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Cómo vestir en casa

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Los rulos y la bata de guata pasaron de moda, pero el look «vestida para matar» (literalmente hablando) no se ha extinguido del todo. La que es elegante de verdad se arregla -o está medianamente decente- en todas las ocasiones, también en los lugares más recónditos, como nuestra propia casa.

Más de una decepción nos hemos llevado al pedir la famosa tacita de azúcar a nuestra flamante vecina de tacón de 7 cm. y pillarla en sus horas más bajas. Cuídate, no pierdas tú también la magia.

El problema principal con el que nos enfrentamos es que pensamos que como nadie nos ve, nos da un poco igual cómo ir vestidas. Que nadie nos ve, es relativo, siempre hay que ir a hacer algún recado, o que se presente alguien de improvisto (esconderse o no abrir la puerta queda incluso peor); los hijos también cuentan y suelen ser nuestros mejores críticos (y los más despiadados también), no subestimes su opinión, ellos también necesitan verte guapa.

Por otra parte y mucho más importante, la autoestima y la seguridad en ti misma también existen aunque estés sola. Si trabajas en casa o simplemente es sábado, el trabajo y los quehaceres se afrontan con mucha más decisión, disposición y buen humor arreglada que hecha un guiñapo.

Arréglate a primera hora

Si desde por la mañana no te has arreglado, luego es mucho más difícil que lo hagas y corres el riesgo de acostumbrarte a ir mal vestida por norma.
Si sabes que vas a salir, vístete como saldrías a la calle, pero cuando estés en casa usa un calzado más cómodo.
Si vas a estar todo el día en casa o acabas de llegar y no soportas más la falda tubo, prueba ropa más cómoda, específica para estar en casa, pero nunca jamás el pijama.

Normas básicas para vestir en casa

–   No vayas en zapatillas, o por lo menos evita las ‘zapatillotas’ enormes de tela de toalla o con peluches en los pies.

–   Tampoco es necesario ponerte tacones, entre otras cosas porque molestas al vecino de abajo. Busca calzado bonito y resérvalo para estar en casa: unas babuchas bordadas, bailarinas de tela con suela de goma…

–   El chándal, símbolo del antiglamour, está contraindicado. Graba esto a fuego en tu mente: «El chándal integral se usa sólo para hacer deporte».
–   En cambio, puedes usar unos pantalones de punto de algodón (o leggings) y combinarlos con prendas superiores como una camisa blanca, un blusón, un jersey amplio…
–   Si eres de las frioleras no te coloques el forro polar de tu marido a la primera de cambio, ponte jerséis de cuello vuelto por debajo de la ropa o ten reservada una chaqueta de punto grueso cruzada tipo batín.
–   Los vaqueros, como siempre, también son perfectos para estas ocasiones.
–   No vayas despeluchada, aunque lleves el pelo recogido, péinate y usa accesorios bonitos.
–   Que la ropa no se vea vieja o sucia. Renueva también tu ropa de casa cuando sea necesario.
   Practica el saber estar en casa. No vayas ligerita de ropa delante de tus hijos porque pienses que hay confianza, proteger la propia intimidad dignifica a las personas, si quieres ganar categoría delante de ellos, no te descoques.

Cuenta con tu pareja

Puede llegar a casa tarde -normalmente más tarde que tú-, y lo ideal es recibirle medianamente mona. Hay muchas mujeres que por razones de horario despiden y reciben a los maridos en traje de noche y no precisamente de satén, me refiero al dos piezas, de algodón estampado. Si es de los que trabaja con ejecutivas estupendas, no te quedes en desventaja. Evita quitarte el maquillaje nada más llegar, no te coloques una pinza en lo alto de la cabeza para tener todo el pelo bajo control, péinate y espera un pelín antes de quitarte las lentillas y ponerte las gafas de concha.

Marina Echánove. Estilista y escritora. Autora del libro Tu estilo. Las claves de la elegancia, la feminidad y la distinciónde Editorial Palabra

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