Todos los ejercicios de estimulación acuática para bebés deben ir siempre acompañados de refuerzo positivo, es decir, celebrar cada movimiento con mucho entusiasmo, ganas e ilusión por parte de los papás. El método para trabajar con bebés está basado en «la pedagogía del éxito», es decir, trabajar en positivo y nunca contra la voluntad del niño.
Cuando un bebé llora cambiamos de ejercicio y, si su actitud persiste, le sacamos del agua y dejamos el baño para otro momento. De esta forma, aseguramos el cumplimiento de los objetivos planteados y reforzamos las situaciones de éxito dentro del agua, de tal manera que el pequeño recuerde siempre cosas positivas y tenga ganas de volver al agua.
Naturalmente, y aunque no lo pretendamos, se pueden producir experiencias negativas (frío, accidentes, malestar del bebé por causas ajenas a la actividad, etc.) durante los ejercicios de estimulación acuática para bebés. Ante esto, la forma de responder de los padres debe ser siempre neutralizadora. Hay que observar al niño y no dejar que tenga estados de intranquilidad como el frío, el cansancio o que los papás se hayan asustado por alguna razón. El contacto con otros niños y otras madres es muy eficaz, puesto que los compañeros de juego son excelentes educadores.
Ejercicios de estimulación acuática de 0 a 4 meses
Estimulamos el reflejo glótico
A la hora del baño, cuando tenemos al bebé en la bañera, le incorporamos un poquito y vamos echando sobre él agua con una esponjita calada desde la parte de atrás de la cabeza y hacia delante, a la vez que le avisamos de que les vamos a mojar después de contar hasta tres. 1, 2 y 3… En ese momento le soplamos en la carita para que cierre la glotis y así estimular el reflejo glótico.
Reconociendo el medio acuático
Tumbado boca arriba en la bañera de papá y mamá, ponemos una mano bajo su cabecita y otra sujetando el culete. Hacemos entonces movimientos oscilantes en el agua de un lado a otro, mientras le cantamos para ayudar a que se relaje. Con este ejercicio conseguimos que el bebé se adapte a la flotación y que reconozca el medio acuático.
Potenciamos los músculos de la espalda
Partimos de la misma posición que en el anterior, pero el bebé boca abajo. Las dos manos deben sostener el tronco del pequeño. Su carita tiene que mirar a papá o a mamá y, con algún juguete a la vista, le haremos que se esfuerce en fijar la atención y en levantar la cabeza. Repetimos el movimiento oscilante y, con ello, conseguimos que ejercite y desarrolle el control cefálico y potencia los músculos de su espalda.
Ejercicios de estimulación acuática de 5 meses a 1 año
Mejoramos el equilibrio de su espalda
Sentar al bebé en la bañera y hacer que manipule todos los juguetes que tiene a su alrededor y salpique y chapotee a la vez, bajo la atenta mirada de papá o mamá para evitar caídas. En función de los meses, el bebé necesitará ayuda o no. Con esto conseguimos mejorar el equilibrio de su espalda en la sedestación.
Entrenamiento para caminar
En la piscina, papá o mamá pueden jugar con su bebé. Lo ponemos en posición vertical (en el agua) y sotenemos al pequeño por el tronco, incitándole a que mueva los brazos y las piernas, como si estuviera corriendo. Se le puede ayudar poniendo juguetes atractivos a la vista, animándole y jaleándole. Con este ejercicio pretendemos que el bebé vaya buscando la verticalidad, con vistas a que empiece a caminar.
Descubriendo el agua
A partir de 8 meses, podemos sentar al bebé en el bordillo de la piscina y simular un tobogán. Cogemos al pequeño por el tronco y, acompañándole del 1, 2, 3…, introducimos al bebé en el agua sin sumergir la cabeza y aparentando que se desliza por el tobogán. Comprobarás que es un juego que, además de ayudarle en su desarrollo haciendo que descubra el agua y se acostumbre a ella, le va a encantar. No debemos sumergirle la cabeza para que el niño no se asuste, ya que este proceso debe hacerse poco a poco y con cierta psicología ¡Atención! Puede que al principio se sorprenda de lo que hace papá y no se implique en el juego, porque no entiende la actividad. Pero, tranquilos, que pronto le cogerá el tranquillo y no querrá dejarlo.
Isabel Martín Zuriaga
Asesora: Laura Cruz. Fisioterapeuta del Centro Valle36.
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