Categorías:

El paro, uno más en la familia

Tabla de contenidos

Las familias son sistemas dinámicos, es decir, su funcionamiento no se mantiene siempre igual. Una familia saludable es aquélla que tiene la suficiente flexibilidad y capacidad de adaptación para amoldarse a las nuevas situaciones que la vida le trae.

Algunos acontecimientos, por su «gravedad», van a repercutir en las relaciones familiares y es necesario saber afrontar estas situaciones, para que no anule a la familia como el contexto que propicia el amor y crecimiento de sus miembros. En concreto, queremos profundizar en cómo afecta la pérdida del empleo de alguno de los cónyuges en la dinámica familiar.

Un primer e inmediato efecto es la reducción de ingresos con la consiguiente dificultad económica. Este hecho repercute directamente en el estilo de vida familiar. A partir de ahora, será necesario renunciar a una serie de gastos que antes podían permitirse y ahora no. Aquí puede aparecer un primer problema y es si ambos miembros de la pareja están de acuerdo en qué gastos son superfluos y en qué otras cosas se puede recortar. Será necesario sentarse a dialogar y consensuar de dónde reducir gastos.

Un segundo punto a consensuar en pareja es pensar qué vamos a hacer para conseguir los ingresos necesarios para afrontar los gastos necesarios y fijos (hipoteca, alimentación, los hijos). Es necesario que la pareja hable de temas como buscar y aceptar trabajos que requieran menos formación de la que tienen o seguir apostando por su profesión; si van a buscar empleo para ambos miembros de la pareja o prefieren que uno de ellos se encargue de los niños; si pedir un préstamo al banco, o a familiares o amigos…

Además del plano económico, el hecho de que un miembro no tenga que ir a trabajar trastoca la vida familiar en cuanto a horarios y estilo de vida de sus miembros. Esto repercute en la organización familiar. Es necesario para la salud mental de la persona en paro que se establezca un horario estructurado con obligaciones que le hagan sentirse útil y que vea su tiempo como algo productivo y enriquecedor. Además, esta mayor disponibilidad de tiempo puede ser una ventaja para la familia, por ejemplo puede ser una oportunidad para pasar más tiempo con los niños o la pareja.

El primer impacto en la persona que ha perdido el empleo puede ser bastante doloroso y generar bastante incertidumbre. Hace falta un tiempo para desahogar los sentimientos desagradables y luego reanudar el vuelo, intentando construir un pensamiento positivo y reconciliador con lo que ha pasado.

La impotencia, la frustración, la inseguridad y tensión de la situación puede generar en los cónyuges conductas que deterioren su relación. El miembro de la pareja que se ha quedado en paro puede ver resentida su valía y autoestima. Para entender el porqué, es necesario que sepamos que el empleo aporta una identidad a la persona, le permite desarrollar un rol útil dentro de la sociedad, implica contacto con personas ajenas al núcleo familiar, vincula al individuo con metas y propósitos y aporta desarrollo personal. Y todo eso lo pierde en un primer momento cuando pierde su puesto de trabajo. Además pueden surgirle sentimientos de vergüenza, fracaso, culpa… Todos estos sentimientos, si no se manejan adecuadamente, pueden llevar a la persona a apatía, depresión e incluso a expresar todo este malestar con agresividad en sus relaciones, como expresión del sufrimiento y la frustración interna. Estas actitudes tienen consecuencias en el ambiente familiar, afectan a la comunicación con la pareja y con los hijos y puede llevar a un distanciamiento afectivo. Por eso, es importante expresar los sentimientos, pero no enterrarse en ellos. Hay que ser realista y ver las cosas como son, pero no exagerar o dramatizar.

La actitud del miembro de la pareja que tiene trabajo también es importante en cómo se resuelve esta crisis. Algunas actitudes que no ayudan serían por ejemplo los reproches y echarle la culpa por el despido o por no encontrar trabajo; o buscar recursos económicos por su cuenta, por ejemplo pidiendo dinero a su familia de origen sin consultarlo con el otro miembro de la pareja, porque puede sentirse herido si actuamos a sus espaldas.

Algunas recomendaciones:

-No perder la perspectiva de que la familia es un equipo y los miembros tienen que apoyarse mutuamente, no competir o recriminar, sino colaborar y apoyar.

-Priorizar objetivos a corto y medio plazo y buscar estrategias para ir avanzando en ellos.

Planear bien los gastos, negociar los recortes y aprender a ser creativo en cómo cubrir las necesidades básicas y sociales con menos dinero.

-Programarse una agenda diaria con actividades en forma de obligaciones que sustituyan una jornada laboral. Se trata de romper la inactividad y el aislamiento.

Mimar la autoestima siendo realista en ver qué factores en la búsqueda de empleo dependen de uno mismo y saber que hay otros que se nos escapan, y no cuestionar la valía personal.

-Puede ser un buen momento para reinventarse. El rol laboral daba identidad a la persona y ahora se trata de buscar nuevos roles que ayuden a la persona a desarrollarse, buscar nuevas ocupaciones que lleven a la persona a sentirse competente.

-No perder su vinculación con una red social de apoyo: familia, amigos, conocer gente nueva…

-La pérdida de lo material puede abrir la puerta a lo humano. Y pueden llegar a sentir que, durante una situación difícil, se está cerca de los demás y se cuenta con su apoyo.

-Aprovechar este momento para liberarse y sentirse más libre ante el bombardeo de necesidades irreales que esta sociedad consumista nos impone, y empezar a valorar más lo que verdaderamente importa, como es una familia unida también en las dificultades.

-También puede ser una oportunidad de crecimiento en la comunicación en familia. Hablar y compartir tiempo con nuestros hijos y darles la sensación de unidad familiar y cariño también en las dificultades. Eso les aporta una enseñanza muy valiosa.

-Cuidar que la impotencia, frustración y sentimientos desagradables no lleven a la cadena de reproches dentro de la familia, sino fomentar la expresión de la afectividad con la familia.

-Tratar de mantener una actitud positiva, dando más peso a las ventajas de la situación, aun siendo realista. Luchar por ver lo positivo y convencerse de que esta circunstancia es algo temporal y pasajero; aunque no sabemos el tiempo que durará, acabará.

Esther Arnáiz Beltrán
Psicóloga

Otros artículos interesantes