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Qué hacer ante el niño contestón

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«Es la hora de dormir» «¡¡No quiero!!». ¿Os suena? Estamos ante el niño contestón. Pero no nos alarmemos. Es bueno recordar que, en estos casos, la protesta es utilizada por los niños para saltarse los límites, por lo que podemos ignorar los reproches, excusas, quejas y arrebatos, al tratarse, sin más, de llamadas de atención. Pero esto no será lo único que deberemos hacer ante el niño contestón.

La realidad es que debemos hacerles comprender que esa vía no es la adecuada para lograr sus propósitos, mostrándonos firmes y dispuestos a repetir la orden, aunque parezcamos un disco rayado.

Pero exigencia y cariño no están reñidos, por lo que no echaremos mano de las amenazas, sino que reforzaremos nuestra decisión con estímulos positivos. Y, cuando padres e hijos estemos calmados, aprovecharemos para dialogar sobre aquellas cosas que más le cuesta hacer, estableciendo planes activos de resolución de conflictos en los que él pueda participar aportando ideas para aplicarlas después con nuestro consentimiento, pero según sus propios métodos.

4 ideas prácticas para aplicar ante los niños contestones



1. Especificar los límites a los niños

Por ejemplo, hay frases, gestos, reacciones que cada familia debe decidir si están o no permitidas. Por ejemplo, «En casa no decimos que esta comida no me gusta, o que está asquerosa», «No están permitidas las palabrotas o hablar mal de los compañeros del colegio», etc. Si ocurre, deberemos ser taxativos y pedir que rectifique. La ausencia de límites desde que son pequeños es el modo más directo para fomentar la rebeldía. Uno de estos límites debe ser el que cada persona se autoimpone al no decir siempre lo que se piensa, simplemente por prudencia. Así, debemos enseñar a los hijos que no se queja uno cuando la comida está sosa, no se comenta si una amiga está más gordita, o si la mamá de un amigo es muy fea.

2. Los padres debemos mantener el tipo

No reaccionar de forma exagerada, ni tampoco armar una gran pelea debido a una mala contestación, pues sólo lograremos dar mal ejemplo. Nunca comportarnos como él, enseñarle que debe hablar con respeto como lo hacemos nosotros: «Creo que eres capaz de pedir mejor lo que necesitas», en lugar de «¡Eres un maleducado, ni se te ocurra volver a hablarme de este modo!», así únicamente intensificaremos su frustración.

3. Hacer oídos sordos a sus comentarios

Cuando tu hij@ esté «insoportable», recuerda que no es momento de hablar con él y menos de negociar, pues sólo reforzaríamos su comportamiento. Así, si el padre está jugando con el hijo y ante un contratiempo el niño le dice «¡Papá eres tonto!», se debe parar el juego hasta que el niño se disculpe y hable de modo correcto. Si no lo hace, hay que cumplir lo dicho y dejar inmediatamente de jugar, diciendo algo como: «Cuando seas capaz de portarte bien, si quieres lo hablamos», e irse. Si estamos en lugar público lo haremos fuera de la vista del público para no humillarle, pero le haremos ver que sus actos tienen consecuencias, como por ejemplo, no bajar al parque esa tarde.

4. Dejarle elegir de vez en cuando

Es aconsejable dejar que el niñ@ tome algunas decisiones cada día, con el fin de evitar que un excesivo proteccionismo le cree la necesidad de imponerse de modo agresivo. Por ejemplo: «¿Prefieres que nos llevemos la bici o la moto?». Deben ser opciones siempre igual de válidas y, por supuesto, debemos respetar la opción elegida.

María Lucea

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