la llegada.

Teresa Pereda

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