Las comidas en familia proporcionan a los padres la ocasión para ocuparse del bienestar emocional de sus hijos. Sentarse juntos en la mesa crea innumerables ventajas para los niños: mejora la cohesión familiar y social, ayuda a su educación y obtienen mejores hábitos alimentarios. Un niño comerá mejor si está cómodo y acompañado.
Los niños que comen con otros niños y adultos terminan aprendiendo y a socializar sus conductas. Imitan a los adultos sobre los alimentos que comen, la cantidad que comen y de qué manera lo hacen.
Beneficios de comer juntos en familia
– Cohesión familiar y social. Compartir comidas refuerza la interacción y la identidad familiar. Mediante las comidas mantenemos conversaciones con nuestros hijos en las que realizamos un intercambio de historias y aprendemos los unos de los otros. Apagar el televisor y concentrarse en la conversación en familia ayuda a mejorar su lenguaje y a que consigan mayor habilidad de comunicación.
– Ayuda a educar. Más allá de saber cómo poner la mesa o la manera adecuada de coger el cuchillo, comer en familia fomenta los valores como la generosidad, por ejemplo, al compartir la pieza que más le gusta con un invitado o su hermano, a saber escuchar y no interrumpir a los adultos o esperar a levantarse hasta que todos hayan terminado de comer. En estos casos se desarrollan los tres aspectos clave para una buena convivencia: la generosidad, paciencia y esfuerzo.
– Mejora en los hábitos alimentarios. Comer juntos te da la oportunidad de enseñar a los niños acerca de las comidas sanas. Se ha demostrado el impacto positivo de las comidas en familia sobre la obesidad infantil mostrando que comer en familia reduce en un 12 por ciento el riesgo de que el niño padezca de obesidad. Las comidas familiares se asocian con un consumo mayor de frutas, verduras, cereales y productos ricos en calcio, y un menor consumo de alimentos fritos y refrescos.
– Evita comportamientos de riesgo en los adolescentes. Los adolescentes se encuentran en un periodo de presión constante del grupo en donde será incitado a cometer conductas de riesgo para su salud: fumar, beber, probar sustancias ilegales… Expertos demuestran que las familias que comen juntas reducen la posibilidad de que el adolescente termine realizando estas prácticas nocivas para su salud.
Noelia de Santiago Monteserín